tag:blogger.com,1999:blog-25653490694097190092024-03-16T19:50:49.215+01:00El FescambreJimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.comBlogger704125tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-25868786195353911572024-03-13T08:04:00.010+01:002024-03-13T08:19:59.342+01:00Entre la vida y la no vida<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"></span></span></p><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="color: black; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9Z-UmtZtMeflWbTkFM_xYvudOmz4EfxV3HwPVQK1qa07uE1MAQoQ98gGLE6r8mVRbwGAhuWnKjFo46FA1vIZMFHZiZOwvtfF6IJWZVLI4WiU76caGkAvSliWu78OCG0ZwGe3au5Lz94qmTwumAOCbtY2UymJUUJOKXHJqM1NVvIwaJ5dLPbn6mdwF6ZHD/s1200/Baumgartner.webp" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="697" height="349" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9Z-UmtZtMeflWbTkFM_xYvudOmz4EfxV3HwPVQK1qa07uE1MAQoQ98gGLE6r8mVRbwGAhuWnKjFo46FA1vIZMFHZiZOwvtfF6IJWZVLI4WiU76caGkAvSliWu78OCG0ZwGe3au5Lz94qmTwumAOCbtY2UymJUUJOKXHJqM1NVvIwaJ5dLPbn6mdwF6ZHD/w203-h349/Baumgartner.webp" width="203" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">En una de las cartas que </span><span style="color: black;"><b>Paul Auster</b></span><span style="color: black;"> envía a </span><span style="color: black;"><b>J.M. Coetzee</b></span><span style="color: black;">, recogida en </span><span style="color: black;"><i><b>Aquí y Ahora</b></i></span><span style="color: black;">, un diálogo epistolar entre estos dos grandes escritores que se convirtieron en grandes amigos, refiere que las mejores amistades, las más duraderas, se basan en la admiración. Ese es el sentimiento fundamental, según el autor de </span><span style="color: black;"><i><b>La trilogía de Nueva York</b></i></span><span style="color: black;">, que relaciona a dos personas durante un prolongado período de tiempo: “Se admira a alguien por lo que hace, por lo que es, por cómo se las arregla para andar por el mundo... Y si esa persona también te admira a ti, entonces os encontráis en condiciones de absoluta igualdad. Ambos dais más de lo que recibís, los dos recibís más de lo que dais”. Y va más allá al referirse al matrimonio. Para él, la amistad es un componente del matrimonio. Eso sí, sin olvidarse de que el matrimonio es una continua exigencia, una discusión que no deja de evolucionar, una eterna obra inacabada.</span></div></span></div></span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Baumgartner</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> (Seix Barral, 2024), la nueva novela de <b>Paul Auster</b>, está traspasada por este sentimiento de lo que representa la amistad de pareja y el consuelo persistente de su valía, pero, a su vez, conforma una densa reflexión sobre la memoria, el azar y el apego de lo que significa el amor en los diferentes ciclos de una vida en pareja que se quiere y se anima a no dejar de hacerlo, pese a los envites del destino. </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Seymour Tecumseh Baumgartner</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, su protagonista, es un prestigioso profesor de Filosofía la Universidad de Princeton y autor de un buen número de acreditados trabajos, que está a punto de jubilarse, y anda todavía sumido en la pena de haber perdido a su mujer, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Anna</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, en un accidente nueve años atrás. Por medio de remembranzas intercaladas con la vida cotidiana del personaje, afloran episodios que dibujan rasgos de la vida en común de ambos. </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Auster</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> persigue reflejar el camino fragmentario de la memoria, las capitulaciones de la vida cotidiana y la inevitable y persistente sombra de la muerte.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Seguramente para muchos entusiastas del escritor neoyorkino, creador de intrincados mecanismos narrativos, acostumbrados al regocijo de su obra novelística, como </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>El Palacio de la Luna</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Leviatán</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> o </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>La invención de la soledad</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;">, por señalar tres libros memorables de su producción, le sepa a poco esta exploración de la vida cotidiana que aquí se aborda, pero no quita para saborear sus buenos momentos literarios. El lector encontrará esa música distintiva de contar que todavía perdura en </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Auster</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, tras cincuenta años de oficio, y muchos destellos de imaginación expansiva, tan propios suyos, de espontaneidad e inspiración súbita, como se vislumbran en los pequeños fragmentos y poemas, atribuidos a </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Baumgartner</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> y a su mujer </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Anna</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, que va intercalando en el libro, apuntan a un decir más grande y evocador. En </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Baumgartner</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> la narración interior, la idea de la identidad y el destino están muy presentes, al igual que aunar la cercanía de lo cotidiano con la distancia de los años, dejando caer que sin proximidad no hay conmoción, y sin distancia es imposible maravillarse.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><i>Baumgartner</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, desolado a un tiempo por el inquietante recuerdo de su mujer y el amor que le tributó, siente que se encuentra en un tramo existencial perentorio, circunstancia que no le impide seguir escribiendo. Lleva entre manos un ensayo sobre </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Kierkegaard</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> bajo el título de </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Mecánica de la rueda</i></span><span style="color: black; text-align: left;">. Entre la escritura y la memoria de su vida menoscabada, acompasa recuerdos de su pasado, de la historia vital de sus padres, con su soledad y vivencias del presente, tratando de asumir que “vivir es sentir dolor, y vivir con miedo al dolor es negarse a vivir”. Cree a pies juntillas lo que oye de su esposa, en una conversación telefónica e insólita del más allá, que existe una permanencia de conexión entre los vivos y los muertos: “porque si uno muere antes que el otro, el vivo puede mantener al muerto en una especie de limbo temporal entre la vida y la no vida”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Lo que se propone </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Auster</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, como ya hizo en otras obras anteriores, es constatar que somos seres intersubjetivos y que, incluso desde la noción de soledad, uno puede decirse que está solo, lo que no significa que esa situación impida establecer conexión y pensar de forma vívida con la voz del ausente que se echa en falta. El azar creará pautas para consolidar su presencia. Deja ver </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Baumgartner</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> que el acto de escribir empieza en el cuerpo. Son las palabras, con su latido corporal, las que ponen sentido al significado de ellas mismas. Nos traslada el sentimiento de que tenemos un cuerpo y estamos en el mundo que percibimos para dar testimonio de lo que nos importa y concierne. Esa es la paradoja.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><i><b></b></i></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><i><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8G9eFUW496Yx-6BXJxb6h6u1KeSPKB1uu0CIDgaIXSEb2BH-Erizs9_rjLyB8xo1OMHXONxpli4c6E8c5-G6dsZFAb6BZgTkDMJFyqjjeGhzAZrAdqs9M-rtvpEkF9rCq9RBh1HGfRjbD6IMyLx58K00K3WqJ7X8S3APzvuvsn2PA2Oe5RUQUtrQP5C5R/s4000/Paul%20Auster1.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="2667" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8G9eFUW496Yx-6BXJxb6h6u1KeSPKB1uu0CIDgaIXSEb2BH-Erizs9_rjLyB8xo1OMHXONxpli4c6E8c5-G6dsZFAb6BZgTkDMJFyqjjeGhzAZrAdqs9M-rtvpEkF9rCq9RBh1HGfRjbD6IMyLx58K00K3WqJ7X8S3APzvuvsn2PA2Oe5RUQUtrQP5C5R/s320/Paul%20Auster1.jpeg" width="213" /></a></b></i></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><i><b>Baumgartner</b></i></span><span style="color: black;"> es una novela crepuscular plausible, de tono nostálgico y elegíaco, una historia serena y recopilatoria de un duelo, en la que el poder del azar, del destino, recala en una melancolía que hace participar al lector de un cierto desacato a la mecánica de la realidad irreductible. Esta es una historia emotiva, llena de aprehensiones, cuya verdad reside en el relato que se narra: una fábula firmemente arraigada al mundo real, que, aunque no logra entretejer todos sus hilos, posee páginas brillantes que se explican por sí mismas como resoplos de una especie de oráculo de alguien que trata de recomponerse y de volver a la vida después de haber sufrido la pérdida de un ser querido. Emociones hay muchas. </span><span style="color: black;"><b>Auster</b></span><span style="color: black;"> posee el don de entrelazar vida y obra hasta confundirlas en una experiencia única.</span></div></span></span><p></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-4035270269175506972024-03-08T14:53:00.004+01:002024-03-08T15:13:06.249+01:00Un lugar en el mundo<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLsRqbeSiXr_80tejNhmCebjZAj9Nv7zBcqQ5mVRuDbVk5CaqU2BFzcQC-7Cqm03rdxvVSxM9hXVGpDVRigWiOaeSchSRPRihsq1XpJFoxcof08o2opjUVt7EYAhCwV9BbWRbwTWvDfetEqxjQlO9XQglGL0Iy9CLBUxx911wTJDsKotGkOzFm2xTwtlbZ/s1000/Sergio%20Mayor.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="688" height="355" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLsRqbeSiXr_80tejNhmCebjZAj9Nv7zBcqQ5mVRuDbVk5CaqU2BFzcQC-7Cqm03rdxvVSxM9hXVGpDVRigWiOaeSchSRPRihsq1XpJFoxcof08o2opjUVt7EYAhCwV9BbWRbwTWvDfetEqxjQlO9XQglGL0Iy9CLBUxx911wTJDsKotGkOzFm2xTwtlbZ/w244-h355/Sergio%20Mayor.jpeg" width="244" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">El primer elemento con el que se encuentra un lector al empezar un libro de relatos, una novela o un diario, es la voz que narra la historia de lo que sucede. Esa voz le va a acompañar desde la primera página hasta la última, y nosotros, los lectores, debemos creer en ella. Como mínimo, debería hacernos sentir algo que nos permitiera concebir una opinión concreta y constante sobre su idiosincrasia y naturaleza. Las palabras iniciales nos van a aportar, de inmediato, información, imágenes, emociones y detalles de los rasgos y del carácter distintivos de esa voz. Incluso, todo al unísono, tal como ocurre cuando paseamos por la calle y alguien, de repente, se pone a contar sus andanzas en una esquina o en la terraza de un bar.</div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">El narrador que nos aguarda en </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Ponme otra copa, Servando</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> (Sloper, 2024) fragua su historia mediante una voz arrolladora, descreída, osada y rebosante de lucidez para que le sigamos por los incontables recuerdos y vislumbres, dispendios y letanías literarias que abundan en cada resquicio de sus pasajes. No hay página en donde no encontremos algún hallazgo sorprendente que nos sitúe en ese lado, fuera de lo comúnmente admitido. El bar de </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Servando</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> es el punto de encuentro, la coordenada marginal de un lugar en un pueblo de Granada donde se confabula lo real y lo ficticio, donde se juntan la palabra y la vida, y se escuchan, entre copa y copa, ladridos del pensamiento del propio narrador, sin miedo a la intemperie, para cuestionarse e interrogarnos sobre la vida y la literatura, lo tangible y lo insólito, y afinar nuestra conciencia crítica.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><b>Sergio Mayor</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> no es un fabulador al uso, ni un historiador, y mucho menos un profeta. </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Mayor</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> es, más bien, un aullador de la existencia, la suya, que tampoco es ajena a la nuestra. Su libro se orienta hacia la escritura y el reflejo del yo en todo, con intención de revelar su propia experiencia frente al día a día y al discurrir de las horas, que lleva consigo un jirón que toca a la puerta de lo cotidiano, no queriendo ser la misma anécdota, buscando el porqué de las costumbres, el porqué de lo leído en los libros, el porqué de la escritura, “que es una técnica de desaparición”. Cuesta creer que su escritura sea la de un eremita. No parece estar aislada, ni emocional ni físicamente de su entorno, de todo lo que le pellizca, de los libros, de la literatura y del pasar de los días, aunque ocurra con desbarajuste: “Un tipo dice que escribo con desorden. Puede ser. Mi pensamiento no es el plano del metro de Londres”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Se lamenta del narcisismo extendido en el mundo de las letras, de tanta vacuidad y verborrea escritas y, a continuación, celebra y brinda por todos los que se abstienen: “¿Quiénes son aquellos que no escriben? ¿Quiénes los últimos que aún no escriben? Bienaventurados los hombres que no escriben porque ellos conocen el valor de las palabra?” Por todo ello y por más que vamos encontrando el contrapunto en la lectura, el libro de </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Sergio Mayor</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, en realidad, es un poema en prosa transformado en diario ensayístico, un relato fragmentario atípico por el que transita un personaje libre, descreído y nada convencional, de humor reservado y cierta propensión a la invisibilidad. Sus ideas no explican nada, estallan. Hablamos de un ser de carácter socrático y conciencia burlona, sin caer en la maledicencia, que se afana en defender la literatura contrahecha y en proclamar que la poesía mala no existe, porque quienes la escriben no son poetas, sino “humoristas”, y que confiesa sin titubeos: “He leído libros malos por una reseña mentirosa. Me he perdido libros por ausencia de reseñas”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Este libro de </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Sergio Mayor</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, de título jocoso, no es lisonjero, sino todo lo contrario. Contiene resuellos literarios de toda índole: aprehensiones y contrapuntos, resoplos clásicos y disonancias modernas, vida imaginaria y vida a ras del suelo, con mucho alcohol destilado de trago corto y prolongado retrogusto. Hay mucha vida arremetida aquí contra lo convencional y, en eso, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Sergio Mayor</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> no desperdicia su munición de letraherido, de lector impenitente y libertario para darnos referencias de autores recurrentes, como </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Platón</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Dante</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Montaigne</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Pascal</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Eliot</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Darío</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Buzzati</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Carver</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> o </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Vila-Matas</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> entre una larga lista. Hay también aforismos salpicados de gracia y desparpajo: “Busco la influencia en los cementerios de confianza”; “La patria es la vanidad de las naciones, el estupor de los himnos nacionales”; “Narcisismo unánime. Todos somos escritores”; “Jamás he decepcionado a un detractor”; “Dicen que mi literatura es una literatura del yo, y es cierto, pero mi yo es un </span><span style="color: black; text-align: left;">«</span><span style="color: black; text-align: left;">yo</span><span style="color: black; text-align: left;">»</span><span style="color: black; text-align: left;"> muy impersonal”; “No he dejado la bebida por mi mala sobriedad”...</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikLHHJn23Ecek8DLNS_JJZ9pq3Pv87dKuBr_NUz7aecot7GbT7ZzTRpL3xO_Z3lRcNu0m_zbs7IFZ25XEzgxZSKD5r5_QWiFLjKsHF2MlNRZvQwXnQZ2WRnTPf8WM0hyphenhyphenCFKvjI2yJ9Lb5Jx1Git3taInmTNkHo4XA-zoGNjtbQm2xNDGvwoHa-gbGhDiTj/s700/Sergio%20Mayor%201.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="700" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikLHHJn23Ecek8DLNS_JJZ9pq3Pv87dKuBr_NUz7aecot7GbT7ZzTRpL3xO_Z3lRcNu0m_zbs7IFZ25XEzgxZSKD5r5_QWiFLjKsHF2MlNRZvQwXnQZ2WRnTPf8WM0hyphenhyphenCFKvjI2yJ9Lb5Jx1Git3taInmTNkHo4XA-zoGNjtbQm2xNDGvwoHa-gbGhDiTj/s320/Sergio%20Mayor%201.jpeg" width="320" /></a></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">Alguien dijo que existir es ser distinto, que vivir es reescribirse. </span><span style="color: black;"><b>Sergio Mayor</b></span><span style="color: black;"> encaja muy bien en ese perfil, en esa manera de ser y manifestarse, de entender que la literatura es más lúcida, más libre y puede ir más lejos que la filosofía, al no tener las ataduras de la lógica, para hacernos pensar, para darnos compañía y remover el sentido fulgurante del acontecer cotidiano del mundo. Diría a todo esto que, tal vez, haya mucho más que añadir sobre un libro como este, tan poblado de brillantez, de reflexiones y desacatos que hablan mucho del secreto literario de quien lo promueve, pero aquí me paro. ¿Sería suficiente? No lo sé porque un buen libro nunca se acaba de cerrar, un buen libro admite variadas lecturas.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-70203828088028495562024-02-25T10:00:00.005+01:002024-02-26T13:49:44.011+01:00Lances del destino<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"></span></span></p><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgObB0gdKpC0dNCxTCDcNTs_0AVpdGXxFQySfNzsCvg8wjsg5U4JrutkbReeBO0AY_NXvbatliagZJ98iBFmPdd9XsoBDbKKIHzmuWMCa0XPAS6CYBVy67csu5spQIGeASdBLxkECvsVHnkWY6M3Md6BAWmggP_gE_qS4arMjhCGMDAN9zmPWgVlBpkwD4i/s1200/Landero2.webp" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="800" height="347" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgObB0gdKpC0dNCxTCDcNTs_0AVpdGXxFQySfNzsCvg8wjsg5U4JrutkbReeBO0AY_NXvbatliagZJ98iBFmPdd9XsoBDbKKIHzmuWMCa0XPAS6CYBVy67csu5spQIGeASdBLxkECvsVHnkWY6M3Md6BAWmggP_gE_qS4arMjhCGMDAN9zmPWgVlBpkwD4i/w231-h347/Landero2.webp" width="231" /></a></div><br />Leyendo esta nueva novela de </span><span style="color: black;"><b>Luis Landero</b></span><span style="color: black;"> (Alburquerque, Badajoz, 1948) constato que en la vida hay dos indicadores fundamentales interrelacionándose entre sí: el primero, el pasado como dimensión del presente. Dice </span><span style="color: black;"><b>Faulkner</b></span><span style="color: black;"> al respecto que el pasado no acaba nunca de pasar, que es imposible entender el presente sin haber entendido el pasado. El pasado está muy presente en el ahora de esta novela suya. En el presente de </span><span style="color: black;"><i><b>La última función</b></i></span><span style="color: black;"> (Tusquets, 2024), además, hay una constante de obligarnos a reinterpretar el pasado que la empuja. El segundo indicador, que también transita por su nuevo libro, determina que lo colectivo es una dimensión de lo personal.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><b>Landero</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> es tan consciente de ello que, en esta nueva incursión narrativa, sus protagonistas muestran sus vidas bajo ese factor determinante de lo colectivo para entender lo personal, lo dispuesto por uno mismo. </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>La última función</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> es una fábula rebosante de aire cervantino que narra la vida de </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Tito Gil Pérez</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, hijo del dueño de una gestoría que ahora regenta, mal que le pese, un aspirante a actor de teatro, con un don natural formidable de poseer una voz extraordinaria y renombrada, sin conseguir jamás triunfar como él hubiese querido. Por otro lado, y como contrapunto, también narra la vida de </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Paula</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, una mujer de mediana edad que encarna una existencia anodina, más dispuesta a la huida que a revalidar su descontento vital. Ambas vidas equidistantes confluirán en un apoteósico lance del destino, dejando atrás el descontento que les ha supuesto el vivir, dispuestos y animados a encarar el reto sobrevenido de convertirse en artífices de una representación teatral en un pueblo de la Sierra de Madrid.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">En esa órbita elíptica recorrida hasta ese punto de encuentro, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Landero</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> empeña su tentativa, abordando las confluencias del arte y el amor por medio de la inventiva de un enredo escénico. En la novela estos dos elementos conectan como forma de redención de la condición humana, de la vida en sí, que sin estos dos pilares carecen de estímulo. Todo arranca cuando </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Tito Gil</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> reaparece por el pueblo de San Albín o Montealbín para hacerse cargo de la herencia de una tía suya, cuando la afligida </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Paula</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> llega al mismo lugar, por error. Esta coincidencia dará pie a encender igualmente el ánimo colectivo de los lugareños por recuperar un viejo auto sacramental, la representación teatral y colectiva de la leyenda de la Santa Niña Rosalba, que no se hacía desde 1958. El plan surgido estallará en júbilo para todos los vecinos, que se unirán al unísono en pos del montaje del espectáculo, además, cada uno con su papel asignado para la representación.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Este encendido afán colectivo da mecha para que </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Landero</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> aproveche su caudal narrativo en ese cometido reservado a la literatura, que no es otro que explorar las infinitas posibilidades de lo humano. Es aquí, en este empeño, donde se nos hace reconocible su estilo, en su manera de contar, con esa prosa suya sencilla y atinada, de tono oral, habilitada por su abundante riqueza léxica y fraseo recurrente, donde muestra como nadie ese orden narrativo tan personal, cuyo carburante brota siempre de la realidad. </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Landero</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> tiene la capacidad de unir una palabra con otra en una secuencia que encaja en la mente del lector tan bien, que se convierte en algo parecido o equivalente al engranaje de la misma realidad. Para él, como ya dejó escrito en </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>El huerto de Emerson</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> (2021), “todo, todo está en el fardo de la vida”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">También hay en la novela ese vínculo de amena lectura que caracteriza su obra anterior, tan es así que vuelve a repetirse esa sensación de otros libros suyos, que nos atrapan y emocionan, resultándonos corta nuestra andadura lectora, dejándonos ecos de haber pasado una estancia intensa y gozosa, con ganas de que se prolongue. Con sensación parecida de perplejidad y añoranza se han quedado los habitantes de San Albín tras esta exitosa función última, celebrada en la plaza del pueblo, como queda dicho al final del libro: “En cuanto a nosotros, los contadores de esta historia, ya viejos y desmemoriados, nos reunimos alguna tarde en un café de Madrid, y a veces, como hoy, cuando llega el buen tiempo, nos acercamos al pueblo, y aquí, entre la soledad y el abandono, recordamos los viejos tiempos, y sobre todo aquellos meses y días de gloria, aquella grande y esforzada ilusión que se quedó en apenas nada, en las cenizas frías de un sueño y en la problemática gloria de unas ruinas”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><b></b></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw4NXnsp8YVeMCiCAaeZNSg4D-8df0fRWlp4_U51xkkX40DM1Y3YG8OKoMvlHA7cmhda48kfeVv4MOyzek5MpHR81T40xAPBfR0kYnAsOGcUjtk1zVVo1DvX0fYYOL1xdYscauUQSh_Eilzrh-TfyKY0SyGy0dTJfX8haUrHxpuxiO4NHUOLVfQij6vJ19/s1200/Landero1.webp" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw4NXnsp8YVeMCiCAaeZNSg4D-8df0fRWlp4_U51xkkX40DM1Y3YG8OKoMvlHA7cmhda48kfeVv4MOyzek5MpHR81T40xAPBfR0kYnAsOGcUjtk1zVVo1DvX0fYYOL1xdYscauUQSh_Eilzrh-TfyKY0SyGy0dTJfX8haUrHxpuxiO4NHUOLVfQij6vJ19/s320/Landero1.webp" width="320" /></a></b></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><b>Luis Landero</b></span><span style="color: black;"> forma parte de ese grupo selecto de novelistas que nos fascinan una y otra vez con sus libros, con su prosa y su estilo de narrar, y ese don que posee para observar de cerca los detalles, para visualizar una escena, o una secuencia, o un sentimiento, y convertirlos en historias y en verdad literaria. Con esta novela nos vuelve a cautivar. </span><span style="color: black;"><i><b>La última función</b></i></span><span style="color: black;"> es una hermosa historia, tan vívida como épica, que nos depara un desenlace sorprendente y coral que invita a pensar que los sueños siempre tienen alguna posibilidad de convertirse en realidad, y, a veces, hasta en lances del destino. </span><span style="color: black;"><b>Landero</b></span><span style="color: black;">, con su amena habilidad de siempre, sigue dándonos a sus lectores sorpresas agradables que nos llenan de gozo.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-69985947336666785142024-02-17T08:21:00.003+01:002024-02-17T08:22:28.714+01:00Fuera del circo<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeEWBhDl9XwyhMgKulta12qhJmEqFDTG7esg6OPHdEqvei2DL5_78syhkenVmsTUPfU0kV6uaHhMD_AhVmbSFDGGMJKizSs-PO3tH2HgEB2XhTSNF4KIof1lQMzGZHGUrqlIKWTz2lQHjS_pUP_0MEL8W7sP4Dk9iA0W5YbJ38uxxfeF70cScuAI7oMjoN/s1501/Toscana.png" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1501" data-original-width="986" height="354" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeEWBhDl9XwyhMgKulta12qhJmEqFDTG7esg6OPHdEqvei2DL5_78syhkenVmsTUPfU0kV6uaHhMD_AhVmbSFDGGMJKizSs-PO3tH2HgEB2XhTSNF4KIof1lQMzGZHGUrqlIKWTz2lQHjS_pUP_0MEL8W7sP4Dk9iA0W5YbJ38uxxfeF70cScuAI7oMjoN/w232-h354/Toscana.png" width="232" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">La mente no siempre dispone de una voz que dé soltura para contar cosas. De hecho, pocas son las historias por narrar que un escritor guarda en su cabeza. Son más los resoplos de algunas ideas las que, mayormente, tiran del hilo para descubrir lo inefable, la invención, desde ese vacío fértil, de una historia en ciernes que debe ser contada. Y, a partir de ahí, viene el mayor reto al que se enfrenta el escritor, que no es otro que conectar su historia con el lector. El desafío está en mediar con la palabra para acaparar el interés del lector y atraparlo en su aventura, y se refiere menos a lo que cuenta que a cómo lo cuenta.</div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Por eso mismo los libros de </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>David Toscana</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> (Monterrey, México, 1961) nos atrapan, por su manera de narrar y agudeza prodigiosa, por su inventiva del mundo. Los que leímos </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>La ciudad que el diablo</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>se llevó</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> (2012), una novela coral de supervivencia y </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>El peso de vivir en la tierra</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> (2022), una peripecia en la que cabe la farsa y la perplejidad, los hechos históricos y sus desatinos, la verdad y la broma infinita que cabe en la literatura, reconocemos a un autor con un mundo narrativo de enorme imaginación e intensidad. </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Toscana</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> escribe, no retratando la irrealidad, sino a otra versión de la realidad, como quien opta en poner al lector ante un vislumbre que solo existe para permitir la existencia de otra realidad.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Es esa inventiva del mundo, esa inventiva de la realidad, la que promueve la novela </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Santa María del Circo</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> (2023), de reciente edición, coincidiendo con los veinticinco años de su primera impresión, y que constituye la tercera obra que publica la editorial Candaya del escritor mexicano. Lo que vamos a encontrarnos en esta carpa narrativa es una fábula con aire cervantino y mirada melancólica, que cuenta la historia de los restos de un circo fracturado por las desavenencias de los hermanos que lo regentan. En </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Santa María del Circo</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> sus protagonistas, artistas desamparados, seres lastrados por su condición circense, se disponen a reinventarse ante el final sobrevenido, sin saber realmente hasta dónde les llevará la insólita decisión colectiva de renovar sus vidas, que removerá sus convicciones, sentimientos y desacatos más íntimos.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Ese cambio de rumbo en sus vidas, fuera de la carpa, les empujará a poner rumbo a una conquista delirante que pondrá en jaque sus obsesiones y el buen fin de sus ideales. Tal vez porque el destino se entrometió para revolotear sus vidas y dar pie a examinar de arriba a abajo, y sin cortapisas, la deformidad, la vejez y la muerte, el amor, la esperanza de volver a empezar, la jerarquía establecida, el aplauso y el silencio, los atropellos del fracaso. La narración de los hechos, la llegada y rehabilitación de un pueblo abandonado, dará pie también a que las esperanzas, ambiciones y descréditos afloren y muestren la soledad de cada uno de ellos. En ese peregrinaje tras los pasos de </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Alejo</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, descubriremos el discurrir y las vicisitudes de </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Hércules</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Barbarela</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Narcisa</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Fléxor</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Mandrake</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Balo</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Mágala</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> y el enano </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Natanael</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, los nueve personajes que encarnan ese intento de escapada de lo que fueron para convertirse en otros, sin saber sus consecuencias.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><b>David Toscana</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> ha querido concebir su historia com una alegoría del mundo y de la condición humana. </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Santa María del Circo</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> es la historia de una oportunidad de transformación, representada por un grupo de gente abatida por lo que le ha tocado en suerte vivir, pero que, al llegar a ese pueblo fantasma, no menos desolado que ellos, tratan de rehacerse y fundar un nuevo orden colectivo, construir, tras lo acabado, otra posibilidad de existencia, como si en ello les fuera la vida en busca de redención, de saber cómo organizarse y deshacerse de sus tareas anteriores, de viejo emprendedor, de mujer barbuda, de forzudo, de enano, de trapecista, de mago, de contorsionista o de hombre bala, tan arraigados en ellos.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimgx0XzTZ8BGqlvfm2u63w_DgfM25-a00e5X6aXbtIe0XBdjvBlaHSGIP45y2VaXSPUddh85MRoY-um8Q6P7QHq8FYrrW6kCul4hXsQFVIHCwbgCKLglfaQv-ngeC-s0UlYxddAiwz5e-bwhClkDYmSd0aN9Or1Po_ApyDtzZOtbcrYdB3qBgHezJLX5VK/s1498/Toscana1.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1498" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimgx0XzTZ8BGqlvfm2u63w_DgfM25-a00e5X6aXbtIe0XBdjvBlaHSGIP45y2VaXSPUddh85MRoY-um8Q6P7QHq8FYrrW6kCul4hXsQFVIHCwbgCKLglfaQv-ngeC-s0UlYxddAiwz5e-bwhClkDYmSd0aN9Or1Po_ApyDtzZOtbcrYdB3qBgHezJLX5VK/s320/Toscana1.jpeg" width="214" /></a></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">En el libro de </span><span style="color: black;"><b>David Toscana</b></span><span style="color: black;"> la magia la pone el narrador y el mundo imaginario que aglutinan sus protagonistas, porque la realidad de sus vidas tiene poco de mágico. La vida en ellos es tremendamente melancólica y redundante, un circo sucesivo de chispas, engaños, arrojos y vacíos poco complaciente. Solo a ratos, y con descaro, la risa les reconforta, aunque venga revestida de insana crueldad, más que de simple comicidad. Es </span><span style="color: black;"><i>Fléxor</i></span><span style="color: black;">, el contorsionista, el que más reparos pone en dejar de lado su ideal de seguir con lo que hacía: “... En vez de andar de un lado para otro recorriendo el país, elegimos la pasividad de un sitio donde no nos esperan más emociones sino darle la vuelta a la plaza. Adiós aplausos, adiós viajes, adiós vida”.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Santa María del Circo</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> es una fascinante historia, tan jugosa como amena, con un ritmo narrativo muy bien sostenido a lo largo de todo el libro, gracias a su estructura compositiva de capítulos cortos, de apenas cuatro páginas, así como a los diálogos tan vívidos y ágiles de sus personajes. De nuevo, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>David Toscana</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> nos deleita con una historia extraordinaria, en fuga de la realidad real, un relato de humor hiriente y verdades existenciales que aboga por el verdadero sentido de la literatura, que llega, como decía </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>James Salter</b></span><span style="color: black; text-align: left;">: “cuando comprendes que todo es un sueño, y que tan sólo esas cosas preservadas por escrito tienen alguna posibilidad de ser reales”. Y aquí, el resultado es mayúsculo.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-89403776108732438682024-02-09T22:34:00.012+01:002024-02-10T13:20:44.836+01:00Una nueva vida<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgz6eTaYJ0W5fsvzizUzRXqkDrCqMU5Wbc1FfqBlZEwEPsbfW0dYM8Qw4k8g_TEb-2rhOBGQlF2ynqNmif7Mxb9oZ9C6jdr3-CMHbQVtAjeKuiYt-CMJ9VdKXGR6P7SZdDnqXsc0ryZ8LNCYi1B-irSK_Df4TMY0c1gTD1PQ165HSjm9pqaBUM8ByRr2DSu/s2126/Ricardo%20Lladosa.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2126" data-original-width="1654" height="362" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgz6eTaYJ0W5fsvzizUzRXqkDrCqMU5Wbc1FfqBlZEwEPsbfW0dYM8Qw4k8g_TEb-2rhOBGQlF2ynqNmif7Mxb9oZ9C6jdr3-CMHbQVtAjeKuiYt-CMJ9VdKXGR6P7SZdDnqXsc0ryZ8LNCYi1B-irSK_Df4TMY0c1gTD1PQ165HSjm9pqaBUM8ByRr2DSu/w276-h362/Ricardo%20Lladosa.jpeg" width="276" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">En verdad, la literatura es una andanza incierta. Antes que nada, el escritor ha tenido que haber intuido, planificado y recogido en notas y en su memoria una infinidad de pistas para poder plasmarlas y llevarlas a cabo. Por eso, el lector cauto debe tener en cuenta, cuando se pone delante de un texto, que toda trama o argumento es vano si el escritor no encuentra la manera propicia de contarlo y darle vida propia, de un modo que dé la sensación de que tenía que expresarse así y no de otra manera, provisto de esa trama y juego de palabras, en ese mismo orden. De ahí que la literatura tenga mucho de conato. Todo su secreto, por otra parte, está en que toda esa disposición formal sea convincente y acogedora para quien se disponga a leerla.</div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Lo que encierra en sus páginas la nueva novela de </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Ricardo Lladosa</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> viene a corroborar ese mismo tintineo revelador, incluso en la forma de escoger la estructura de la historia. Y me explico, porque </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Roma en un bolsillo</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> (Funambulista, 2023) está escrita en veinticinco capítulos dispuestos en unos cuadernos en los que la vida de su protagonista está muy presente, una vida dispuesta a lo largo de un tiempo significativo y repetido profesionalmente hasta la saturación de lo que venía haciendo con absoluta entrega y exclusividad, para dar paso a un rescate deseado, a un giro vital, a un punto y aparte, dejando atrás lo que hacía y optar a un cambio redivivo.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Bajo este predominio de vivencias y analogías entre lo experimentado y lo nuevo por vivir, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Lladosa</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> nos invita a acompañar a </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Piero Hermil</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, el protagonista de esta historia, en su decisión por empezar una nueva vida. El sueño, el propósito de cambiar de vida, de poner el marcador a cero en una ciudad distinta, para reinventarse en algo diferente, sin las ataduras del trabajo, de los pacientes, de familiares y allegados y, también, del dinero. Con esta predisposición de su protagonista arranca la novela, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Roma en el bolsillo</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;">. </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Piero</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> es un cirujano comprometido que, tras una larga carrera profesional, el azar llama a su puerta ofreciéndole la posibilidad de volver a Roma, nada más y nada menos, para cobrar la herencia de una tía soltera casi desconocida. Su retorno a la Ciudad Eterna será un estímulo encomiable para sus pretensiones de cambio y, a su vez, una oportunidad de retomar las relaciones con sus primos, la parte de la familia desheredada, al igual que el reencuentro azaroso con un antiguo amor platónico de juventud.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Nos cuenta el narrador de la novela que, ante su antigua compañera de instituto, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Lionetta</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, “deseaba dar la imagen de un hombre de acción, alguien como su padre, el señor </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Antonio</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, automovilista y boxeador. A las mujeres les gustan los hombres con planes, la risa, las emociones, imaginaba </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Piero</i></span><span style="color: black; text-align: left;">”. Todas estas impresiones y bagatelas las va registrando en sus cuadernos, al igual que sus preocupaciones más corrientes al trasladarse a la casa heredada que empezaba a ser su hogar, como comprar sábanas nuevas, poner el contrato de luz a su nombre, ducharse con agua caliente en el viejo baño de su tía </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Fabrizia</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, poner discos de vinilo antiguos en el tocadiscos, seguir con el teléfono fijo arcaico o cocinar la pasta picante que tanto le gustaba. A todo le da su lugar para reflejarlo por escrito. Nada pasará desapercibido en sus notas.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy1LQP312KsVz_TshHT3pz0KGgwVGt4fXhvBVlnTNVweWOR4uR6w92WDAHN4lgF87GHshnoPfGRo9rFrXVKVSIxUWPBLbXZHNtwtvoO1fJjaQwkvdOqFNt3YKVWsZ8Bzk1lvfjs2Qxf_imc3HC0qES2xAmFoQxlaVgurDQbSGeIKt9rAn8dhx2W_uAHSnm/s540/Ricardo%20Lladosa%20(1).jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="540" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy1LQP312KsVz_TshHT3pz0KGgwVGt4fXhvBVlnTNVweWOR4uR6w92WDAHN4lgF87GHshnoPfGRo9rFrXVKVSIxUWPBLbXZHNtwtvoO1fJjaQwkvdOqFNt3YKVWsZ8Bzk1lvfjs2Qxf_imc3HC0qES2xAmFoQxlaVgurDQbSGeIKt9rAn8dhx2W_uAHSnm/s320/Ricardo%20Lladosa%20(1).jpeg" width="320" /></a></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">Sus aventuras romanas es todo un presente continuo de paseos, lecturas y jugosos diálogos con </span><span style="color: black;"><i>Lionetta</i></span><span style="color: black;"> que irán conformando en él una creciente pasión por ella, por los libros y el encanto de vivir, sin tener que preocuparse por cambiar su indumentaria básica habitual: la camisa blanca de traje, el pantalón beis y los mocasines marrones. También “se daba cuenta de que su energía residía ahí, en andar mucho, en no comer demasiado, en dejarse llevar por los hechos, en dormir cuando tenía sueño”. Pero, a su vez, consentía ilusionarse con las lecturas que compartía y comentaba de </span><span style="color: black;"><b>D’Annunzio</b></span><span style="color: black;">, </span><span style="color: black;"><b>Ovidio</b></span><span style="color: black;">, </span><span style="color: black;"><b>Edith Wharton</b></span><span style="color: black;">, </span><span style="color: black;"><b>Mary Shelley</b></span><span style="color: black;">, </span><span style="color: black;"><b>Cervantes</b></span><span style="color: black;">, </span><span style="color: black;"><b>Curzio Malaparte</b></span><span style="color: black;"> o de </span><span style="color: black;"><b>Buzzati</b></span><span style="color: black;">, con ella y con </span><span style="color: black;"><i>Jimmy White</i></span><span style="color: black;">, un monitor australiano de surf que se interpondrá inoportunamente en su camino.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><br /></span></div></span></span><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><i><b>Roma en el bolsillo</b></i></span><span style="color: black;"><i><b> </b></i>es una novela de corazonadas y arrojos, de amores y autoconocimiento, una historia que escapa de la limitación del mundo y que se pregunta por el valor de la vida. </span><span style="color: black;"><b>Lladosa</b></span><span style="color: black;">, mediante una prosa ligera y emotiva, la convierte en vivencia verosímil de un sueño deseado y en afirmación de que “el amor y la muerte son las únicas verdades que permanecen”. Aquí, trasciende un latido de empatía que el lector celebra complacido.</span></div></span></span><p></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-83770375318446158012024-02-05T22:37:00.003+01:002024-02-05T22:39:17.006+01:00Relatos confesionales<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"><b></b></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnsfToFDaI0keWf6nGDI1AdBu_kMCeXJa2MhHbdZkozoZJnSXdgpeKznkZ08syqOiv9r8i3ZVGbqeUuFjdAyBHE9gYt5l5nub8WL6vmZSIXcPBSBKr_QZ64MdSdTnCSYQy5ocWwuSehanAA9kLJ3lfHVibj7w3mf_i_MtoRt80oiy4DVi054nTvpkYGave/s2598/Sergi%20Pa%CC%80mies.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2598" data-original-width="1654" height="364" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnsfToFDaI0keWf6nGDI1AdBu_kMCeXJa2MhHbdZkozoZJnSXdgpeKznkZ08syqOiv9r8i3ZVGbqeUuFjdAyBHE9gYt5l5nub8WL6vmZSIXcPBSBKr_QZ64MdSdTnCSYQy5ocWwuSehanAA9kLJ3lfHVibj7w3mf_i_MtoRt80oiy4DVi054nTvpkYGave/w233-h364/Sergi%20Pa%CC%80mies.jpeg" width="233" /></a></b></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><b>Sergi Pàmies</b></span><span style="color: black;"> (París, 1960), con igual soltura y eficacia que en sus obras anteriores, centra buena parte de los diez relatos de su nuevo libro </span><span style="color: black;"><b><i>A las dos serán las tres</i></b></span><span style="color: black;"> (Anagrama, 2024) en resaltar la realidad y lo que esta misma nos muestra tanto en sus menudencias como en sus excesos de expectativas. </span><span style="color: black;"><b>Pàmies</b></span><span style="color: black;"> viene a decirnos que cuando lo narrado tiene mucho que ver con las experiencias personales y el propio devenir de ser escritor, hay que asumir que todo lo que nos sucede es susceptible de convertirse en fabulación, en parodia o en artificio autobiográfico. Es por esos contornos donde se cruzan estos relatos confesionales que acaban de publicarse, llevándolos al límite de su esencia, derivándolos a memorias emotivas en las que la vida no deja de mostrarse como material literario.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Y es así como </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Pàmies</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> asume su voz propia, por medio de una voz narrativa que no solo tiene que ver con la persona del narrador, su tono y sus recursos, sino también con el binomio de lenguaje y sentido, de oficio y seducción propia. Ya desde su primer relato, que lleva por título </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>La segunda persona</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, el escritor barcelonés, utilizando la virginidad como metáfora genuina de la escritura, refiere, con ese desenfado tan propio suyo, que, “salvando las distancias, el oficio de escribir sigue una lógica similar de expectativas y de voluntad de seducción”. También se predispone a contestar por qué escribe, o mejor dicho, lo que le importaría resaltar: “Que para mí escribir nunca fue la consecuencia de ninguna predestinación sino de una carambola de tiempo libre y equilibrio entre esfuerzo, facilidad, azar y satisfacción”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">En el siguiente, </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Días históricos</i></span><span style="color: black; text-align: left;">, nos cuenta en una misma pieza narrativa, partida en dos, vivencias de un periodo amplio de una existencia tumultuosa tras la muerte de </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Franco</b></span><span style="color: black; text-align: left;">. El proceso de escritura aquí también está presente, dejando ver que estamos hechos de historias, y que seguimos en el mundo a través de las historias que oímos y contamos, y estamos, sobre todo, en el mundo a través de las historias de las que formamos parte. Por eso mismo intuye y subraya que la función de escribir o contar historias depende por completo de sus significados y de tener siempre muy presente que hay que “poner la ficción al servicio de la realidad”. </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Pàmies</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> sabe que toda historia se hace solo de palabras, y que esas palabras se encarnarán en personajes, en acciones que urdirán argumentos y tramas, en ideas acerca del mundo, en referencias a espacios y tiempos donde el escritor difícilmente se puede quitar de en medio.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Hay un rastreo en la mayoría de estos cuentos por determinados ámbitos de su vida que aprovecha, con suma ironía y se vale de la astucia para mostrar esa cualidad de transformar lo autobiográfico en fabulación. </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Pàmies</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> desentraña que uno se convierte en escritor tan solo cuando comprende que escribir significa decir las cosas de cierta manera, que escribir representa una búsqueda en pos de la propia identidad, porque ya somos conscientes de que la literatura es una revelación, aunque mediante ella solo se consigan atisbos para reinterpretar nuestras vidas. O también ocurre, como deja ver en el relato en el que coincide con su admirado </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Vázquez Montalbán</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, en unas jornadas literarias en Quebec de autores barceloneses traducidos al francés, que “hay momentos en la vida en los que todo adquiere un sentido que no te será revelado hasta muchos años más tarde”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">En </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Por qué no toco la guitarra</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> deambula entre guitarras y guitarristas como </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Atahualpa Yupanqui</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>B. B. King</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Django Reinhardt</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> o </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Paco de Lucía</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> para establecer una conexión entre las ganas de tocar y su sentido: “Tocar la guitarra no era solo una afición, sino una seña de pertenencia” [...] “Si las guitarras hablaran, contaría esa época”. </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Pàmies</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> proyecta en sus personajes siempre sus circunstancias y la época en que les tocó jugar sus bazas, con sus atajos e inconveniencias, razones y sinrazones. Este entresijo de situaciones trasciende en </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Te quiero</i></span><span style="color: black; text-align: left;"> con meridiana claridad. La historia se cierne en una pareja que se conoce en los Juegos Olímpicos de Barcelona y treinta años más tarde descubre, a raíz de un regalo de bodas que sale mal, que las celebraciones proyectan muchas veces la frustración continuada de hábitos atávicos, por encima del entusiasmo propicio que debieran.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghxXfc9RYBHUNwg8QOFU7RAHkYyBVdZQHBbXf6quT2CE3023Xeg6u_LtCVwhlpgICAHFBdfI6c6Tmu7SD-vjzBcNAt2zxYE7MQux3PT1fdR1m8maI1ToLurofEFT5c1m3YTlMUNwaVtlxw61KSP1UxPseBuU17nGgikoQck1BHN1tXi8CAaiUPAi8-il63/s1200/Sergi%20Pa%CC%80mies%201.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghxXfc9RYBHUNwg8QOFU7RAHkYyBVdZQHBbXf6quT2CE3023Xeg6u_LtCVwhlpgICAHFBdfI6c6Tmu7SD-vjzBcNAt2zxYE7MQux3PT1fdR1m8maI1ToLurofEFT5c1m3YTlMUNwaVtlxw61KSP1UxPseBuU17nGgikoQck1BHN1tXi8CAaiUPAi8-il63/s320/Sergi%20Pa%CC%80mies%201.jpeg" width="320" /></a></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">Todas estas servidumbres quedan bien retratadas en las historias de </span><span style="color: black;"><i><b>A las dos serán las tres</b></i></span><span style="color: black;">, relatos que dejan ver que los deseos se cumplen de un modo imperfecto, y, solo con un poco de suerte, algunos logran la altura deseada. </span><span style="color: black;"><b>Pàmies</b></span><span style="color: black;">, una vez más, vuelve a demostrar su talento y singularidad como fabulador, sin renunciar a su fantasía, valiéndose de una prosa ágil y concisa.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Las buenas historias viven en lo sencillo que nos rodea, pero curiosamente lo hacen fuera de la lógica y, en esto, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Pàmies</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, con su gran capacidad de observación, es un maestro.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-68552532553945454302024-01-22T20:42:00.004+01:002024-01-22T23:31:52.922+01:00Un viaje a todas partes<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYtXaa79BYLWvcsaohVZcnwELa8093Wo2XNcXXrmf1DW75KtRKkNqLtxC9bhyphenhyphentAnuzGKBmFInUJ0Z_ftEq7YXzNYsSUH5gfzJ8yVeqtoUd8Xno0BFiHuL4GQygA8jWWMnwvFE7aLq2rvl1J_NZi_6s-VulgvXEGQBVLf7ZME5YB-h0oC7rGET5JmB_NNJ_/s600/Lucho%20Aguilar.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="438" height="362" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYtXaa79BYLWvcsaohVZcnwELa8093Wo2XNcXXrmf1DW75KtRKkNqLtxC9bhyphenhyphentAnuzGKBmFInUJ0Z_ftEq7YXzNYsSUH5gfzJ8yVeqtoUd8Xno0BFiHuL4GQygA8jWWMnwvFE7aLq2rvl1J_NZi_6s-VulgvXEGQBVLf7ZME5YB-h0oC7rGET5JmB_NNJ_/w265-h362/Lucho%20Aguilar.jpeg" width="265" /></a></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">Para </span><span style="color: black;"><b>Lucho Aguilar</b></span><span style="color: black;"> (Valencia, 1958), maestro y músico contrabajista de jazz, licenciado en Historia y Ciencias de la Música, “un libro de aforismos es un pequeño viaje a todas partes”. Pensamiento que me parece un acierto descriptivo con el que estoy de acuerdo. Es la sensación que tengo cada vez que me dispongo a leer un libro de este género: saber que emprendo un trayecto que me llevará por todas partes, como metáfora de la realidad circundante, que me predispone a ampliar lo que ya creía conocer. Ahora bien, para escribir un buen libro de aforismos se precisa que el escritor se abastezca de una buena cartografía que nos desplace por sus distintos puntos cardinales y que nos revelen sus enigmas y toques de atención, para que nos hagan ver las cosas desde otras perspectivas que permanecían veladas.</span></div></span></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Lo que esconde el manglar</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> (Trea, 2023), primera incursión de </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Lucho Aguilar</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> por este territorio tan enfático y fragmentario del pensar por lo breve, ofrece precisamente esa idea de cartografía aforística, de microcosmo de alguien que encuentra motivos suficientes para comunicarnos algunas revelaciones de la complejidad sintética de la realidad, de lo efímero, de lo que nos rodea e importa, de la vida misma para vislumbrar sus detalles y entresijos. Siempre me ha parecido que para escribir un libro de aforismos se necesita un buen almacén propio de lucidez y reverberaciones que den pie a un destello para convertirlo en una frase reflexiva o en algo conciso que provoque alguna extrañeza más a tener en cuenta. A esa alacena recurrente, el autor acude para encontrar la combinación necesaria de fragmentos, imaginación, observaciones y razón de ser que le den pie al asombro.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Porque por mucha magia que encierre algo, no se puede crear desde la nada. La lógica viene a decirte que, para hacer una tortilla, lo primero es romper el huevo y, después batirlo. En ese quehacer, </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Lucho Aguilar</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> se las maneja con atrevimiento y mesura, es más, deja entrever que su manera de concebir sus aforismos proviene de calibrar su mestizaje entre lo poético y lo filosófico. En </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Lo que esconde el manglar</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> encontramos un centón de paradojas que muestra, bajo un orden aparente y dispar, el caos real de lo que nos importa, y viene a confirmar que la realidad es siempre más compleja de lo que parece. El libro está conformado por trescientos trece aforismos, mayormente concebidos en una frase, como forma sucinta de provocar en el lector la atención sobre lo que la realidad despliega, incluso con lo que no se ve en su apariencia y reverbera como inédito para sorpresa del lector “Repostar en la duda”, dice en una de ellas.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Le gusta utilizar la metonimia como tropo que le sirva para promover el efecto de algo por la causa o viceversa, como es el caso de estos ejemplos en los que el uso de los dos puntos lo resaltan: “Aforismos: manglar de sentidos”; Aforismo: nebulosa de luz”; “Ayuno del yo: ligereza del ser”; “Certeza: plenitud de incertidumbre”; Neurosis: mirar con lupa donde no hay nada”. Otro recurso literario del que hace gala </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Lucho Aguilar</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> es la paradoja, empleando expresiones que muestran su aparente contradicción para que el lector las chequee o refute: “Mirar por encima del hombro estrecha el campo de visión”; “Las listas negras admiten otras razas”; “Lo que salta a la vista bien pudiera ser un trampantojo”; “En general, lo particular”; “No leas si no quieres; pero, si lees, atente a las consecuencias”. También recurre el escritor a la greguería para exaltar aspectos de la realidad tirando de humor, como se aprecia en estos aforismos que parecen surgir espontáneamente de su imaginación: “Es una balsa de aceite, pero en constante ebullición”; “Copulan a modo de armisticio”; “En la taberna es de izquierdas; en casa de derechas; y en la cama, se abstiene”; “Saber callar es la forma suprema de elocuencia”; “La vanidad es una suerte de priapismo”; “Cada día es una prórroga”...</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">Se aprecia también una predisposición indisimulada del autor para acudir a la ironía, como la mejor forma que tiene la paradoja para sabotear nuestras certezas hasta ponerlas en entredicho. Por otra parte, creo, además, que muchos de sus aforismos buscan agitar nuestra conciencia, aunque no sea su único fin. Es interesante ese propósito, que nos mueva un poco del asiento y nos dé razones para pensar que la vida, en general, es inquietante, algo así como deja dicho este otro aforismo suyo: “La existencia podría ser descrita como un conjunto de signos de admiración e interrogación, acompañados, a su vez, de series de puntos suspensivos”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1jk1dZ5PC8QdCl5V3imlwe3WiD0VyzNysws28h4JQ3dkJdhJi3gOMRzGq8ybq94YjcOe3BbpATPIKRbQYIMMBbRxtfBGZihGOrJLrkt0ONB6V_c7Lz0UmSXTLtqzTfQ6XmN_204EJDEr7dppEkT7Gcezrg8G9tXRZ39_2xps2TCJ1TM-WxyCFNFmZaxg1/s450/Lucho%20Aguilar1.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1jk1dZ5PC8QdCl5V3imlwe3WiD0VyzNysws28h4JQ3dkJdhJi3gOMRzGq8ybq94YjcOe3BbpATPIKRbQYIMMBbRxtfBGZihGOrJLrkt0ONB6V_c7Lz0UmSXTLtqzTfQ6XmN_204EJDEr7dppEkT7Gcezrg8G9tXRZ39_2xps2TCJ1TM-WxyCFNFmZaxg1/s320/Lucho%20Aguilar1.jpeg" width="213" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">El libro, en resumen, reúne un buen puñado de reflexiones extraídas de la realidad cotidiana y de los propios pareceres del autor, algunos con halo enigmático y secretos por descifrar de la memoria, de la conciencia o de lo inmediato del saber y el modo de acercarse a la experiencia de la vida. Eso sí, todo dicho con contención y sencillez, con aire de hospitalidad y sentido de humor.</div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Digamos pues que </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Lucho Aguilar </b></span><span style="color: black; text-align: left;">ha escrito un buen libro de aforismo que</span><span style="color: black; text-align: left;"> aspira a una cierta empatía moral con el lector, bajo el propio espíritu del género en su factoría de juego de palabras, servidas para que quien se acerque a sus aledaños las recree a su antojo y provecho.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-23292861198414679992024-01-16T21:08:00.001+01:002024-01-16T21:08:50.429+01:00Almas impulsivas, arrebatadas<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span face="Verdana, sans-serif" style="font-size: medium;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black;"><span face="Verdana, sans-serif" style="font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPoBcThRDSVU1bkJ8II7M95AUzi7-HFE5q5hwWnqTeY3jMURgm9KmNqGEdQ2ljN78IpG4WlqzKvEH2_ZmS64C93I5p7x0yzZsD-eebczXL0RQCDnn5VWf4mE16Y41S5TTI05XV-MKPLUb0WrQ71AY_Q8u81tL88cIFFs_v4UEyEhyphenhyphenvueWRYmCPOcvcti0r/s1000/Rodri%CC%81guez%20Fischer.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="684" height="372" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPoBcThRDSVU1bkJ8II7M95AUzi7-HFE5q5hwWnqTeY3jMURgm9KmNqGEdQ2ljN78IpG4WlqzKvEH2_ZmS64C93I5p7x0yzZsD-eebczXL0RQCDnn5VWf4mE16Y41S5TTI05XV-MKPLUb0WrQ71AY_Q8u81tL88cIFFs_v4UEyEhyphenhyphenvueWRYmCPOcvcti0r/w255-h372/Rodri%CC%81guez%20Fischer.jpeg" width="255" /></a></span></span></div><span style="color: black;"><span face="Verdana, sans-serif" style="font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: verdana;">Hay un sinfín de titulares que encajarían con la idea y el espíritu de esta novela documental y lírica, ganadora del reciente <i>Premio Café Gijón</i>, de la asturiana <b>Ana Rodríguez Fischer</b>, profesora de Literatura Española en la Universidad de Barcelona, crítica literaria habitual de <i>Babelia</i> y autora de novelas como <i><b>El pulso del azar</b></i> (2012) o <i><b>El poeta y el pintor</b></i> (2014) entre otras. Podrían regirla muchos encabezamientos, porque, conforme se avanza en la lectura de <i><b>Antes de que llegue el olvido</b></i> (Siruela, 2024), van llegando epígrafes que sobrevuelan el tiempo, que designan el sentido de elegía luminosa que impelen sus páginas sobre una época apocalíptica, de inacabable locura, como fue aquella etapa crucial de la historia de Rusia, cuyos ecos se hicieron notar en Europa, cuando la represión estalinista, tan despiadada, truncó la vida de tantas personas inocentes, incidiendo especialmente en gran número de escritores disidentes de la cultura rusa de aquel tiempo.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">La novela, en sí, es una supuesta carta que </span><b style="text-align: left;">Anna Ajmátova</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> escribe a </span><b style="text-align: left;">Marina Tsvietáieva</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> en sus últimos años de vida, dos décadas después de la muerte de ésta en 1941, consciente de que debería haberlo hecho mucho antes, se decide hacerla visible, como subraya al final del libro: “porque es importante decirlo todo cuando el otro aún no ha acabado de marchar, antes de que llegue el olvido”. Toma como punto de partida el momento en el que </span><b style="text-align: left;">Anna</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> recibe la trágica noticia por parte de </span><b style="text-align: left;">Lidia Chukóvskaia</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, crítica literaria, poeta y amiga íntima. Por aquel entonces, </span><b style="text-align: left;">Ajmátova</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> había comenzado a escribir </span><i style="text-align: left;"><b>Réquiem</b></i><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, uno de sus poemarios más famosos en el que se dejó la piel para que no olvidáramos cómo Rusia se convirtió en un problema de conciencia, miseria y muerte. El tiempo apremia y </span><b style="text-align: left;">Anna</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> siente su pálpito, abriga cierta esperanza en que los años por venir serán determinantes para todos.</span></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Rodríguez Fischer</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> despliega su imaginación, dándole el protagonismo a su personaje para que sea ella la que convoque en su carta a los auténticos héroes de aquellos tiempos recios para la literatura: </span><b style="text-align: left;">Nikolai Gumiliov</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, su esposo, demasiado orgulloso para ceder al miedo reinante; </span><b style="text-align: left;">Ossip Mandelstam</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, víctima de su absurda alegría de vivir; </span><b style="text-align: left;">Marina Tsvietáieva</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, abandonada por todos, cuando una mano tendida la hubiera salvado de suicidarse. </span><b style="text-align: left;">Ajmátova</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> también piensa en su hijo, que lleva tiempo en un gulag, por ser el descendiente de un enemigo del pueblo, como así se tachaba a quienes no comulgaban con el régimen. Ella no quiere que se la vea como una participante de una generación perdida, sino como una voz perteneciente a una generación lírica imperecedera.</span></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">Recuerda su infancia y su apego a </span><b style="text-align: left;">Pushkin</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, el gran poeta del amor que también cantó a la libertad: “Eso fuimos tú y yo, Marina. A veces, muy felices; otras, profundamente desgraciadas. Tuvimos libertad y soledad, pero también sufrimos órdenes y prohibiciones... Aun así, pudimos reír y soñar”. También le confiesa cómo aprendió a componer versos alegres sobre la vida sencilla y natural. Hay en toda esta larga confesión una decidida esencia de felicidad latiendo inseparablemente de la idea de redención, como se constata en estas líneas: “Lamento la primera imagen que te forjaste de mí: Anna Ajmátova, la musa del llanto. Pero tú bien sabes que cuando una mujer escribe, lo hace para todas las que han callado miles de años, siguen callando aún, y callarán por siempre jamás”.</span></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b>Antes de que llegue el olvido</b></i><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> es una novela introspectiva, desplegada, a su vez, hacia lo que ocurre afuera y que no solo tiene como protagonista a </span><b style="text-align: left;">Anna Ajmátova,</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> poeta de San Petersburgo y viajera del mundo de adentro, sino que hay referentes y citas de más personajes consagrados, como </span><b style="text-align: left;">Maiakovski</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Pasternak</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Blok</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;"> o </span><b style="text-align: left;">Brodsky</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">, que recalan en el texto para dejar ecos de sus vidas y circunstancias. “En realidad –dice </span><b style="text-align: left;">Ajmátova</b><span face="Verdana, sans-serif" style="text-align: left;">–, nuestra generación apenas saboreó la miel: fueron contadas nuestras horas, quedó truncada y rota nuestra obra, y dos guerras crueles abrasaron nuestro breve o largo camino”. Ella, que había sido una poeta muy querida por sus lectores antes de la Revolución de Octubre, y ampliamente respetada, estaba siendo sometida a un encierro domiciliario y a guardar silencio público tras regresar a su país.</span></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span face="Verdana, sans-serif" style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;"><b></b></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><span face="Verdana, sans-serif" style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5OjWwq0Wk0i-i5hxT5svChSbIjbgqQGufuCFzYU5iOUMVsJaacM4nhZF_Y5FBjvs64-rxgYmNgSWKzgF11Y3H2YMLrewJKkm-QENmaU-L-71-pDnIswLLKd8ln1U2ZBdJ764HJRqgS9h1X7rXngwhG3vOaOUJANuyHEp-uPispCEWJvw17UVtaomNwlC7/s1200/Rodri%CC%81guez%20Fischer1.webp" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: justify;"><img border="0" data-original-height="840" data-original-width="1200" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5OjWwq0Wk0i-i5hxT5svChSbIjbgqQGufuCFzYU5iOUMVsJaacM4nhZF_Y5FBjvs64-rxgYmNgSWKzgF11Y3H2YMLrewJKkm-QENmaU-L-71-pDnIswLLKd8ln1U2ZBdJ764HJRqgS9h1X7rXngwhG3vOaOUJANuyHEp-uPispCEWJvw17UVtaomNwlC7/s320/Rodri%CC%81guez%20Fischer1.webp" width="320" /></a></b></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-weight: 700;"><br /></span></div><span face="Verdana, sans-serif" style="color: black; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span face="Verdana, sans-serif" style="color: black;"><b>Ana Rodríguez Fischer</b></span><span face="Verdana, sans-serif" style="color: black;"> logra con esta fascinante novela un relato potente e intenso en el que la voz de su protagonista se mantiene a la altura del grito, del dolor, de la confidencia, hasta conmovernos para dejarnos llevar por un sendero narrativo evocador, de unos hechos históricos contados con una amenidad extraordinaria en todo su contexto, con la sola idea de acercarnos por entero a la esencia de la escritura y la vida cuyo objetivo no es otro que atravesar las apariencias para alcanzar el ámbito de la verdad.</span></div></span></span><p></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-30345405781608207442024-01-12T22:19:00.003+01:002024-01-12T22:20:22.623+01:00Cuando el amor lo acapara todo<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBn7ERUij87EhPnMe6e4jFPwrkUK5L6c5b-OSPVgOTMiwMB9peVW5fIQPBqJD-vvjoVzP1gG9Lz0V4quNv5xPemEwYE9cpNF1rBXQDAP1vBZDgThJrFcfGrEMWek5lrFGMjCe6GO6k2dig_e13JjqC4Sw306GXh1-o_4tkZNDihSo_U3mAMC7-MJ1QGzXx/s3000/Nuria%20Barrios.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="1875" height="373" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBn7ERUij87EhPnMe6e4jFPwrkUK5L6c5b-OSPVgOTMiwMB9peVW5fIQPBqJD-vvjoVzP1gG9Lz0V4quNv5xPemEwYE9cpNF1rBXQDAP1vBZDgThJrFcfGrEMWek5lrFGMjCe6GO6k2dig_e13JjqC4Sw306GXh1-o_4tkZNDihSo_U3mAMC7-MJ1QGzXx/w233-h373/Nuria%20Barrios.jpeg" width="233" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Siempre digo que una de las virtudes que debe tener un libro para quien lo toma entre sus manos es su hospitalidad. Sin ella, el lector, lo más seguro, buscará otra posada. La publicación de <i><b>Amores patológicos</b></i>, de <b>Nuria Barrios</b>, tuvo buena acogida entre los lectores y algún que otro reparo en la crítica, cuando apareció en 1998, tal vez por la impronta del lenguaje exhibido, donde la pasión y el sexo irrumpen sin cortapisa, ni medias tintas que suavicen el impacto de sus excesos. Precisamente por eso mismo, a muchos nos pareció una apuesta novedosa e insólita de contar historias carnales, repletas de adrenalina, por medio de un lenguaje vibrante y voraz para exponer el amor y la desmesura pasional que provoca.</div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b>Amores patológicos</b></i><span style="text-align: left;"> vuelve a editarse, al cabo de veinticinco años en </span><i style="text-align: left;">Páginas de Espuma</i><span style="text-align: left;">. Dice la propia autora en el prólogo del libro que “releer su primer libro (que fue su estreno literario) reveló ser un ejercicio de asombro, de humildad, de curiosidad, también de hospitalidad”. Cuenta </span><b style="text-align: left;">Nuria Barrios</b><span style="text-align: left;">,</span><span style="text-align: left;"> con detalle, lo que supuso “releer, reinterpretar, reescribir, revitalizar” el libro que, ahora, cobra de nuevo vida y que viene a confirmar para ella la responsabilidad de abrir puerta otra vez a una recreación que, inevitablemente, le vuelve a exigir una confabulación previa que no sospechaba que se fuera a dar nunca, pero que le ha permitido entender y vislumbrar que en literatura “ni pasado ni futuro están cerrados” a un reencuentro prometedor.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Una de las facetas más significativas que se va a encontrar el lector en </span><i style="text-align: left;"><b>Amores patológicos</b></i><span style="text-align: left;"> se encuentra en su estructura. Me refiero a esa conexión que mantienen los relatos entre sí a través de los personajes, algo muy novedoso en su día, un enlace que permite establecer vidas cruzadas entre ellos. En unos relatos son actores secundarios que, en otros, llegan a erigirse en protagonistas. Este esquema narrativo convierte al libro en un ramillete de historias entrelazadas con cierto alcance refractario por donde transita el sexo con sus desvaríos. El tiempo mismo cobra en dichos cuentos sentido interactivo, hasta ser un factor determinante para que salten las obsesiones entre los personajes y estallen, para convertirlo todo en un maremágnum azaroso y arbitrario.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">En cada alcoba donde surgen todos estos conflictos es el propio individuo quien se dispone a explayarse en menudencias íntimas, mediante un juego de luz y sombras, de lo visible y lo escondido que, en paridad, no es sino una promesa de emociones carnales. Aquí cada protagonista queda determinado para aprovechar su momento, sin perder comba, sin ataduras (o sí), llevado por la corriente del juego amoroso y sus abismos, donde el tacto, el gusto y el olor corporal se exhiben a diestro y siniestro. Es el caso de </span><i style="text-align: left;">Pablo</i><span style="text-align: left;">, en el relato de </span><i style="text-align: left;">Albóndigas afrodisíacas</i><span style="text-align: left;">, que como cuenta la narradora “era antropófago. Quería comerme y se inventó un ritual... A </span><i style="text-align: left;">Pablo</i><span style="text-align: left;"> le gustaba recorrer mi cuerpo hasta dejarlo cubierto de saliva y esperma, como el rastro transparente de un caracol”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Hace falta instinto, eso que llaman talento, para mirar ahí sin rubor, con arrojo, y técnica para saber contarlo. </span><b style="text-align: left;">Barrios</b><span style="text-align: left;"> posee ese rango y esa capacidad para hacerlo de un modo significativo y que surjan aspectos oscuros e irritantes de la experiencias humana, compaginándolo con cierto aire de ternura y frenesí, como así se airea en este otro relato titulado, </span><i style="text-align: left;">El olor dura más que el amor</i><span style="text-align: left;">: “El sexo hay que olerlo antes de catarlo... No hay amor que dure con la nariz tapada [...] Después de todo, el olfato no es la máquina de la verdad, sino una forma distinta de conocimiento, más audaz, más íntima. No sirve solo para el amor de pareja. Las madres huelen a sus hijos, con los años los hijos huelen a sus padres, muchas amistades nacen en los cuartos de baño: oliendo al otro por dentro...”</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">Sus personajes son seres dispuestos a no apagar su pasión, cuyos deseos se imantan y se tensan en dirección a un haz de posibilidades, a veces contra el deseo de otros, algo incontrolable, proveniente de una patología, en ocasiones fetichista y pérfida, en otras, sentimental y afectiva. Seres que deberán enfrentarse o sobreponerse a esa fuerza opuesta de la que parecen destinados a no poder escapar. El centro de interés de la mayoría de estos cuentos se encuentra en la relación que mantienen sus protagonistas, lo que hacen y dicen, la influencia que unos tienen sobre los otros, sus ambiciones y secretos y, desde luego, la voluptuosidad que muestran.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b></b></i></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR6dkjo9xn0TrPRyFZLlKkUaMJ5c36CVTmSOk02DsTLu1w1hiAWkoAXVnBLyGiOz1NsFwaiPlwv2zEgUZiRT0zokmlpMfxPRrpybkDqF4L_nnlKHIU2QjZ7qbfn09FDwTdGL6w4gcNNIPyby_haXpzIXnwOXxFXha262f_Qy55jgCkhQJ9eVtrj3sFtL-x/s4724/Nuria%20Barrios%201.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="4724" data-original-width="3543" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR6dkjo9xn0TrPRyFZLlKkUaMJ5c36CVTmSOk02DsTLu1w1hiAWkoAXVnBLyGiOz1NsFwaiPlwv2zEgUZiRT0zokmlpMfxPRrpybkDqF4L_nnlKHIU2QjZ7qbfn09FDwTdGL6w4gcNNIPyby_haXpzIXnwOXxFXha262f_Qy55jgCkhQJ9eVtrj3sFtL-x/s320/Nuria%20Barrios%201.jpeg" width="240" /></a></b></i></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span><i><b>Amores patológicos</b></i></span><span> es un libro lleno de contrastes que acapara la intimidad de los seres que deambulan por sus páginas. Sus personajes viven situaciones de fragilidad hecho que les lleva a aliviar sus cuerpos mediante encuentros fogosos. Para todos ellos existe un anhelo recóndito de dar rienda suelta a sus fantasías, a pesar de sus muchas zonas de penumbra. Lo grotesco, el dolor invisible y las relaciones inciertas se suceden en cadena.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Nuria Barrios</b><span style="text-align: left;">, con mucho oficio y coraje,</span><span style="text-align: left;"> deja latente en este libro suyo fascinante y corrosivo una intención más amplia y más profunda entre los bastidores de cada historia que, incluso, irrumpe en el ámbito de lo trivial y disparatado de todos nosotros, dando paso a un juego de impactos y perplejidades en las que el amor lo acapara todo: “Amores patológicos. ¿Y qué amor no lo es?”</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-91253081781266224422024-01-08T16:36:00.007+01:002024-01-09T10:35:37.206+01:00Murmullos del tiempo<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP6YqobAqpD4bv9r1OoG0IjUA8JTeDdJC_jiCuyAiBdHdqSpMLuHjlt0IKPGi3oKBFhRW3miKRARZu1TRegB0jbNahI9p3EAwc1du1bw4FiOgQfFY6DFVyGnLIEOLqjadVt28hIoshkkONk9DbdoGksAQ6mnFAeCKFuTTKLhPqv7_1SitKXMaIg7pHmei_/s2592/Shepard.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2592" data-original-width="1640" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP6YqobAqpD4bv9r1OoG0IjUA8JTeDdJC_jiCuyAiBdHdqSpMLuHjlt0IKPGi3oKBFhRW3miKRARZu1TRegB0jbNahI9p3EAwc1du1bw4FiOgQfFY6DFVyGnLIEOLqjadVt28hIoshkkONk9DbdoGksAQ6mnFAeCKFuTTKLhPqv7_1SitKXMaIg7pHmei_/w227-h360/Shepard.jpeg" width="227" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">“Hay momentos en que no puedo evitar pensar en el pasado. Sé que es en el presente donde hay que estar. Siempre ha sido el sitio en el que estar. Sé que gente muy sabia me ha recomendado permanecer en el presente el mayor tiempo posible, pero a veces el pasado se presenta sin previo aviso. El pasado no aparece por completo. Siempre reaparece por partes. De hecho se desmenuza. Se presenta como si se hubiera vivido de forma fragmentaria [...] Porque supuestamente es el presente el que forja recuerdos. Es lo que forja el pasado. A veces parece muy fugaz”.</div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Estas reflexiones tan redondas y ajustadas al sentir crepuscular de quien las dice, que no es otro que </span><b style="text-align: left;">Sam Shepard</b><span style="text-align: left;"> (Fort Sheridan, Illinois, 1943-Midway, Kentucky, 2017) conforman mucho del significado de su último libro, </span><i style="text-align: left;"><b>Espía de la primera persona</b></i><span style="text-align: left;"> (Anagrama, 2023), una obra póstuma que logró terminar gracias a la ayuda de sus hijos y de la cantante </span><b style="text-align: left;">Patti Smith</b><span style="text-align: left;">, su amiga de toda la vida. En este libro, breve, hondo y conmovedor, el escritor y dramaturgo recurre una vez más a la literatura para lidiar con la complejidad de una enfermedad degenerativa, postrado en una mecedora, consciente de que pese a todo lo irremediable, la literatura es un lugar de combate propicio, trinchera y avanzadilla para sortear la incomunicación y blandir la desobediencia, la transgresión y la rebeldía de la condición humana ante cualquier adversidad.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Se observa así mismo, meciéndose en el porche de su casa, contando historias para quien le acompaña o, incluso, “murmurando para sí mismo”. A su alrededor, de manera inasible para él, observa el discurrir del verano, el zumbido de los insectos, el revoloteo de los petirrojos que no paran de piar, entrecruzándose con las múltiples pruebas médicas que le han realizado. Llega el momento de la verdad, el informe del neurocirujano: “Él fue quien me explicó que algo no iba bien. Y yo le dije, bueno, ya sé que algo no va bien. ¿Por qué cree que estoy aquí?”. Diagnosticado de ELA en 2016, </span><b style="text-align: left;">Shepard</b><span style="text-align: left;"> quiso atarearse en buscar entendimiento, fiel a su temperamento tenaz, y comprender enseguida que se trataba de aceptar lo que inevitablemente le viniera.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b>Espía de la primera persona</b></i><span style="text-align: left;"> es un libro hermoso y turbador, alejado de todo lamento, una novela donde la meditación está presente, como baluarte de convivencia con el propio ser. </span><b style="text-align: left;">Shepard</b><span style="text-align: left;"> considera que, para escribir, como para vivir o para amar, no hay que apretar, sino soltar, no retener, sino desprenderse. Y tal vez, por eso mismo, su libro se encauza bajo la mirada de alguien que espía a un hombre acabado que, en su precaria soledad, evoca recuerdos y reflexiona acerca de Vietnam, del Watergate, de la fuga de Alcatraz o del final de la historia de </span><b style="text-align: left;">Pancho Villa</b><span style="text-align: left;">. Está aparentemente inactivo, pero sentado comprende mejor que el mundo no depende de él, y que las cosas son como son, con independencia de su intervención.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Le sobrevienen pensamientos y preguntas sobre quién es esa otra persona que le observa desde lejos: “¿Por qué me mira? No lo entiendo. En estos momentos nada parece funcionarme. Manos. Brazos. Piernas. Nada. Permanezco tendido. Esperando a que alguien me encuentre. Me limito a mirar el cielo. Huelo su proximidad”. La realidad para él no huye, somos nosotros quienes huimos de ella. Por eso mismo, inquiere meditar, darse un baño de ser y permitir que esa realidad suya se exprese. Vivir supone aquí estar siempre en contacto con uno mismo, colocarse oportunamente en cada quietud y silencio. Consciente de que la enfermedad que padece lo irá paralizando de forma progresiva, hasta causarle la muerte, </span><b style="text-align: left;">Shepard</b><span style="text-align: left;"> quiere contarnos la tiranía del proceso con cierto estoicismo, sin titubeos ni dramatismo y, al mismo tiempo, urdida con lacónica ironía.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjepkrSnSJJVuIR5pUCBJrEf1AakA9jNbopgWM6BtYXT3uxTYsyVQqiWtZXI4WLn0me84hs2zZmjZlaVlu2y4jGo1VIpKpwwn42Qose_wEzC_rFxwsjap_0lJtnvAmtlFtvrXf_95e0dL0coMPsl6ISU2Tj843uCQM3VX2UhOsGa8uUSR5MajEdBfqBGqB0/s1200/Shepard1.webp" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="840" data-original-width="1200" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjepkrSnSJJVuIR5pUCBJrEf1AakA9jNbopgWM6BtYXT3uxTYsyVQqiWtZXI4WLn0me84hs2zZmjZlaVlu2y4jGo1VIpKpwwn42Qose_wEzC_rFxwsjap_0lJtnvAmtlFtvrXf_95e0dL0coMPsl6ISU2Tj843uCQM3VX2UhOsGa8uUSR5MajEdBfqBGqB0/s320/Shepard1.webp" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">La prosa de <b>Shepard</b><span> es seca, de una firmeza y pulcritud sin adornos, que alumbra y seduce, y que nos recuerda el despojamiento del también dramaturgo y narrador </span><b>Samuel Beckett</b><span>, una de sus primeras y más duraderas influencias. Aquí, como hemos dicho, se conjugan dos voces: la de un hombre decrépito, hostigado por una enfermedad que lo va paralizando poco a poco y la de alguien “posiblemente al servicio de una críptica agencia de detectives”, que espía sus limitados movimientos.</span></div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b>Espía de la primera persona</b></i><span style="text-align: left;"> es una bella recapitulación sentimental, un texto dispuesto bajo una destilación narrativa conmovedora y honesta, que encarna la existencia y estética de su autor, una novela que posee un lenguaje íntimo y directo, velado por el murmullo del tiempo. Este es un libro en el que la literatura y la vida se estrechan al máximo, un testimonio que confirma que las palabras son el verdadero germen que pone valor y sentido a la obra escrita. Es precisamente eso lo que hace </span><b style="text-align: left;">Shepard</b><span style="text-align: left;"> con suma contención y nobleza.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-16908301395896372402023-12-26T20:56:00.002+01:002023-12-26T20:57:32.655+01:00Las costuras de la vida<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTIf4qp6e25739KHz5tUIof72rqUw_iLtDvxDGZ0yHBs-oRsIvdkyyxz1nk5rcM9fmSb1i9sxXNrUBPEVUvxVeCvd-6CxHDetHgKA_kC-im5eH0UhKsJktWXJNtPXJipOp54pENG2hhMLcJvlouYdwkGUYIQiyNlSMpZARWlnpp3A0v7TJmcerSyK6nWEx/s343/Salva%20Robles.webp" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="343" data-original-width="229" height="354" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTIf4qp6e25739KHz5tUIof72rqUw_iLtDvxDGZ0yHBs-oRsIvdkyyxz1nk5rcM9fmSb1i9sxXNrUBPEVUvxVeCvd-6CxHDetHgKA_kC-im5eH0UhKsJktWXJNtPXJipOp54pENG2hhMLcJvlouYdwkGUYIQiyNlSMpZARWlnpp3A0v7TJmcerSyK6nWEx/w237-h354/Salva%20Robles.webp" width="237" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Tengo la sensación tras leer esta emotiva novela de <b>Salva Robles</b> (Málaga, 1970), de que la vida nos toma la lección una y otra vez para ver si la tenemos aprendida, incluso, nos examina antes de aprender que vivir de modo autosuficiente resulta imposible. Me gustan los libros, como este, que tienen consecuencias. <i><b>Del desorden y la herida</b></i> (Talentura, 2023) es un relato con diferentes voces que se lee sin fisuras, fresco, maduro, de esos en los que cada voz trasciende como cauce de búsqueda y ascensión de la realidad. Por aquí transitan seres que aspiran a alzar el vuelo, como ave que escapa de su jaula, pero todos llevan consigo cierta melodía de cuerpos doblegados e incompletos marcados por la falta de comunicación.</div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Dos citas reveladoras al inicio del libro vislumbran el sentido previo de lo que nos depara. La primera de </span><b style="text-align: left;">J.M. Coetzee</b><span style="text-align: left;">: “Porque no existe esa vida mejor. Esta es la única vida posible”. La segunda, más minimalista y arrebatadora, de </span><b style="text-align: left;">Alejandra Pizarnik</b><span style="text-align: left;">: “Mi desorden es atroz”. Ambas cohabitan con distinta intensidad y percusión por cada capítulo del libro. En esta novela cada personaje alterna un capítulo. A veces, son dos los personajes que entablan entre sí un diálogo confrontando la vida expuesta en sus hechuras, con el atisbo de que un humilde gesto puede cambiarlo todo. La novela transita de uno a otro dejando ver que la soledad e incomunicación de todos ellos es también un acto de rebeldía. Lo hace </span><i style="text-align: left;">Samuel</i><span style="text-align: left;"> con </span><i style="text-align: left;">Gema</i><span style="text-align: left;">, su esposa, y con </span><i style="text-align: left;">Luismi</i><span style="text-align: left;">, su mejor amigo. También </span><i style="text-align: left;">Pedro</i><span style="text-align: left;">, en su contorno voluble de adolescente. Al igual que </span><i style="text-align: left;">Marta</i><span style="text-align: left;">, la terapeuta, observadora de tantas emociones ajenas, consciente de que “a todos nos hacen falta los melodramas para sobrevivir”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Las intermitencias que cada uno de ellos va dejando esparcir de forma continuada reflejan sus síntomas y maneras de entendérselas con la vida. </span><i style="text-align: left;">Luismi</i><span style="text-align: left;"> señala: “Qué más se puede hacer, excepto vivir”. Para </span><i style="text-align: left;">Gema</i><span style="text-align: left;">, “vivir es como cruzar carreteras en lugar de transitarlas en línea recta”. </span><i style="text-align: left;">Samuel</i><span style="text-align: left;">, un hombre invisible y aturdido, considera que para él “caminar se ha convertido en enhebrar rotondas”. A </span><i style="text-align: left;">Pedro</i><span style="text-align: left;">, lector impenitente, le preocupa su realidad, la que está fuera de los libros, “la realidad dando puñetazos, para no variar”. </span><i style="text-align: left;">Marta</i><span style="text-align: left;">, en cambio, aspira a soltar amarras del pasado, al menos es lo que traslada a sus pacientes: “No soporto este constante volver hacia atrás tan estéril”. Todos ellos se exponen y se desnudan de sus certezas y desengaños. A ninguno le impide el otro para ser él mismo. Todos entran en acción y, cuando piensan, sus cuerpos también piensan.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Sin duda, </span><b style="text-align: left;">Salva Robles</b><span style="text-align: left;">, es consciente de que escribir una novela es habitar en otra dimensión, nadar en un mar de dudas, y más en un debut, que no parece que lo sea. Eso del mar de dudas lo sabe todo escritor que se precie, es su privilegio, bendito privilegio. </span><i style="text-align: left;"><b>Del desorden y la herida</b></i><span style="text-align: left;"> es una novela que se deja querer, que encuentra el tono de lo que quiere contar por muchas razones: posee un ritmo narrativo trepidante, pasiones contenidas y verdades equidistantes, como la lucha, la ilusión, el silencio o la fatalidad. Es una novela que deja ver lo que su autor tenía decido ya en su cabeza, si no, no lo hubiera orquestado con ese desparpajo que la envuelve, y que nos revela que escribir es sustraerse a la vida, que escribir es tocar de cerca lo humano, es poder captar eso que mientras es, ya no es o deja de serlo.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmbTaLT6m37JvvN17LC8fdDrm6sB-h2Au8cthFC6elJyU_sJfpuFGjijOb9NqxcRGdnpuoEJxI9KuH9ZP-jyDgp8DQ8lvQ7f9DmRDodycMLzpX_pAGRofQdhyHgnYJ95KGzVQczrybUb2aWZmci8ox7Kj_bEa_NyZzvnygsRsbVpQHQz7naMZrcbK0hulC/s720/Salva%20Robles1.png" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="540" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmbTaLT6m37JvvN17LC8fdDrm6sB-h2Au8cthFC6elJyU_sJfpuFGjijOb9NqxcRGdnpuoEJxI9KuH9ZP-jyDgp8DQ8lvQ7f9DmRDodycMLzpX_pAGRofQdhyHgnYJ95KGzVQczrybUb2aWZmci8ox7Kj_bEa_NyZzvnygsRsbVpQHQz7naMZrcbK0hulC/s320/Salva%20Robles1.png" width="240" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Podemos concluir que esta novela recoge un mundo reconocible de conflictos humanos, con clara tendencia a la paradoja, un relato capaz de arrastrarnos y seducirnos gracias a la amenidad de las voces que contiene, a la prosa bien plantada de la que se vale y, también, al tono de cómo lo presenta, con agudas reflexiones que compulsan el sentido común de muchas cosas y que infieren en soplos que nos nombran.</div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">En fin, digamos que la pulpa de todo lo que aquí se cuenta se encuentra en lo que el libro deja al descubierto, que la vida hace añicos las certezas, que el provecho de la vida reside en su uso, una novela cuya virtud suprema es el aire de realidad que sopla en sus páginas, como si el autor buscara la concordancia de la palabra con las costuras de la vida. Al final, de qué se trata, ¿de vivir o de saber que se está viviendo? Un debut destacable.</span></span></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-11133957274809510892023-12-21T15:50:00.003+01:002023-12-21T15:51:35.290+01:00Una ciudad múltiple<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv-D5nWv27XRzH7uUlr9T2Pxo7qbpGBvTTDXvthFayfKhubMe890cWsXRBhyWAx4r-NmqmLqfp5Wbp0Unulljp4oDCYcdYDJaDIRc_uxlrkQGeZB8SalS6c3TT5y_H-tVVGATg2LliLbRCFgjizVpRVbk8MI2S5_43otnX7T6YH0Gl6a8UZHWb9JJhITTF/s1200/A%CC%81lex%20Chico.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="775" height="371" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv-D5nWv27XRzH7uUlr9T2Pxo7qbpGBvTTDXvthFayfKhubMe890cWsXRBhyWAx4r-NmqmLqfp5Wbp0Unulljp4oDCYcdYDJaDIRc_uxlrkQGeZB8SalS6c3TT5y_H-tVVGATg2LliLbRCFgjizVpRVbk8MI2S5_43otnX7T6YH0Gl6a8UZHWb9JJhITTF/w240-h371/A%CC%81lex%20Chico.jpeg" width="240" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">La relación de quien camina por su ciudad, por sus calles, por sus barrios, ya les sean conocidos o los descubra al hilo de sus pasos, es primeramente una relación afectiva y una experiencia corporal que deja sus marcas. Porque la ciudad no está fuera de uno, sino dentro, impregnando nuestra mirada, nuestro oído y el resto de los sentidos, que, en su conjunto, se ven alumbrados por su cartografía. Uno se la apropia y actúa según los significados que la propia ciudad le va dando. Alrededor de cada habitante de la ciudad se traza una miríada de caminos vinculados a su experiencia y quehaceres cotidianos: el barrio donde trabaja, la calle donde queda con los amigos, la avenida de los cines y librerías, o los lugares a los que nunca va porque no se asocian a ninguna actividad ni estímulo. Y así, sucesivamente.</div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Lo que propone </span><b style="text-align: left;">Álex Chico</b><span style="text-align: left;"> (Plasencia, 1980) con su nuevo libro, </span><i style="text-align: left;"><b>Barcelona mapa infinito</b></i><span style="text-align: left;"> (Ediciones Traspiés, 2023) no es más que acercarnos a toda esa idea de relación afectiva, de significados y de experiencia vital con cada espacio que confluyen en el hecho de habitar una ciudad múltiple como es Barcelona, “una ciudad geométrica rodeada de laberintos”, en palabras suyas, para contarnos una historia de vecindad y múltiples revelaciones, una travesía consentida y auspiciada por esta memorable frase de </span><b style="text-align: left;">Calvino</b><span style="text-align: left;"> de que </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">Una ciudad se pierde si alguien no la escribe</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">. Consciente de que siempre habrá cosas que se escapan inevitablemente al delimitar nuestra vida en la ciudad y jugando con la conjetura de sus enigmas, </span><b style="text-align: left;">Chico</b><span style="text-align: left;"> reflexiona y señala que “Las ciudades en las que vivimos van permeando en nosotros y a fuerza de un tránsito constante, a fuerza de ir recorriéndola año tras año, acaban determinando nuestra forma de ver y comprender el mundo”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Por encima de todo, este libro nos depara una andanza sintiente por Barcelona, una suerte de linterna portátil que alumbra las coordenadas que conforman sus puntos de fuga y contradicciones, desde la propia vivencia de quien la describe, que responde de su experiencia hablando de todo lo que se superpone y acumula la ciudad donde vive: “Así es como juzgo a esta ciudad, como un mapa infinito”, nos dice. Ya, desde el frontispicio del libro, </span><b style="text-align: left;">Chico</b><span style="text-align: left;"> nos presenta tres citas que predisponen al lector a recorrer la ciudad desde el soplo literario y la observación con todo aquello que pueda llevarnos a una aventura distinta. Se hace cómplice de la primera de ellas: </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">Hacer el retrato de una ciudad es el trabajo de una vida y ninguna foto es suficiente</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">, una frase memorable de la fotógrafa estadounidense </span><b style="text-align: left;">Berenice Abbott</b><span style="text-align: left;">. En la siguiente, evoca a </span><b style="text-align: left;">Roberto Bolaños</b><span style="text-align: left;"> que alude a que también en una ciudad civilizada, como Barcelona, aúlla el lobo, hasta llegar a la tercera cita de la escritora argentina </span><b style="text-align: left;">Verónica Nieto</b><span style="text-align: left;"> que más bien parece un microrrelato: “Y, entonces, te vas quedando en Barcelona”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Y así echa a andar </span><i style="text-align: left;"><b>Barcelona mapa infinito</b></i><span style="text-align: left;">, como una historia que contar, con sus calles y protagonistas, con su esencia literaria de quienes las hicieron vívidas, con sus espacios reconocibles y apuntes suspendidos en la memoria colectiva. Para </span><b style="text-align: left;">Álex Chico</b><span style="text-align: left;">, “la ciudad es un asunto demasiado complejo, un tema que se enmaraña más a medida que le añadimos capas y capas de memoria”. Se prodiga, sin tener que acudir a los excesos retóricos, en rescatar datos y citas literarias, haciendo de su propia lectura una guía sentimental barcelonesa con sus realidades, espejismos, puntos cardinales de la montaña y el mar, y con sus márgenes, sin ocultar su miedo a la vorágine turística. También hay lugar para nombrar las novelas sobre Barcelona, como </span><i style="text-align: left;"><b>La ciudad de los prodigios</b></i><span style="text-align: left;">, de </span><b style="text-align: left;">Eduardo Mendoza</b><span style="text-align: left;">, al igual que espléndidas narraciones y entresijos como las que escribieron </span><b style="text-align: left;">Pla</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Marsé</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Vázquez Montalbán</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Mercé Rododera</b><span style="text-align: left;"> o </span><b style="text-align: left;">Joan Margarit</b><span style="text-align: left;">, entre otros.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">Retratar la ciudad en la que uno vive es una aspiración permanente en la vida de un escritor, nos dice. Alude a las vanguardias para asentar su idea de que no existe una sola forma de retratar a una ciudad, sino múltiples maneras de hacerlo, dependiendo del rincón o viaducto que elijamos para observarla: “Todo paseo es infinito”. Barcelona se presta a ello, y mucho, nos viene a decir, desde La Rambla a Montjuic, desde la Torre Castanier a la Sagrada Familia o desde los pasajes de l’Eixample a los del Raval: “Barcelona es una gran ciudad pequeña, y sin embargo llena de puntos de fuga capaces de desplazarnos a cualquier parte”. Bajo este predominio de vivencias y analogía entre la ciudad y sus confluencias literarias, nos anima a percatarnos de que “En las ciudades, como en las novelas, cabe todo” y cómo un paseíllo tras otro concitan a entendernos con su mapa y a reverberar la memoria de sus rincones.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b></b></i></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcIb8fHFGQOP2OSUAk2K2NrsVLu7RhoobEMGSSkZqnIT44q2m5YFZCF1HchaY9qABA6iKa9oB1EBIJFZ6AjfeXXfkBNehKVNE3-UiWg0Jb7nWF2K4RHAumhXRXVs3UC3Bdwb7MWRKWIkomdtUD1yN8xldrvy_aHDPUb6fw6CDcgHsrkaahoaqjvTDRaRS5/s667/A%CC%81lex%20Chico1.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="667" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcIb8fHFGQOP2OSUAk2K2NrsVLu7RhoobEMGSSkZqnIT44q2m5YFZCF1HchaY9qABA6iKa9oB1EBIJFZ6AjfeXXfkBNehKVNE3-UiWg0Jb7nWF2K4RHAumhXRXVs3UC3Bdwb7MWRKWIkomdtUD1yN8xldrvy_aHDPUb6fw6CDcgHsrkaahoaqjvTDRaRS5/s320/A%CC%81lex%20Chico1.jpeg" width="320" /></a></b></i></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span><i><b>Barcelona mapa infinito</b></i></span><span> no es una guía de la ciudad, ni un libro de viaje, es un relato de reminiscencias personales y de evocaciones transmitidas libro adentro, tan solo para saber que quien escribe sobre su ciudad perpetúa su estancia, recicla sus pasajes y recuerdos, se apropia de su mapa, lo revive, lo reinventa, como la vida misma, como un trazado en el que cada instante es resonancia y continuidad. Y esa conexión fluida pone su guiño a la concepción borgeana, digamos laberíntica, que ha querido establecer el autor en la construcción de este mapa sobre Barcelona, un paseo narrativo ilustrado con dibujos de </span><span><b>Joan Ramon Farré Burzuri</b></span><span>, cuyo resultado final es un recorrido por el espacio y el tiempo de alguien que deambula por sus calles, según decía </span><span><b>Walter Benjamin</b></span><span>, </span><span>«</span><span>como lo haría por un bosque: dispuesto al descubrimiento</span><span>»</span><span>.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Lo que nos llama la atención de </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Álex Chico</b></span><span style="color: black; text-align: left;">, es su destreza narrativa, su capacidad de escritor todoterreno, un talento poco común que cada vez a más lectores nos cautiva, por su verdad y oficio. Y ahora también, con esta hermosa semblanza sobre Barcelona, un libro ameno, jugoso y sincero, escrito sin más límite que su atracción por el magnetismo de una ciudad que padece, disfruta y ama.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-88275506922197390162023-12-12T21:40:00.004+01:002023-12-12T21:45:01.284+01:00Conversar con la muerte<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9_xQCmaHWVjoZiqGaPvEfl9qarISPL7QZrJ5bUjaoA4PYvhVodSQ6UVzsWcwznVMFiFGVf4aO-f-HJX7pKcuWMHOEIIVfr8oCTsIx-ixV_OjtVz8tdovEkG1gDaXaxxZ3gAz3R9zvM8PfYXkuKErhEWCBf2rGRQuULX26UQ1s3zDMLllVyTWvDL9UGRHz/s1200/Horvilleur.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="780" height="354" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9_xQCmaHWVjoZiqGaPvEfl9qarISPL7QZrJ5bUjaoA4PYvhVodSQ6UVzsWcwznVMFiFGVf4aO-f-HJX7pKcuWMHOEIIVfr8oCTsIx-ixV_OjtVz8tdovEkG1gDaXaxxZ3gAz3R9zvM8PfYXkuKErhEWCBf2rGRQuULX26UQ1s3zDMLllVyTWvDL9UGRHz/w230-h354/Horvilleur.jpeg" width="230" /></a></span></span></div><span style="color: black;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">La muerte forma parte de la vida y es parte del relato de ella misma. Tal vez sea la última oportunidad de hallar un significado y de dar un sentido coherente a lo que pasó antes. Pero la vida siempre tiene un futuro, y para muchos hasta en la muerte. Morir es parte de la vida, no de la muerte. Por eso mismo, andamos necesitados de palabras para tratar de minimizar la inevitable soledad del que muere, palabras para contener al otro, palabras para entender la experiencia compartida y establecer una conexión con ese otro ser humano que definitivamente se va y nos deja.</div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Sobre todo, este asunto ancestral de lo que significa la muerte en la experiencia humana trata </span><i style="text-align: left;"><b>Vivir con nuestros muertos</b></i><span style="text-align: left;"> (Libros del Asteroide, 2022), de la escritora, filósofa y rabina, </span><b style="text-align: left;">Delphine Horvilleur</b><span style="text-align: left;"> (Nancy, Francia, 1974), un ensayo transversal entre lo sagrado y lo cotidiano en el que está muy presente el pensamiento judío. El libro lleva un subtítulo exquisito y filosófico, </span><i style="text-align: left;">Pequeño tratado de consuelo</i><span style="text-align: left;">, y, como dice la propia autora: “reúne varias historias que me ha sido permitido contar, vidas y duelos que he tenido que vivir o que he podido asistir”. En todas ellas nos vamos a encontrar con episodios que dejan ver también ese lado amable de entender lo que fundamenta a la identidad judía: “Nadie sabe realmente qué hace a un judío, y menos aún a un </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">buen judío</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">”. Diremos que es un libro lleno de inquietudes y curiosidades, tanto religiosas como laicas, incluso con un soplo de humor para afrontar la muerte con serenidad y desenfado.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Horvilleur</b><span style="text-align: left;">, como rabina laica, apartada de cualquier posición hegemónica, se afana en contarnos cómo los muertos conforman nuestras vidas y cómo nosotros, al morir, igualmente conformaremos otras vidas. A su vez, nos desvela el sentido que tienen esas piedrecitas emblemáticas que los judíos colocan en las tumbas, en vez de flores: “Dejar una piedra encima de una tumba es declarar a quien descansa en ella que nos incorporamos a su herencia, que nos ubicamos en la serie de generaciones que prolongan su historia. La piedra proclama filiación, real o ficticia, pero siempre sincera”. Los ritos y las palabras ponen de manifiesto el relato de la muerte que no debe reducirse a un mero trámite de desenlace trágico, sino que dé continuidad al propio relato de la vida del fallecido: “No contar nunca la vida a partir del final sino a partir de lo que en ella se creyó </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">sin fin</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">. Saber decir todo lo que fue y lo que podría haber sido, mucho antes de decir lo que ya no será.”</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Otra curiosidad sobresaliente que nos revela </span><b style="text-align: left;">Horvilleur</b><span style="text-align: left;"> es que en el judaísmo no existe la confesión, salvo la que precede a la muerte. Lo mismo que la importancia que tiene en la tradición judía el </span><i style="text-align: left;">kadish</i><span style="text-align: left;">, que no se refiere solo a la oración de los deudos, sino a la persona designada para recitarla. De ahí que es algo común y propio de un padre o una madre personarse ante el rabino para presentarle a su hijo como su </span><i style="text-align: left;">kadish</i><span style="text-align: left;"> cuando llegue la hora de su muerte. Humoradas y chistes judíos cargados de simbolismo y trascendencia no faltan. Por ejemplo: “Esto son dos supervivientes de los campos que están haciendo humor negro sobre el Holocausto. Dios, que pasaba por allí, los interrumpe: </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">Péro ¿cómo os atrevéis a bromear con tamaña catástrofe?</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">, y los supervivientes le dicen: </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">¡Tú qué vas a saber, si no estabas allí!</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">.”</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b>Vivir con nuestros muertos</b></i><span style="text-align: left;"> es un compendio de vivencias, rico en perspectivas, que interesará a quien sienta curiosidad por los enigmas en la vida y la muerte. </span><b style="text-align: left;">Horvilleur</b><span style="text-align: left;"> traza su mirada humanista para hablarnos con sencillez, sabiduría y distensión sobre la complejidad de entender el sentido de la muerte desde la tradición judía, consciente de que el judaísmo tampoco proporciona una respuesta firme sobre la otra vida para quienes la esperan con inusitada preocupación. Elogia acompañar la muerte de los demás desde las creencias o ausencias de estas, desde la convivencia, sin que ninguna de esas opciones tenga que prevalecer sobre el resto, y acaba el libro evocando el asesinato de </span><b style="text-align: left;">Isaac Rabin</b><span style="text-align: left;">, para poner su foco de atención en la esperanza, despertar la conciencia de los vivos y proclamar que ningún fanatismo habla nunca en nombre de todos.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihsjl96ySm0gCLBDZM7DsNuOyxdczhyhN9evhnTNQNSvxcIteGJZvgPcsqI4D1dpzYIQ0__NWXkMWGbNH3TcxsJN8RzHRxfGqdm6vYnyzAGnbqwDNqipc0Vf3Ae9kiCjjqpfBN_Ure4sOu6lcg9_Xwpocs2FEFHFW4jJdE1RyMEFwiP5UFDzYCkl7fGqpD/s1024/Horvilleur%201.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="834" data-original-width="1024" height="261" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihsjl96ySm0gCLBDZM7DsNuOyxdczhyhN9evhnTNQNSvxcIteGJZvgPcsqI4D1dpzYIQ0__NWXkMWGbNH3TcxsJN8RzHRxfGqdm6vYnyzAGnbqwDNqipc0Vf3Ae9kiCjjqpfBN_Ure4sOu6lcg9_Xwpocs2FEFHFW4jJdE1RyMEFwiP5UFDzYCkl7fGqpD/s320/Horvilleur%201.jpeg" width="320" /></a></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">Conversar con la muerte tiene el sentido vitalista de saber entender que su intermitencia no debe reducirnos a determinarla como un mero trámite que aguarda su momento: “Nadie sabe hablar de la muerte, y puede que esta sea la definición más precisa que se pueda dar de ella”. Hay algo fascinante en este libro de fidelidad compartida que lo hace propio y singular, y no es más que su calidez narrativa y enorme honestidad, capaz de mantenernos atentos y ensimismados en un “pequeño tratado de consuelo” que nos concita a buscar respuestas y sentirnos más vivos, más cerca de pensar que después de la muerte hay algo que no sabemos, como dice </span><span style="color: black;"><b>Horvilleur</b></span><span style="color: black;">: “algo que todavía no se nos ha revelado, algo que otros harán, dirán y contarán mejor que nosotros, porque hemos existido”.</span></div></span></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: medium;"><span style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;"><i><b>Vivir con nuestros muertos</b></i></span><span style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;"> es un libro hermoso sobre la muerte, que emociona, alumbra, entretiene y enseña a leer la vida. Sin duda, una de mis lecturas más gozosas del año.</span></span></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-81920062721640164892023-12-08T10:06:00.002+01:002023-12-08T10:07:00.406+01:00Pérdidas y hallagos<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFaqIwT_YbFrHKqr-M_hxnegHJtYKldLrxv4nL8TeijbdRUZM7yiFiBtIPgODQDmV5AIzlhKSXwtBSevScIU3Phb2oYoIL7mKlFQoWJgiYhjn9KEoeNVCRnvDK5WN5KT_IKu3aYH_cq9uOvipvnr3q3UrDa2IY7p1NvaX0gtxhdpytw-C0dEsni58Z73HA/s1182/Schulz.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1182" data-original-width="745" height="359" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFaqIwT_YbFrHKqr-M_hxnegHJtYKldLrxv4nL8TeijbdRUZM7yiFiBtIPgODQDmV5AIzlhKSXwtBSevScIU3Phb2oYoIL7mKlFQoWJgiYhjn9KEoeNVCRnvDK5WN5KT_IKu3aYH_cq9uOvipvnr3q3UrDa2IY7p1NvaX0gtxhdpytw-C0dEsni58Z73HA/w227-h359/Schulz.jpeg" width="227" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">La escritura y la lectura trasladan, es decir, nos convierten en metáforas del tiempo. En ese camino, a lo largo de nuestras vidas, somos partícipes del asombro continuo que los libros son capaces de producir. Incluso para incrementar el valor de la vida y atemperar las pérdidas que nos suceden. Nadie entendería la vida sin la concurrencia y el alcance de esos extravíos propios y ajenos de cada día. Sin embargo, nos resultan exasperantes, incluso los más banales. Cualquier pérdida es un desajuste que puede derivar en una crisis con nosotros mismos, con los demás o con el mundo entero. Algo común que nos acerca a entender que perder es un verbo continuo que conjugamos en presente, pasado y futuro a lo largo de nuestra vida. En la naturaleza de la pérdida cabe todo: lo leve y lo grave, lo insulso y lo importante, lo insólito y lo penoso, lo extraviado por momento y lo desaparecido para siempre.</div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Bajo este remolino de consecuencias que portan extravíos y pérdidas, la escritora y reportera estadounidense </span><b style="text-align: left;">Kathryn Schulz</b><span style="text-align: left;"> (1974, Shake Heights, Ohio) nos concita al lector en su nuevo libro, </span><i style="text-align: left;"><b>Una estela salvaje</b></i><span style="text-align: left;"> (Gatopardo, 2023), unas memorias con alma ensayística, para que la acompañemos en su investigación sobre todo lo que causa la pérdida en la experiencia humana, su contrariedad e impertinencia. Y, lo que es más importante, al enfoque de enfrentarnos a lo mucho que incide en nuestra existencia, “al hecho de que, tarde o temprano, el destino natural de casi todo es desaparecer o perecer”. En ese proceder suyo, erudito, indagatorio y hasta filosófico, traducido por </span><b style="text-align: left;">Marta Rebón</b><span style="text-align: left;">, mezcla de exploración y vivencias, se aborda en tres partes un duelo, un amor y una incursión reflexiva en torno a la conjunción “y”. Todas estas secciones guardan lazos entre sí por lo que conectan con el hecho de vivir.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Si en la primera parte nos sumergimos en las pérdidas cotidianas y en aquellas otras pérdidas irreparables, de dolor inmenso, como es la muerte de un padre, en la segunda parte llegamos al territorio de los hallazgos. Aquí, el estímulo y el asombro de encontrar algo nuevo sostiene el peso de buena parte del libro. Cuenta </span><b style="text-align: left;">Schulz</b><span style="text-align: left;"> que cuando aparece el enamoramiento todo se trastoca “es una especie de paréntesis, una pausa en el orden normal de las cosas”. Es el azar y el destino los que, a veces, se confabulan, como así le ocurrió unos meses después de que falleciera su padre. Había quedado a almorzar con una desconocida y se enamoró inesperadamente. Estaba en pérdida y le cambió la suerte.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Dice </span><b style="text-align: left;">Schulz</b><span style="text-align: left;"> que, en ese trasiego de extravíos, “solo hay dos formas de encontrar algo. La primera es, mediante la recuperación, cuando encontramos algo perdido. La segunda es mediante el descubrimiento, cuando encontramos lo que nunca habíamos visto antes”. De esta impronta abastece sus reflexiones sobre el enamoramiento: “A veces, nuestros descubrimientos son tan fortuitos que casi parece que las cosas nos encontraron a nosotros y llegaron de la nada a nuestras vidas”. El amor, viene a decirnos, confía en su propia invención ilimitada: “Y, sin embargo, el amor es innegablemente un enigma, y uno de sus muchos misterios es que a veces descubrimos muy pronto que, como decía </span><b style="text-align: left;">Dante</b><span style="text-align: left;">, la felicidad nos ha llegado”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Al llegar a la tercera parte, cobrará sentido el título del libro mediante la conexión del origen del mundo proveniente del choque de un meteorito con la Tierra hace treinta y cinco millones de años, “una estela salvaje” y remota que, aún, sigue dando pie a hacernos preguntas por el origen, desarrollo y continuidad de la vida en nuestro planeta. Nada parece aislado, todo ejerce una constante ilación, “el mundo en modo conjunción”. Se trata de entender que vivimos conectados con muchas cosas a la vez. Alude al filósofo </span><b style="text-align: left;">Hume</b><span style="text-align: left;"> en los términos en que “todas las ideas provienen de la yuxtaposición, de enlazar un elemento conocido del mundo con otro”. En esta idea implícita del significado y proyección de la letra “y”, queda dicho que “no es solo un sentimiento de conjunción; es también un sentimiento de continuación”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><i><b></b></i></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><i><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3PoypZbFG7VhyXSg0mqmglUOnvCJALpcY4hvPHbtzbkpc7JoQi-LV45M_UDYSiason3FWOjxhELys79xSCXqiJxM0SOYge0nVLt-NDGOw947b6vDb0h8WOvoWA2psDyPDn08GM1rKAcZ79G9K0It4qV3t56PSdIAmFnRG0x9RQlDmZwjOtz9hys636fHJ/s1200/Schulz%201.webp" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="630" data-original-width="1200" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3PoypZbFG7VhyXSg0mqmglUOnvCJALpcY4hvPHbtzbkpc7JoQi-LV45M_UDYSiason3FWOjxhELys79xSCXqiJxM0SOYge0nVLt-NDGOw947b6vDb0h8WOvoWA2psDyPDn08GM1rKAcZ79G9K0It4qV3t56PSdIAmFnRG0x9RQlDmZwjOtz9hys636fHJ/s320/Schulz%201.webp" width="320" /></a></b></i></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-style: italic; font-weight: bold;"><i><b>Una estela salvaje</b></i></span><span style="color: black;"> es un memorial perspicaz y reflexivo para llegar a la conclusión de que habitar el mundo es escuchar también el rumor del tiempo, aprendiendo a interpretarlo desde la experiencia vital de entender que “solo disponemos, inevitablemente, de una vida, y por muy activos, interesados, afortunados o longevos que seamos, solo podemos hacer cierto número de cosas con ellas”. Por aquí transita todo su sesgo narrativo, por donde las pérdidas y los hallazgos se conjuran y desdoblan en un mismo plano vital, se trata de un libro que recoge un buen bagaje de lecturas y experiencias de la mano de su autora, un manuscrito que toca de cerca la vida, las ganas de ser y apela al regocijo de “aprovechar mejor nuestros días finitos”.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-48753547416218078172023-11-29T07:40:00.003+01:002023-11-29T07:45:21.961+01:00Curada de espantos<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8Qa5cZtXc1kWO8gKxYUvVzg_40uN7_5luKhpt8Ip6kWvaDc7ALV09_38SsvKxwPIvpkbVcQcbBw6rYIjumoLh9gkh0lt_WKBNhLtqRbw-Id0vwXaqitA6ZN15wigU2HCwrUaId4l-_fivRy6NU3p3F3D3Zi5AyOy4y-X0X4wSBsz6Gouf-h86S2INSLOs/s2362/Ariana%20Harwicz.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2362" data-original-width="1488" height="355" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8Qa5cZtXc1kWO8gKxYUvVzg_40uN7_5luKhpt8Ip6kWvaDc7ALV09_38SsvKxwPIvpkbVcQcbBw6rYIjumoLh9gkh0lt_WKBNhLtqRbw-Id0vwXaqitA6ZN15wigU2HCwrUaId4l-_fivRy6NU3p3F3D3Zi5AyOy4y-X0X4wSBsz6Gouf-h86S2INSLOs/w224-h355/Ariana%20Harwicz.jpeg" width="224" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Nadie duda ya de que la lectura silenciosa ha sido una conquista. Quienes leemos en silencio y en soledad reconquistamos una soledad reparadora, vaciada de la angustia ruidosa del exterior. Con un libro en las manos nos sentimos acompañados. Es una manera de tomar distancia del eco del día y romper con su inercia. Leer nos reconforta, es como detener el tiempo que nos asigna este mundo. Leer es apoyar el cuerpo en otra postura al tiempo que vivimos. Leer es percatarse de que la vida es también un relato de todo lo que nos conforma y de lo que somos, entre lo muy visible y lo demasiado secreto. A los libros se llega como a las islas mágicas de los cuentos, nos dice <b>Martín Garzo</b>, no porque alguien nos lleve de la mano, sino simplemente porque nos salen al paso. Eso es leer, llegar a un lugar nuevo, sin hacer ruido.</div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">La escritora </span><b style="text-align: left;">Ariana Harwicz</b><span style="text-align: left;"> (Buenos Aires, 1977) en su nuevo libro </span><i style="text-align: left;"><b>El ruido de una época</b></i><span style="text-align: left;"> (Gatopardo, 2023) nos invita a reflexionar sobre todo lo que concierne a ese entramado establecido por la escritura y la lectura con la vida y sus secretos, con las emociones y sensaciones de lo que las palabras nos dan cuenta por ese hilo continuado que supone vivir y hablar, escribir y leer, recogerse y estar más en silencio. A lo largo de los textos de este volumen, la autora abre cauces para desplegar asuntos esenciales por los que transita la creación literaria, destacando lo que supone la escritura para quien se afana en su desempeño: “Escribir es sustraerse a la vida. Pero para escribir hay que vivir..., lanzarse a la vida, olvidando la escritura, para después lanzarse a escribir, olvidando la vida”. Mientras ese devenir se fragua en el texto, primeramente, hay un compás de espera en busca de alguna resonancia: “Para encontrar la escritura, a veces hace falta no escribir..., sino buscar el deseo de la escritura, la búsqueda de ese deseo ya es un procedimiento literario”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">En </span><i style="text-align: left;"><b>El ruido de una época</b></i><span style="text-align: left;"> convergen textos que rumian ese ámbito privilegiado de libertad por donde la verdadera literatura se da a valer: “La única condición de un escritor, de la generación, cultura y época que sea, es la de ser único e irreductible”. Sostiene además </span><b style="text-align: left;">Harwicz</b><span style="text-align: left;"> que, aunque la literatura sea una forma privilegiada de memoria, no hay que olvidar que “solo al escribir se puede dejar de ser lo que se es. O desconocer lo que se es”. Comparte igualmente que como ser humano no solo se actúa, habla, piensa y sueña, sino que también se calla. Sin embargo, deja ver que el ser sobre quien callamos representa la verdad: ese ser somos nosotros mismos, y callamos sobre nosotros mismos. Deja ver que con esto la predisposición que todo escritor que se precie establece consigo mismo: “Escribir es poder captar eso que mientras es, ya no es. Cuando estoy lista para volver a escribir, soy como un soldado en posición de tiro, el dedo índice en el gatillo”. Qué cierto es que un escritor, cuando escribe, delata su alma. En este libro se cita a </span><b style="text-align: left;">Virginia Woolf</b><span style="text-align: left;"> para acreditar lo dicho bajo el mismo propósito y conjuro: “Escribir es atravesar las apariencias”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Por todo ello, podemos decir que la escritora argentina se postula en este libro, concebido como un texto fragmentario, entre el ensayo, la crónica y la literatura epistolar que la autora mantiene con el escritor y traductor chileno </span><b style="text-align: left;">Adan Kovacsics</b><span style="text-align: left;">, como una firme defensora del desacato artístico, reflexionando acerca del discurso político y creativo establecido por el propio mercado cultural, revelándose contra su entramado concebido como mecanismo de control: “Me han llamado al orden por no adecuar mi habla al uso actual. Me han dicho que lo que digo es violento, ofensivo, por el modo en que lo digo, es decir, que la lengua que hablo es la culpable de la ofensa”. Pero también hay que decir que </span><i style="text-align: left;"><b>El ruido de una época</b></i><span style="text-align: left;"> es un libro variado que abarca otros ámbitos, además de disparar contra una época.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaYk5MGKW3M4TvBP5LtZ0qusZjlm1Jna-TdafQew6UCr08SEO-KnNYHu-absn52E7rWkbDS9X61LK63CI3PMeowX_jsjC2O-J4eFY6WkSBE94Y5PZyuiySSr0rOS3M1mIU0tFwpr-RsZHZRBSlVZrObU_cnlhKHyyHGMhafhNuhjaQ31Vz6OccZSY7ucpI/s1825/Ariana%20Harwicz%201.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1825" data-original-width="1160" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaYk5MGKW3M4TvBP5LtZ0qusZjlm1Jna-TdafQew6UCr08SEO-KnNYHu-absn52E7rWkbDS9X61LK63CI3PMeowX_jsjC2O-J4eFY6WkSBE94Y5PZyuiySSr0rOS3M1mIU0tFwpr-RsZHZRBSlVZrObU_cnlhKHyyHGMhafhNuhjaQ31Vz6OccZSY7ucpI/s320/Ariana%20Harwicz%201.jpeg" width="203" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Aquí encontraremos un despliegue misceláneo en el que irrumpen aforismos, citas y fragmentos sobre muchos asuntos como, entre otros, la ética del novelista, la música de la escritura o la interconexión y correspondencia de las artes. Es un libro que parte del siglo XXI hacia atrás, preguntándose qué estrépitos y runrunes habrán tenido nuestros antepasados. Qué ruido habrán soportado muchos escritores como <b>Melville</b><span>, </span><b>Sandor Márai</b><span>, </span><b>Clarice Lispector</b><span> y tantos otros, cuando escribían, músicos como </span><b>Mahler</b><span> o </span><b>Chopin</b><span>, cuando componían, o pintores de entonces como </span><b>Degas</b><span> o </span><b>Van Gogh</b><span>, cuando pintaban. Lo que hace </span><b>Harwicz</b><span> en sus páginas es enfatizar lo que ya apuntaba </span><b>Adorno:</b><span> que el arte no debe tener una función determinada, al igual que esto otro que decía </span><b>Rimbaud</b><span>: “El arte es la pérdida de la moralidad, la literatura no tiene que tener la finalidad de hacernos mejores personas”.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">En estos ensayos se condensan aprendizaje, reflexión y experiencia, bajo el sentir de una escritora de verdad, a la que solo le interesa la revelación que aflora de la propia realidad del acto de escribir, consciente de que escribir es disponerse a hacerlo, incluso con la vida en contra. Este es un libro intenso, ameno y radical que ahonda en esa verdad literaria de “contar lo que se esconde detrás de todo”, como anotó <b>Sándor Márai</b> en su último diario. Así lo hace <b>Ariana Harwicz</b>, con inteligencia y garra, comprometida y curada de espantos.</span></div><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-53980780589369416762023-11-20T21:31:00.006+01:002023-11-20T21:57:47.216+01:00Donde todo sucede<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggF1JpDpBwZfmJIgaaap5_Zldk8cBHPtfgfWiWIb7eOchi9rgHJb8FGXk0TT94sBvGIXtwuXudb4AgL0Kf_VYO-d3x5jW8ma1VcCSLIfFkEvqTISWWI6cB7aINHUR881ctun4sMizhw_AMh2Bxbw_z6xiuBYFT2znU46OfGW1u9fm22mf8FIabAv18faaa/s459/Custodio%20Tejada.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="459" data-original-width="300" height="370" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggF1JpDpBwZfmJIgaaap5_Zldk8cBHPtfgfWiWIb7eOchi9rgHJb8FGXk0TT94sBvGIXtwuXudb4AgL0Kf_VYO-d3x5jW8ma1VcCSLIfFkEvqTISWWI6cB7aINHUR881ctun4sMizhw_AMh2Bxbw_z6xiuBYFT2znU46OfGW1u9fm22mf8FIabAv18faaa/w242-h370/Custodio%20Tejada.jpeg" width="242" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Los que no somos poetas y nos manejamos mejor por la acera de la prosa, también abrigamos un cierto pálpito lírico escondido que, de vez en cuando, aflora apelando a la energía de nuestros sentimientos, de nuestro modo de vivir y de percibir el mundo. Al menos, como lector. Llegados a este punto, tiene vigencia aquello que <b>Alejandra Pizarnik</b> decía: “La poesía es el lugar donde todo sucede”. Ahora bien, también decía que, para que tenga lugar, es necesario que el destinatario, esto es, el lector, termine el poema, rescate sus múltiples sentidos y los recree. De ahí que me importe la poesía, como a otros muchos, cuando esta nos muestra el mundo bajo una luz diferente a la de nuestra sensibilidad y, aunque sea solo por un momento, cuando nos hace partícipe de una preocupación, de un hallazgo, de una alegría, de una emoción.</div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Para </span><b style="text-align: left;">Custodio Tejada </b><span style="text-align: left;">(Purullena, Granada, 1969)</span><span style="text-align: left;"> este menester de conexión entre el poeta y su destinatario se condensa en no dejar a un lado la realidad, ni renunciar a expresar la relación del poema con el mundo y consigo mismo. Todos sus libros de poesías, desde </span><i style="text-align: left;"><b>Rosas de luz y sombra</b></i><span style="text-align: left;"> (2002) hasta </span><i style="text-align: left;"><b>Un horizonte de significados</b></i><span style="text-align: left;"> (2021) se afanan en conectar su poética con el sentido de un viaje y un encuentro. Ahora, en su nuevo poemario, </span><i style="text-align: left;"><b>Brújula Veleta</b></i><span style="text-align: left;"> (Entorno Gráfico, 2023), regresa a esa misma idea del viaje como itinerario de vida y entendimiento, como cauce y sentido del vivir, como recorrido de exploración y lectura: “Leer es otra forma de andar por la vida, / de ser camino, memoria, maleta”. El libro en sí es un compendio de sensaciones viajeras, de estancias y miradas que lo convierten en un viaje circular de dentro afuera y viceversa.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Llama la atención el rosario de citas escogidas para encabezar muchos de los poemas del libro, alentados, sobre todo, por el arranque del primero de ellos, perteneciente a </span><b style="text-align: left;">Henry Miller</b><span style="text-align: left;"> y, que, en gran medida, sostiene el pálpito de todos ellos: “Escribir, como la vida misma, es un viaje de descubrimiento. El escritor emprende el camino para convertirse él mismo en el camino”, sostiene el neoyorquino. Realidad, fantasía, odisea, aventura, introspección, al igual que memoria, suspiros, quietud y haikus, conectan entre sí estableciendo “Un itinerario por el lenguaje / como único refugio”. El libro está concebido como un reflejo testimonial, un fluir por el tiempo para escuchar: “El alma de los sitios, / la voz de los paisajes, / las costumbres y su eco... / Eso hace el caminante, / embalsamar la vida en el lenguaje”. Caminar y viajar, nos viene a decir el poeta, son actividades vitales, como hablar, soñar o usar los cinco sentidos. La lectura para el sujeto poético también conlleva emprender un viaje, una indagación o un retiro, como aquí se ve en estos dos versos: “Todo viaje es un libro o un cuarto. / Todo libro es un viaje o una cama”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">El libro despliega su poemario bajo tres diferentes estadios. En su primera parte, bajo el título de </span><i style="text-align: left;">Los ojos del viaje</i><span style="text-align: left;">, el poeta refrenda a la realidad y a la fantasía como una odisea conjunta que pone rumbo al viaje. </span><i style="text-align: left;">En Geografía y destino</i><span style="text-align: left;">, segunda parte, encontramos un amplio recorrido por lugares, momentos y entusiasmos vívidos, en los que el asombro de un hormiguero, de un cuadro de pintura en un museo, de un callejón de Toledo, del memorial trágico de Hiroshima y Nagasaki, de la recurrente melodía de la película de Casablanca o del simple discurrir silencioso por aceras y bordillos de algunas calles, se conjuran en significados emotivos y simbólicos. Finalmente, en </span><i style="text-align: left;">Metapoética del paso</i><span style="text-align: left;">, el sentir del viajero, la ligereza de lo efímero, las prisas, el no viajar, la brújula veleta de entender el mundo y la paradoja de la vida, se hacen hueco para que la palabra y el silencio tomen posiciones y pongan sentido acompasado al ritmo de vivir.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">La vida como testimonio irrepetible, la memoria remota y reciente y, sobre todo, la vida como bitácora de experiencias, son claves aquí. Está más presente que nunca el mundo vivido y evocado al que acude el poeta como reconocimiento del sujeto ético propio, comprometido con la historia y sus resonancias, pero sumido en un presente movible e inconformista. </span><i style="text-align: left;"><b>Brújula Veleta</b></i><span style="text-align: left;"> constituye un poemario de tono efusivo y confesional por donde discurre la vida de un paseante de mirada viajera, atento al sentido poético de añadir dosis de asombro y humanidad al hecho de vivir, consciente de que “Los ojos nunca viven / el mismo tiempo”, pero dejan ver lo que le ha tocado percibir.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhHobZDwgSFzg8r3tj3F7IpkD2F1L7m0tfFMzVYTPrQDjCGNRMGQ8xYTlId8waUwkdQeLFcyPHlVlPB1bwLI-wG94uiADZfWWxZkvDr5vfZVfFNQft9Ws2gh4ryz48nC60GcUD_NJlD_co9mZqAj1BgGUGnLIu1PYFRfA1Evrcpb2gF1hvvQVoVECasUM0/s650/Custodio%20Tejada1.webp" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="469" data-original-width="650" height="231" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhHobZDwgSFzg8r3tj3F7IpkD2F1L7m0tfFMzVYTPrQDjCGNRMGQ8xYTlId8waUwkdQeLFcyPHlVlPB1bwLI-wG94uiADZfWWxZkvDr5vfZVfFNQft9Ws2gh4ryz48nC60GcUD_NJlD_co9mZqAj1BgGUGnLIu1PYFRfA1Evrcpb2gF1hvvQVoVECasUM0/s320/Custodio%20Tejada1.webp" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Las piezas reunidas en este volumen contienen un nexo entrañable al que alude el poeta sobre el sentido del viaje, dando paso a las emociones de quien lo emprende desde la verdad vivida y el paso del tiempo. <b>Custodio Tejada</b><span> se interesa en deambular por esa senda de la palabra y descubrir su sitio más auténtico con el que explorar y poner razón poética a la andanza de lo aprehendido. Lo hace con esa idea de </span><b>Lorca</b><span> de entender la poesía como algo que anda por las calles. Que se mueve, que pasa a nuestro lado, nos acompaña y nos hace guiños.</span></div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-36364794018336694192023-11-14T09:05:00.004+01:002023-11-14T09:27:30.414+01:00Poética obrera<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigqgde6jEGijT_Y5963GNV3PSUZv0ZG5G_RXf9h-swNnsmBvRYdjLTVXdag1GKP6nmbtGK8_k0GzfoeS2heKWnqDGIn9ZtBMLlEbRpdJDES3B147dPqgqYDQ_fwx0FqiqrcWKz_rbZljeWfxd5HGF_uOgaELrdrnlvfLCOTGitAxe5Pzn3xIk56M7Q3-M-/s2560/Thierry%20Metz.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2560" data-original-width="1646" height="357" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigqgde6jEGijT_Y5963GNV3PSUZv0ZG5G_RXf9h-swNnsmBvRYdjLTVXdag1GKP6nmbtGK8_k0GzfoeS2heKWnqDGIn9ZtBMLlEbRpdJDES3B147dPqgqYDQ_fwx0FqiqrcWKz_rbZljeWfxd5HGF_uOgaELrdrnlvfLCOTGitAxe5Pzn3xIk56M7Q3-M-/w230-h357/Thierry%20Metz.jpeg" width="230" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Resulta cada vez más convincente saber que un escritor es alguien a quien le cuesta decir lo que quiere expresar en pocas palabras, y más bien te dice, como lector: “te voy a poner un ejemplo de lo que te quiero revelar”. Y ese ejemplo se convierte en la novela entera. En realidad, de este proceder surgen los grandes temas de las novelas, que no son otros que los que provienen de las experiencias personales, únicas y propias que cada autor rescata, las que mayormente nutren su literatura. Se podría afirmar, por tanto, que escribir es sustraerse a la vida. Por eso, un texto nos hace sentir lo particular e insólito que reflejan sus voces. Pero, como subraya la escritora <b>Ariana Harwicz</b>, “el mérito de la emoción no es literario, el mérito es todo de la vida. Y viceversa”.</div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Lo que conmueve y emociona de </span><i style="text-align: left;"><b>Diario de un peón</b></i><span style="text-align: left;"> (Periférica, 2023), de </span><b style="text-align: left;">Thierry Metz</b><span style="text-align: left;"> (París, 1956 - Burdeos, 1997) es todo lo sensitivo desplegado por la voz de su protagonista desde el lugar que cuenta la historia, desde una obra y como peón de albañil. Dice </span><b style="text-align: left;">Jean Grosjean</b><span style="text-align: left;"> en el prefacio del libro que leyendo sus páginas “comprendemos hasta qué punto escribir no consiste ni en adornar, ni en aderezar, ni en maquillar: consiste meramente en iluminar la realidad”. Lo que aquí se narra, a modo de diario, es el trabajo de un peón. Pero este libro tan singular guarda consigo una efervescencia que lo convierte en reportaje y poema. En cierto modo, este relato insólito, se convierte en una epifanía reveladora, la de un obrero de la construcción que trabaja ocho horas al día, cargando y descargando bloques de hormigón, removiendo arena y cemento y cavando zanjas, un obrero capaz de remover poesía mientras faena.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">Un peón que, pese al cansancio de una rutina diaria exigente, saca tiempo para escribir algo parecido a una tonalidad de voz en la que habitar el refugio de sí mismo e intentar volcar su fatiga en palabras conciliadoras, casi a media voz: “Todo es posible. En efecto, el hombre no solo precisa de herramientas para encontrar las palabras, sino asimismo de lápices de colores con los que insuflar su aliento a lo que escribe. Y de ese mico que es nuestra mirada”. Se le ve trabajando de cerca y de lejos, en la calle o al borde de la carretera, atento a la pala y a la piqueta. Reconocemos su silueta y vamos descubriendo cómo al final de la jornada las palabras le esperan para constatar que la vida de cualquiera puede narrarse como un catálogo de mudanzas y azares. El silencio del obrero queda patente y dispuesto, nos dice. El tiempo fluye de igual modo para cada obrero. Y cada obrero transita por él a su manera.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Thierry Metz</b><span style="text-align: left;">, poeta autodidacta trajinó toda su vida como temporero agrícola, jornalero y albañil. Se mataba a trabajar y, durante los periodos de desempleo, escribía poemas. Era su pasión. En </span><i style="text-align: left;"><b>Diario de un peón</b></i><span style="text-align: left;">, relata, mediante un lenguaje conciso y detallista, la crudeza del oficio que desempeñaba como peón del gremio de la construcción, sin sentir rubor ni vergüenza por ello, y mucho menos animadversión. Tampoco lo idealiza, sino que recurre a entenderlo y considerarlo como reflejo y copia de la vida misma, mostrando sus entresijos y estados de ánimo, a través de un sentir poético y primigenio que busca que la realidad se manifieste con otro sentido. Es consciente y no se olvida de la ingratitud y dureza del trabajo, del cansancio de las manos: “Lo que define al peón está inscrito en lo que señala. Un curro alimenticio, dicen”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">Conforme vamos leyendo, nos damos cuenta de que lo que da aliento al relato proviene de un alma poética vívida, la misma que converge con la vida prosaica de buscarse el sustento. Al leer estas páginas nos percatamos de que cada detalle descrito, cada impresión, cada gesto tiene que ver con volcar la vida a la literatura, lo que implica tocar tierra. Los días se suceden, los compañeros del tajo van y vienen, el capataz da instrucciones y los alrededores conforman un escenario vivo susceptible de resonancias a través de la observación y la evidencia. Es la escritura para él un arma poderosa para zafarse de la soledad, de la rutina y de lo prosaico: “Da igual dónde esté. Ahí está la obra. Siempre. Está lo que no espera, la piedra, el pájaro, el hombre. El arco iris de todo ello. El dolmen”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><b></b></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFbrPvuYmJiuPyuCiMup6TJxxIAkffx5cmzEyeT1PFnGZJkvRcs4T9d41zgnJBgmEPNYkCGe7eijCc26dwSFz-NijxjG38Xmha8v8rJIr8O697TnhzkQnyIcTlJz9Gx1te6lkhAG_xkV6c2StzHG66VwHmq6idOaNqO47LD-M2ymNguSyZKMymAiT6UMl3/s720/Thierry%20Metz1.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="660" data-original-width="720" height="293" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFbrPvuYmJiuPyuCiMup6TJxxIAkffx5cmzEyeT1PFnGZJkvRcs4T9d41zgnJBgmEPNYkCGe7eijCc26dwSFz-NijxjG38Xmha8v8rJIr8O697TnhzkQnyIcTlJz9Gx1te6lkhAG_xkV6c2StzHG66VwHmq6idOaNqO47LD-M2ymNguSyZKMymAiT6UMl3/s320/Thierry%20Metz1.jpeg" width="320" /></a></b></span></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><b>Thierry Metz</b></span><span style="color: black;"> se apartó de su andadura literaria y de la vida casi al unísono. La muerte de uno de sus hijos lo sumió en una inconsolable tristeza que lo empujó al alcoholismo. Anduvo recluido varias veces en diferentes clínicas psiquiátricas y a los pocos meses después se suicidó con tan solo cuarenta y un años, poniendo fin a una obra prometedora, en la que su propio instinto y su nítida hondura pesaron más que la técnica y lo que esta representa. Lo destacable de su legado hay que verlo en la sencillez de su escritura, tocada de vivencias y sentimientos. </span><span style="color: black;"><i><b>Diario de un peón</b></i></span><span style="color: black;"><b> </b>es un excepcional testimonio que así lo confirma, un librito de poco más de cien páginas que encandila, capaz de ofrecer albores de poesía entre ladrillo y cemento.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-56362081123312183672023-11-07T14:47:00.020+01:002023-11-07T15:19:49.188+01:00¿Por qué leer?<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="color: black; font-family: verdana; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="color: black; font-size: medium;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="color: black;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoxD522z0shq60Y6J03TFCgV1o9Tp5lwE0_NG570ImuuCFm411cXwdN71FeC8uO-mDv5IWeFJ34PsvEMOWT_cTyx6sVJilUw64Ah8zUePY0tcFwyQE5OsFLeWdbkFz1-PWQXICqVVKsf524LJmgMS3xjSHQRVN0va29qyTA7L0KdxxRWoqJNzq_G8I_CHf/s679/Moreno%20Castillo.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="679" data-original-width="450" height="348" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoxD522z0shq60Y6J03TFCgV1o9Tp5lwE0_NG570ImuuCFm411cXwdN71FeC8uO-mDv5IWeFJ34PsvEMOWT_cTyx6sVJilUw64Ah8zUePY0tcFwyQE5OsFLeWdbkFz1-PWQXICqVVKsf524LJmgMS3xjSHQRVN0va29qyTA7L0KdxxRWoqJNzq_G8I_CHf/w230-h348/Moreno%20Castillo.jpeg" width="230" /></a></div><br />Para responder a esta pregunta podríamos hacerlo discrecionalmente, según el tipo de lector que seamos. La lectura, en sí misma, es una reafirmación de los motivos que impulsan la curiosidad del lector para llevarla a cabo. Nadie duda de que quien lee se siente acompañado. La lectura, paradójicamente, nos sumerge en nuestra subjetividad y nos da la posibilidad de descubrir nuestras emociones, afectos y aflicciones. En ese mismo trayecto acaba revelándose como algo que apenas nos redime de las incontables decepciones y reveses de la propia realidad. La lectura se convierte en un resquicio para sumar compañías y restar soledades, para entender un poco mejor el mundo o pensarlo de otro modo. Leer, como bien dice el poeta </span><span style="color: black;"><span><b>Javier Sánchez Menéndez</b></span></span><span style="color: black;">, provoca afectos y, también, efectos.</span></div></span></div></span></div><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><span><b>Ricardo Moreno Castillo</b></span></span><span style="color: black; text-align: left;"> (Madrid, 1950), autor siempre dispuesto a abordar los asuntos importantes de la condición humana, como así dejó escrito en sus anteriores libros </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><i><b>Breve tratado sobre la estupidez humana</b></i></span></span><span style="color: black; text-align: left;"> (2018), </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><i><b>Los griegos y nosotros</b></i></span></span><span style="color: black; text-align: left;"> (2019), </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><i><b>Breve tratado sobre la felicidad</b></i></span></span><span style="color: black; text-align: left;"> (2021) o </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><i><b>Qué hay de nuevo, Chesterton</b></i></span></span><span style="color: black; text-align: left;"> (2022), vuelve ahora con otro ensayo narrativo, comprometido y subyugante, para examinar las razones del por qué leer es bueno y para mostrarnos la multiplicidad del universo lector. </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><i><b>La vida con libros</b></i></span></span><span style="color: black; text-align: left;"> (Fórcola, 2023) es, como indica la cubierta del mismo, una invitación a la lectura, sostenida, en esta respuesta elocuente de su autor: “Fundamentalmente, porque leer es muy entretenido. Y es además un entretenimiento silencioso y solitario, que no perturba a quienes están más cerca”. Y por eso mismo cobra pleno sentido su consideración de que “el buen lector pide paz y la siembra”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Las metáforas y evocaciones que transitan por el libro son hermosas y provocadoras, dando a valer que en la lectura no hay leyes preestablecidas, sino que son los lectores quienes han de desarrollar sus propios métodos: “Ciertamente, un buen lector no aspira a mayor galardón que el poder seguir leyendo sin interrupciones”; “Para cualquier lector empedernido, un libro es un ser vivo”. Infiere </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><b>Moreno Castillo</b></span></span><span style="color: black; text-align: left;"> en que “el libro es el arma para luchar contra la soledad, la rutina y lo prosaico”. Viene a decirnos también que la buena literatura brota de las buenas y constantes lecturas precedidas: “Todos los grandes libros cuentan la misma historia, la historia de cualquiera de nosotros, por eso nos reconocemos en ellos.” No persigue que su libro se convierta en académico, no. Lo único que le importa es que trate de despertar el amor a los libros.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Esa es la idea principal que recorre </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><i><b>La vida con libros</b></i></span></span><span style="color: black; text-align: left;">, alentar a la lectura como un acto de amor a la vida y a uno mismo, mediante un texto aparentemente pequeño, pero casi infinito en su capacidad de mostrar el caudal de experiencias literarias que alcanza la condición de ser un buen lector, aquel que “no lee para huir de la vida tranquila, sino que ama la vida tranquila que le permite dedicarse a la lectura”. Alguien dijo que leer es el vicio sin castigo por excelencia. Y alguien, como </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><b>Moreno Castillo</b></span></span><span style="color: black; text-align: left;">, apela a esta otra verdad añadida de que “ningún lector impenitente puede imaginar una eternidad feliz sin libros”. Nos deja sentir lo mucho que los libros tienen en común y el maridaje inesperado que producen, especialmente los clásicos: “Releemos a los clásicos porque cada relectura ilumina la anterior, y nunca terminan de decir lo que quieren decir”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Necesitamos reflexionar sobre la relación que los lectores mantenemos con el objeto de nuestra devoción, los libros, para vislumbrar de qué manera y por qué razones convendría extender nuestro fervor, incluso para comprender las razones de quienes no leen. Como dice el poeta </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><b>León Molina</b></span></span><span style="color: black; text-align: left;">: “No pasa nada por no leer. Pero si lees pasa de todo”. De todo, y es frecuente, por otra parte, que no haya un factor determinante para establecer si la lectura de un libro nos va a encandilar o no, sino la suma de varios factores. Lo bueno es encontrar el eslabón para caer en la cuenta y gozar de su compañía, porque como señala </span><span style="color: black; text-align: left;"><span><b>Moreno Castillo</b></span></span><span style="color: black; text-align: left;">: “La lectura no evade de la vida cotidiana, sino que le da un relieve que sin la imaginación sería plana”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium; text-align: left;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCeu6WuEKiL_rs6OiVwTuThbZOFzQGiUtrqAszQN2qgm3eZ0Fmob92GUrGXJtasAoCTdAbEM6QoD84Kfh7tRu2H1I_2Uu6du1umxmCq_k8DWTURkU8mfY0z2wX4em6yvC4g0iWz5VkWX0fQHj2NKVU_2nldY6V8BMPm5KYs1f7rrB0aAsysnVxNP5PYwDd/s1200/Moreno%20Castillo1.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCeu6WuEKiL_rs6OiVwTuThbZOFzQGiUtrqAszQN2qgm3eZ0Fmob92GUrGXJtasAoCTdAbEM6QoD84Kfh7tRu2H1I_2Uu6du1umxmCq_k8DWTURkU8mfY0z2wX4em6yvC4g0iWz5VkWX0fQHj2NKVU_2nldY6V8BMPm5KYs1f7rrB0aAsysnVxNP5PYwDd/s320/Moreno%20Castillo1.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana; font-size: medium; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">Una vez más, leer sobre leer nos conmina a entender la lectura como acto de posesión, de hacer nuestra las circunstancias que promueven el texto. Lo que leemos en </span><span style="color: black;"><span><i><b>La vida con libros</b></i></span></span><span style="color: black;"> contagia, gracias a su estilo directo y persuasivo, un libro que nos convoca al acto de leer, señalando que los buenos libros rebosan sus confines dispuestos a enunciar que la parcela que el buen lector prefiere labrar está entre lo leído y uno mismo. A ese fin nos conduce, como también a leer por intuición, saltando de un género a otro, buscando diversión, originalidad y vuelo a nuestra propia sagacidad imaginativa. </span><span style="color: black;"><span><b>Moreno Castillo</b></span></span><span style="color: black;"> no se corta en resaltar la importancia de leer, leer para tener la cabeza ocupada y siempre lista, leer para descorrer el mundo y sentirlo más vivo y reconocible, leer para mudarse a una casa más nuestra.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-25555189843171179022023-10-29T17:54:00.004+01:002023-10-29T17:55:06.808+01:00Desaprender lo aprendido<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZHh3AqNYOtmADKZBGp2z1DC8DVzebY-2wFRwmtG-DcsK29JFs7xLwOynYyRbLux3C0XxdjBGpHKv2Lvwayic7lcgEZMGEclqbp_5StS5P-u30ffMlDQqcE4tJ6alCJ0AcTvY7s0_GxS3eeN_ouxgDIFgBK_H5jJmrnS7B7agv7xK5jUUp7Z_9TmNtULOC/s326/Javier%20Salvago.webp" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="326" data-original-width="229" height="357" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZHh3AqNYOtmADKZBGp2z1DC8DVzebY-2wFRwmtG-DcsK29JFs7xLwOynYyRbLux3C0XxdjBGpHKv2Lvwayic7lcgEZMGEclqbp_5StS5P-u30ffMlDQqcE4tJ6alCJ0AcTvY7s0_GxS3eeN_ouxgDIFgBK_H5jJmrnS7B7agv7xK5jUUp7Z_9TmNtULOC/w251-h357/Javier%20Salvago.webp" width="251" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Los aforismos de <i><b>Nada como la nada</b></i> (Apeadero de Aforistas, 2023), del poeta <b>Javier Salvago</b> (Parada, Sevilla, 1950), menudean por el dictado reconocible de ponernos en contacto con los enigmas del vivir y nos animan a mirarlos de cerca, para sopesarlos y, de paso, para sacarles una mueca de burla y de celebración cuando se encarte. Surgen de la propia reminiscencia del tiempo, del chasquido descreído de la vida, disueltos por sus instantes de desencanto, de ilusiones que se esfuman conforme vamos acumulando años. Sin embargo, el autor acude a la ironía como aliada para retomar el mando de la situación y propiciar una vuelta de tuerca inteligente que nos permita, al menos, sortear con aire de comedia muchos de los zumbidos que nos incordian.</span></div></span><p></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">El propio autor responde a ese llamado proveyéndose de una amplia gama de aforismos, más de doscientos cincuenta miniaturas sobre ese devenir del mundo. En ellos encontramos chispa, asombro, vislumbre, efectismo, deflagración, tino y retranca, dentro de todo su corolario. En buena medida, sus enunciados breves postulan el sentido barojiano de la lucha por la vida, significando que, pese a la complejidad que supone vivir: “Hasta el rabo, todo es vida”, o resaltando que: “La madre de todos los males es la vida”. Pero, a su vez, tira de prosapia y sabiduría popular para templar los ánimos: “La vida tiene el sentido que tú quieres darle. Pero ese es tu sentido de la vida, no el sentido de la vida”. O para acudir al sarcasmo: “Gracias por todo lo malo que no me ha sucedido”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Javier Salvago</b><span style="text-align: left;"> se encuentra a gusto tirando de socarronería y de ese yo consciente de sus vicisitudes existenciales, protagonista de cuanto siente y piensa, que quiere hacerse presente, aunque apenas sea mediante modestos destellos de discernimiento. No desdeña salir al encuentro de esa guasa y reflejarla con ecos existencialistas de cierto espíritu burlón y descreído, al estilo de </span><b style="text-align: left;">Juan de Mairena</b><span style="text-align: left;">, personaje entrañable del imaginario de </span><b style="text-align: left;">Antonio Machado</b><span style="text-align: left;">. Así dejan verse muchas de sus evocaciones aforísticas dispuestas en el libro, como estas: “Lo malo es lo bueno cuando se acaba.”; “Cada día tengo menos que decir de lo que no me importa.”; “La soledad es como el colesterol: la hay buena y mala”; “Pedir perdón está bien. Pero está mejor no tener que pedirlo.”; “Leed todo lo que podáis. Pero no os creáis todo lo que leáis.”</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">El libro no se limita solo a acuñar aforismos con desenfado, sino que trata de sacudir con picardía mucho de lo que el acto de vivir nos dicta. </span><b style="text-align: left;">Salvago</b><span style="text-align: left;"> se empeña en que todo ese engranaje que conforma el libro y su destino se ciña al fulgor que exige el aforismo, y le dé al lector la sensación de que lo dicho valía la pena expresarlo así, con esas mismas palabras, en ese mismo orden y sin estridencias: “El problema fundamental de la vida es la vida. Todos los demás –incluida la muerte– son consecuencias de vivir.”; “Dicen que la vida es un regalo. Pero vaya regalo si luego te la tienes que ganar”; “Tener respuesta para todo es fácil. Lo difícil es que la respuesta sirva para algo”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">Todas sus resonancias apelan a un sumidero de preferencia en el que la intensidad expresiva de lo breve se impone a cualquier tentación de largas divagaciones o inventario retórico sobre ideas prolijas. Lo que tiene que decir lo hace sin remilgos, con la sola idea de convertirlo en motivo jugoso de reflexión evocadora, sin importar que se cuele el tintineo del ingenio y el humor: “Los embaucadores suelen ser muy aforísticos.”; “–No maduraré jamás. –Pues te morirás verde.”; “La inteligencia artificial, la única inteligencia que van a tener algunos.”</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-size: medium; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8PgY-nsyaC9iui3fsNIj2aobqKCSprADgVoDxDBjix_0A59sCo7DmYhRURHiF4ticE-ZzrtFm__6deipBdGdILvA9L55zI18-d2DY3KfmsaMhvwjiHOor_rarXldVFA84w7cm_LRwisGy24nToJqKKBo9uzjwVZsV7PjPD9M66UBqQDvJJvZtlPMLVeLg/s667/Javier%20Salvago2.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="667" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8PgY-nsyaC9iui3fsNIj2aobqKCSprADgVoDxDBjix_0A59sCo7DmYhRURHiF4ticE-ZzrtFm__6deipBdGdILvA9L55zI18-d2DY3KfmsaMhvwjiHOor_rarXldVFA84w7cm_LRwisGy24nToJqKKBo9uzjwVZsV7PjPD9M66UBqQDvJJvZtlPMLVeLg/s320/Javier%20Salvago2.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">En fin, <b>Javier Salgado</b><span> se mueve libremente entre la reflexión calibrada, la máxima, la frase suelta, la evocación intuitiva y el aforismo propiamente dicho, con mucho desparpajo, sin preocuparse de alcanzar la frase feliz. Lo que destaca en </span><i><b>Nada como la nada</b></i><span> es la licencia de su autor para investirse de su condición experta de ver la vida con mentalidad de aforista, arrojando a voleo sus parpadeos de hombre de mundo que nos alecciona sobre desaprender lo aprendido. Y mucho más de lo que pensamos.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-53053995423238138462023-10-25T13:02:00.005+02:002023-10-25T14:45:40.587+02:00Razón y palabra<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijzYPzoeI55Y36-olfRZgiV0fOMiWMMjhHYv0parnJmnub8QkxEjFWIhvVWrOiwPQJKT2ZtPnzHR-crz-GnqV4UileaO8HILdCPqwlJv-ZzJ5p3wAx4M3jSaRT5t4IFAy3DhMfDDOMPxUnxCB8519b8GM6xMdiz4ac2z9hoMD8TZPRTEdKex9bj4sFH4hQ/s376/Sa%CC%81nchez%20Mene%CC%81ndez.webp" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="376" data-original-width="229" height="352" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijzYPzoeI55Y36-olfRZgiV0fOMiWMMjhHYv0parnJmnub8QkxEjFWIhvVWrOiwPQJKT2ZtPnzHR-crz-GnqV4UileaO8HILdCPqwlJv-ZzJ5p3wAx4M3jSaRT5t4IFAy3DhMfDDOMPxUnxCB8519b8GM6xMdiz4ac2z9hoMD8TZPRTEdKex9bj4sFH4hQ/w218-h352/Sa%CC%81nchez%20Mene%CC%81ndez.webp" width="218" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">El mundo es obra de la Naturaleza, apela <b>Lucrecio</b> en su poema filosófico <i><b>De rerum natura</b></i>, para persuadirnos a ver el sentido de nuestra existencia, cuyo significado responde a entender que llegamos a la vida igual que llegan todas las cosas del mundo, como consecuencia de una vasta cadena de causas y azares. Nuestros clásicos nos confían una y otra vez el mismo mensaje con distintas voces apuntando que la palabra y la razón conforman el hechizo que explica el mundo, el vocabulario de lo que significa formar parte del mismo.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Uno tiene la sensación cuando lee al poeta, aforista y pensador </span><b style="text-align: left;">Javier Sánchez Menéndez</b><span style="text-align: left;"> (Puerto Real, Cádiz, 1964) de que nos encontramos bajo el umbral de un clásico, de un escritor de antaño, experimentado en esa idea de explicar la esencia del mundo y su razón de ser, de alguien obligado a abastecer con argumentos la curiosidad del lector y empujarlo a dilucidar con la palabra y el pensamiento el cuerpo y el alma de las cosas, su pertenencia al mundo, al abrigo de la madre naturaleza. En su nuevo libro, </span><i style="text-align: left;"><b>Sobre la Naturaleza</b></i><span style="text-align: left;"> (El Bardo, 2023) percibimos un claro propósito a ese fin, y, también, un guiño de reconocimiento y admiración hacia el poeta y filósofo romano </span><b style="text-align: left;">Lucrecio</b><span style="text-align: left;">.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">El libro, a su vez, constituye su séptima aportación a su obra en marcha </span><i style="text-align: left;"><b>Fábula</b></i><span style="text-align: left;">, un proyecto literario en torno a la palabra y la vida que ambiciona alcanzar diez entregas bajo un conjuro deliberado de prosa poética, pensamiento y aforismos, por el camino de la meditación y el asombro. Y en esa senda emprendida de persistencia y vislumbres siempre hay un lugar para que concurran a la cita ecos de escritores, poetas y pensadores que importan al autor, como </span><b style="text-align: left;">Platón</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Parménides</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Heráclito</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Nicanor Parra</b><span style="text-align: left;"> y </span><b style="text-align: left;">Cervantes</b><span style="text-align: left;">, como exponentes de la contemplación, el entendimiento y la sabiduría: “Encontrarme con </span><b style="text-align: left;">Dante</b><span style="text-align: left;">, con </span><b style="text-align: left;">Virgilio</b><span style="text-align: left;">, con </span><b style="text-align: left;">Rilke</b><span style="text-align: left;">, con </span><b style="text-align: left;">Leopardi</b><span style="text-align: left;">. No son muchos. Son los necesarios. Las conciencias”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">Y es ahí, en ese conjuro literario, donde destacan las confluencias de esta nueva entrega. El poeta, mientras escribe a intervalos sobre el mundo y la vida, sobre la naturaleza de las cosas y la razón de la palabra, deja ver que, en la mirada y en la lectura atenta de los libros y la realidad del mundo, se encuentran las mejores referencias. El libro examina la riqueza poética que emerge de la propia naturaleza: “Aprendiendo a leer y aprendiendo a vivir. Solo se vive atendiendo, leyendo la naturaleza”. Para el poeta “Nada hay fuera de la naturaleza”, porque es ahí, en la ventana del mundo donde todo converge para él, donde todo se refleja: “En la naturaleza se concentra la vida, permanece la esencia, se conjugan los verbos”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">El libro despliega 86 piezas, cada una de ellas nominada con un título, por donde transcurren reflexiones, sentencias y reflejos de la realidad que importa, la que explora la cercanía y lo indecible de lo que nos rodea: “Eso es </span><i style="text-align: left;"><b>Fábula</b></i><span style="text-align: left;"> –subraya–. Un diálogo con las ideas”. Con ellas sacude al lector con razones y palabras que andan a ras de lo cotidiano del vivir, para incitarnos a la reflexión, a la lectura de todo lo que se insinúa a nuestro paso: “Yo creo en el lenguaje de los pájaros, en el de las flores, en el de las nubes”. Pero también, si es preciso, añadiendo algunas líneas más cuando se trata de exaltar la soledad y el silencio.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-size: medium; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0OrnyowWySUl5q_NWA1A0_-bsbiqd4Vcpf7FoyHyqVt0Zn5Dx_kMpDkvkRVZNYesHQI48Mgna7iT-6qLiEDhbJ3GpDOZQRtaNLY4SGVeZoVntord-5GhdfqGypIDkHeuNNvkhnCYzmz2R_cor0SzftBbhTtr5XInIZLVYNk5MHOsZlmDBM9J78dC2cauN/s281/Sa%CC%81nchez%20Mene%CC%81ndez1.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="179" data-original-width="281" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0OrnyowWySUl5q_NWA1A0_-bsbiqd4Vcpf7FoyHyqVt0Zn5Dx_kMpDkvkRVZNYesHQI48Mgna7iT-6qLiEDhbJ3GpDOZQRtaNLY4SGVeZoVntord-5GhdfqGypIDkHeuNNvkhnCYzmz2R_cor0SzftBbhTtr5XInIZLVYNk5MHOsZlmDBM9J78dC2cauN/s1600/Sa%CC%81nchez%20Mene%CC%81ndez1.jpeg" width="281" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Hay una permanente ebullición, diría que trascendental y metafísica, en la escritura de <b>Sánchez Menéndez</b><span>, una poética aforística que aborda la verdad desde la contemplación de la naturaleza y la percepción del mundo, por medio de la razón y la palabra, a la que vuelve una y otra vez: “Todo cuanto sabemos se debe a la palabra, y la palabra es la naturaleza, el alimento que está exento de humo y de desvíos”. El lector se va a encontrar con un libro que nace del bagaje reflexivo y de las lecturas de su autor, así como de las propias concesiones de la experiencia de los años que le ha llevado a buscar la la mejor comprensión de todo lo que conforma nuestras vidas.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">Lo que hay aquí son destellos filosóficos y sentido moral al son de la palabra y de la vida. </span><span style="color: black; text-align: left;"><i><b>Sobre la Naturaleza</b></i></span><span style="color: black; text-align: left;"> no es más que eso, una lectura de la vida desde la mirada y el entendimiento, bajo la idea de ampliar nuestra experiencia y “seguir perdiendo la inocencia”, como hace la poesía con la verdad.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-88742830913469685582023-10-22T07:34:00.006+02:002023-10-22T17:21:39.023+02:00Amor difererido<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN6cUcsu_QxlNAl3cWskVBoeiJikPbYgjmWXI0nLNAEH_-ulJcx8c50Y2fdVxjtHmZvGEYd3X8RR7ZRCICtXTCJTvfWkCWxLpyKhhlcLrppOao37onZtuH1izibVJN_PpreCsiR-2y7flkeH7QvWhq2fvEXimow4B8m6fDkXKD4aex8s2dvFhyuwOLVUwe/s4724/Bergareche.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4724" data-original-width="3070" height="365" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN6cUcsu_QxlNAl3cWskVBoeiJikPbYgjmWXI0nLNAEH_-ulJcx8c50Y2fdVxjtHmZvGEYd3X8RR7ZRCICtXTCJTvfWkCWxLpyKhhlcLrppOao37onZtuH1izibVJN_PpreCsiR-2y7flkeH7QvWhq2fvEXimow4B8m6fDkXKD4aex8s2dvFhyuwOLVUwe/w237-h365/Bergareche.jpeg" width="237" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Los novelistas saben que el final es lo que da sentido a una novela y que, en realidad, las novelas se leen de atrás para adelante. El final ordena y califica la historia. El final de <i><b>Las despedidas</b></i> (Libros del Asteroide, 2023), de <b>Jacobo Bergareche</b> (Londres, 1976) concita al lector a considerar cómo el deseo está reñido con el concepto de eternidad y, aunque alimenta toda una vida, es efímero, y lleva implícito el sentimiento de inminente pérdida, pese a ser un acicate, a veces de redención íntima e inexplicable, que hasta puede llegar a tener una lógica aplastante.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">El protagonista de esta historia lleva una vida familiar reglada, y goza de una buena posición económica. Esa estabilidad lo acompaña desde los últimos veinte años, pero surge algo inesperado que va a alterar su conciencia y sus anclajes sentimentales. Todo se trastoca cuando Diego ve en la terraza de un bar, pocos días antes de la inauguración de su nueva casa en Menorca, a una extranjera de espíritu hippy, con la que mantuvo una relación apasionada durante uno de los festivales de verano de música Burning Man, que tiene lugar cada año en la ciudad de Black Rock, Nevada, Estados Unidos. No está seguro de que ella lo haya reconocido, después de tanto tiempo, y se obsesiona con localizarla y verificar si se corresponde con la persona que cree que es. Este enigma sobrevenido reactiva el recuerdo de sus vivencias y andanzas del pasado, hasta el punto de escuchar dentro de sí resonancias de aquella época juvenil en la que vivir la vida merecía más la pena que dedicarse a entenderla.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Después de algunas pesquisas, la encuentra en un pequeño barco de recreo fondeado en el mar, a corta distancia de la orilla. Mientras tanto, su mujer y sus tres hijos, ajenos a su repentina actitud, se convierten en meros sufridores de su extraño comportamiento. La situación familiar creada no le impedirá abordar la embarcación y establecer contacto con quien le había despertado de un letargo prolongado. La obsesión es fulgurante, se hace imparable e inevitablemente tira del hilo de aquel lejano episodio, entremezclado con lo que ahora empieza a encajar y a tener sentido. El azar, como decía </span><b style="text-align: left;">Balzac</b><span style="text-align: left;">, es el mayor novelista del mundo. El azar, aquí, converge para atrapar lo que el tiempo dejó inconcluso y reescribir su paréntesis.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b>Las despedidas</b></i><span style="text-align: left;"> es, en esencia, un relato promovido por la eventualidad de la vida, la misma que pone freno y desenfreno al deseo de salir de las fronteras del propio mundo. Así lo vive su protagonista: salir de sus casillas a otra realidad ajena a su quehacer cotidiano, pero en la que acabará encontrando el requiebro de un sentimiento vivido que el tiempo dejó en suspenso. La novela relata el nuevo devenir al que se enfrenta alguien que descorre el pasado sin condicionar su presente. La novela, por otro lado, no ignora sus consecuencias y percute en las dos situaciones que acaban de entrar en baza, de alcance impredecible.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Jacobo Berbareche</b><span style="text-align: left;">, que ya nos sorprendió con su primera novela </span><i style="text-align: left;"><b>Los días perfectos</b></i><span style="text-align: left;"> (2021), una hermosa historia en la que entra en liza la memoria del amor y sus componendas de nostalgia, rescata ahora en </span><i style="text-align: left;"><b>Las despedidas</b></i><span style="text-align: left;"> ese pálpito discreto que toda relación amorosa de antaño pervive en el tiempo, a su manera. La trama de la novela no es otra que hablar del amor, catalogado desde el punto de vista de amor diferido o llama doble. Y partiendo de esa circunstancia, se convierte en sustancia propicia para comprobar cómo el destino hace arqueología del amor, escarbando en los orígenes del pasado que ahora, por puro azar, se conjura como tubo de ensayo en el laboratorio de las relaciones humanas.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana;"><span style="color: black; font-size: medium; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana;"><span style="color: black; font-size: medium; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgweZux16zWZa7Hl_gJ5V7h0gpcoSN8EheKtCVrtIvj2xzPIHpvP0LZRzfNMosNQO4S_bqrby6s9pQ0jarYexPUmeQssh_zPzBtWNXZzg6NqbrmdiItKnz__WMlkcwOcMaeAF7ucrm9ihkKsRZ-V4UYI3oWH2Ixz3ORrUts-si5JEwwL4HRT2PE-kx_R6hZ/s1248/Bergareche1.webp" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="770" data-original-width="1248" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgweZux16zWZa7Hl_gJ5V7h0gpcoSN8EheKtCVrtIvj2xzPIHpvP0LZRzfNMosNQO4S_bqrby6s9pQ0jarYexPUmeQssh_zPzBtWNXZzg6NqbrmdiItKnz__WMlkcwOcMaeAF7ucrm9ihkKsRZ-V4UYI3oWH2Ixz3ORrUts-si5JEwwL4HRT2PE-kx_R6hZ/s320/Bergareche1.webp" width="320" /></a></span></span></div><span style="font-family: verdana;"><span style="color: black; font-size: medium; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">No hay libro, ni vida de nadie que cuente solo una historia. En </span><span style="color: black;"><i><b>Las despedidas</b></i></span><span style="color: black;"> el lector se va a encontrar con esta salvedad al asistir a un hilo argumental trepidante, narrado con suma intensidad y emoción, en el que están presentes otras vidas que insinúan y desvelan lo indecible, para darnos a entender la verdad secreta de lo que no se alcanza a ver cuando el amor hace de las suyas y se destempla.</span></div></span></span><p></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-80158776747132244922023-10-16T15:40:00.002+02:002023-10-16T15:41:12.650+02:00El yo del poeta y su mundo<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsR7a9XWM-oJ8pPpQ6_0SjdfIpEH82pFmtROPE8ATDxnRePFMDC3AkeV1wCQyYSqzxXkXuB3-sXm1HP7xEYZphxSJolLarZc8bVM-Vi4V6XwITJIr5BjkCS0LUC1PxZxmY5kTt3BXGV1cQK7-ERHE8v_QImZnPZqouYLMANSEjrTj_k79p73XpbTOfsRad/s444/Sa%CC%81nchez%20Rosillo.webp" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="444" data-original-width="295" height="359" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsR7a9XWM-oJ8pPpQ6_0SjdfIpEH82pFmtROPE8ATDxnRePFMDC3AkeV1wCQyYSqzxXkXuB3-sXm1HP7xEYZphxSJolLarZc8bVM-Vi4V6XwITJIr5BjkCS0LUC1PxZxmY5kTt3BXGV1cQK7-ERHE8v_QImZnPZqouYLMANSEjrTj_k79p73XpbTOfsRad/w239-h359/Sa%CC%81nchez%20Rosillo.webp" width="239" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Leer poesía se me antoja un pasadizo, un camino que hay que recorrer en solitario, sin mapa, ni lazarillo. En cada lectura, en ese diálogo con el poeta, nos convertimos en confidentes de su verdad más íntima, de su razón estética o revelación dada. Cada poeta lo hace a su manera, con su tono y cadencia particulares. Y el misterio de su poética, esto es, su biografía emocional, cobrará sentido para nosotros en lo que proponga, más que en sus motivos. Cada poeta tiene un recorrido propio y, aunque los recorridos son infinitos, lo que persigue no es más que encontrar esa forma particular de manifestar la vivencia personal de su realidad. <b>Alejandra Pizarnik</b> decía que la poesía viene a ser el lugar donde todo sucede y, por tanto, se desentiende de lo que no es su libertad o su verdad.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Dice </span><b style="text-align: left;">Eloy Sánchez Rosillo</b><span style="text-align: left;"> (Murcia, 1948), en la nota preliminar de </span><i style="text-align: left;"><b>El sueño cumplido</b></i><span style="text-align: left;"> (Tusquets, 2023), que la primera parte del libro “ofrece mis escritos en prosa más cercanos a lo que se entiende por </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">poética</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">. Yo prefiero llamarlos </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">escritos sobre poesía</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">”. Esta aclaración, necesaria para él, poeta fiel a sí mismo, le vale como invitación al lector para que le acompañe a un selectivo despliegue de reflexiones personales sobre la creación poética y su correspondencia con la vida, dejando al descubierto el relato de su experiencia y su manera de ejercer el oficio, como misión de entendérselas con el mundo. Resalta, desde estos mismos postulados, el sentido de la vida como fuente de inspiración para su quehacer poético, y subraya que la poesía “depara al hombre conciencia del mundo, de su persona y del tiempo completo de su vivir”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">El libro avanza por esos derroteros, en un testimonio confesional y explícito, como de estar en un diván, dispuesto a compartir su pensamiento en torno al género. Pero también transita coloquialmente por diferentes entrevistas mantenidas a lo largo del tiempo en las que el poeta da cuenta de su oficio y el desafío que entraña. En ellas le importa destacar que el yo del poeta es quien se hace mundo y carne: “Al referirme a la poesía –dice– nunca hablo de construcción ni de invención; hablo de revelación, de manifestación de ella misma, a la que yo contribuyo en lo que puedo”. Se podría decir que, aunque el libro no nació ex profeso para ser publicado, se fue formando al hilo de todo el material disperso que obraba en su poder, como fuente propicia que aglutinaba textos declarativos y glosados a lo largo de los últimos veinte años, y a los que también añade una selección de poemas sobre la propia poesía.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Sánchez Rosillo</b><span style="text-align: left;"> no pone reparos en mostrarnos su gabinete creativo para que descubramos los entresijos y materiales de su poesía: aventura, emoción, oficio y misterio. Al poeta le importa que estos ingredientes impulsen el sentido del poema, que las palabras den voz a la realidad para que esta se manifieste. Para él, el poema no precisa ser comprendido de la manera que el autor lo comprende. Lo que importa es que trascienda su sentimiento al lector, lo suficiente para entrever su misterio. Proclama que “escribe desde sí, aunque poniéndose en el lugar de todos. Somos muy diferentes y a la vez muy parecidos”. Es consciente y así lo transmite en más de una entrevista de que “la poesía nos acerca a la vida en el sentido profundo, depara al hombre conciencia del mundo, de su persona y del tiempo completo de su vivir”. También busca oro como lector incansable de </span><b style="text-align: left;">Homero</b><span style="text-align: left;">, el más grande y emocionante para él, </span><b style="text-align: left;">Keats</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Emily Dickinson</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Jorge Manrique</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Garcilaso</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Machado</b><span style="text-align: left;"> o </span><b style="text-align: left;">Juan Ramón</b><span style="text-align: left;">: “La voz de un escritor se forja con la mezcla indiscriminada de todo lo que ha leído, y de cuanto ha vivido”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">En </span><i style="text-align: left;"><b>El sueño cumplido</b></i><span style="text-align: left;"> encontramos todo lo indispensable para descubrir cuándo, cómo y porqué encontró el autor su destino, el sueño cumplido de su vida: ser poeta, poeta auténtico que se transforma lentamente en un arco de tiempo amplio, no de un día para otro. Asegura que: “Nadie que no se dedique a estos menesteres podría imaginar la cantidad de ilusionada energía y de atentísima paciencia que ha de emplear el poeta para hacerse con el poema, ni la satisfacción que siente cuando por fin lo alcanza y sabe que ese bien lo acompañará ya para siempre”. El poeta auténtico, según nos dice, sabe que no siempre encuentra tesoros a diario, que la poesía es un bien escaso: “La poesía es una aventura. Si conociéramos con antelación cómo se va a desarrollar, dejaría de serlo”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-size: medium; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj83KmnplahXGQ7wPU-B2eMCo8i4VgozSrmjRl8GLRBgIs2aokrlVoGysF3V4gWipWpgXu6chiTcR7kpfkKjKpOJMTeyPbodQsjAldDA5dGkzkJLYZy0pA8ENdkugq0UnILL0TYjkssE3pQ-0bTsILo7BJ7jFAAw91l36VJUFtO9pkC7OYCWki4tpNSew6W/s1200/Sa%CC%81nchez%20Rosillo%201.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj83KmnplahXGQ7wPU-B2eMCo8i4VgozSrmjRl8GLRBgIs2aokrlVoGysF3V4gWipWpgXu6chiTcR7kpfkKjKpOJMTeyPbodQsjAldDA5dGkzkJLYZy0pA8ENdkugq0UnILL0TYjkssE3pQ-0bTsILo7BJ7jFAAw91l36VJUFtO9pkC7OYCWki4tpNSew6W/s320/Sa%CC%81nchez%20Rosillo%201.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">Este libro ofrece, por tanto, el ideal poético y el itinerario vital de <i><b>Eloy Sánchez Rosillo</b></i><span>, ámbitos bien esparcidos a lo largo del volumen, sin ninguna pretensión ensayística, tan solo como testimonio propio de su experiencia y pasión por la poesía. Este sueño cumplido que alude el título contiene los pormenores de una dilatada vida vocacional, un libro de lectura luminosa, inteligente y persuasivo sobre la naturaleza de la poesía, el sujeto poético y su mundo, pensado para entenderse con todo tipo de lector con ganas de curiosear. Quien se disponga a adentrarse en su lectura se encontrará con unas páginas veraces, entretenidísimas y gozosas.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br /></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-22737940056816750772023-10-09T00:02:00.006+02:002023-10-09T00:21:17.582+02:00Vidas y destinos<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbaT2TxFM5xhNEAValUUXeQ7dOxD1n_RjJiupKEhNux4T_g4Fuu0Q7EqicqSsSdmjI674MdJxcCnEiDwySQo6x61wGsy5pJcG0RF55qbEQEQ9LotRoB9bS8Jsrmw28rVTi0PiAETUY3II96nMXoSz5QpmmnN01TuQM3P2X8_EGmO-1POnUM2ofPSbt_UpO/s1200/Juan%20Forn.webp" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="704" height="379" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbaT2TxFM5xhNEAValUUXeQ7dOxD1n_RjJiupKEhNux4T_g4Fuu0Q7EqicqSsSdmjI674MdJxcCnEiDwySQo6x61wGsy5pJcG0RF55qbEQEQ9LotRoB9bS8Jsrmw28rVTi0PiAETUY3II96nMXoSz5QpmmnN01TuQM3P2X8_EGmO-1POnUM2ofPSbt_UpO/w229-h379/Juan%20Forn.webp" width="229" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Siempre me he negado a ver la literatura como consuelo. Siempre la he sentido como algo que debía irrumpir en mi vida para sacudirme de ese conformismo cotidiano y traicionero que en tantas ocasiones nos incomoda. Por eso mismo, no puedo pensar en un lector distinto de mí. Nadie lee el mismo libro. Cada uno toma una obra y pasea por sus páginas con unas perspectivas parecidas, pero con particularidades: la trama, los personajes, los diálogos y el desenlace tienen el mismo trayecto para cualquier lector, aun sabiendo que lo que reverbera en sus páginas ofrecerá un reclamo personal, un valor o un matiz diferenciado respecto a lo que los demás vieron.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">De ahí que la función de leer no solo sea entretenimiento, que también, sino que lo mejor de ella tiene mucho que ver con dar alcance a los significados, invenciones y curiosidades que guardan por discernir. Y eso es lo que más mola. Leer las historias de </span><b style="text-align: left;">Juan Forn</b><span style="text-align: left;"> (Buenos Aires, 1959 - Mar de las Pampas, 2021) recogidas en </span><i style="text-align: left;"><b>Yo recordaré por ustedes</b></i><span style="text-align: left;"> (Seix Barral, 2023) es una experiencia gratificante para ese cometido. En este libro misceláneo, de variedad asombrosa, una enciclopedia portátil, por otra parte, se dan cita la curiosidad, los libros y el alma y destino de gente apasionada en momentos irrepetibles, traídos para revelarnos algún detalle de sus vidas, algún arrebato, perplejidad o contratiempo desconocido.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Me suena lógico decir que la fuerza que sostiene las noventa y dos piezas del libro no es otra que el deseo, por parte de su autor, de recuperar la alquimia de la escritura en relación con los libros leídos. Por ese hilo transcurre el sentido de los textos, entre la crónica y el cuento, entre el reportaje y la ficción, entre la indagación y la conjetura. </span><i style="text-align: left;"><b>Yo recordaré por ustedes</b></i><span style="text-align: left;"> es en sí mismo un pasadizo literario por el que se dan cita una colección de miniaturas que recorren momentos extraordinarios e insólitos de personajes del siglo XX para desvelarnos algún misterio o circunstancia poco conocida de sus vidas. Dice </span><b style="text-align: left;">Mariana Enriquez</b><span style="text-align: left;"> en el prólogo del libro que </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">este es un gabinete de curiosidades</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">. Recalca que en él no vamos a encontrar objetos exóticos, sino </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">historias, hitos, curiosidades, locuras, mini biografías</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;"> y un buen puñado de perdedores con voz y vestigios.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;">El libro nace, como se dice al principio del mismo, del trabajo recopilatorio de la editora chilena </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Andrea Palet</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> de rescatar las columnas semanales que </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Juan Forn</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> mantuvo durante años en la contraportada del diario argentino </span><span style="color: black; text-align: left;"><i>Página 12</i></span><span style="color: black; text-align: left;">. De tal manera que su compendio obedece a ensamblar un periplo universal que comienza en el continente africano, pasando después al lejano Oriente y la antigua URSS. Se adentra por distintas latitudes europeas, hasta trasladarse al continente americano, desde Estados Unidos hasta bajar a Argentina. Allí, como final de trayecto, el libro adopta un giro autobiográfico con el que conoceremos las aventuras de </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Forn</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> como cadete editorial y su viaje con </span><span style="color: black; text-align: left;"><b>Adolfo Bioy Casares</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> a La Plata, hasta acabar en un final reflexivo sobre la escritura y el envión de la lectura.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b>Yo recordaré por ustedes</b></i><span style="text-align: left;"> se lee como un viaje por el mundo a través de la literatura y la historia del siglo pasado, lleno de curiosidades y evocaciones, como la que decía </span><b style="text-align: left;">Nabokov</b><span style="text-align: left;"> y aquí se cita, </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">que no se lee con la cabeza y tampoco con el corazón: se lee con la espalda, más precisamente con ese lugar entre los omóplatos donde alguna vez tuvimos alas</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">. También hay lugar para el testimonio de significativos poetas, beligerantes con el poder establecido, como </span><b style="text-align: left;">Mayakovski</b><span style="text-align: left;">, </span><b style="text-align: left;">Brodsky</b><span style="text-align: left;"> o </span><b style="text-align: left;">Mandelstam</b><span style="text-align: left;">, a quien le gustaba repetir en el destierro dos frases tremebundas. Una decía: </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">No hay que quejarse; vivimos en el único país que respeta la poesía; matan por ella</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">. La otra era: </span><span style="text-align: left;">«</span><span style="text-align: left;">La muerte de un artista no es su fin; es su último acto creador</span><span style="text-align: left;">»</span><span style="text-align: left;">.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;"></b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1C6QtpreF-kIStky_gfqrp7AWVFV8xtBkGj7HrvC8rXVCeIXVsIgXvCLw5buqYUr6EGDvfVvkCShou-fafrv1wX6PUeWx_dky8zizr_fbRPYbkXtx8j-_RKWC5ECKCeEX7ifQ7YJMDiFyqSDhEkJ0sWFqHg3Tq2yxg0IRlVXi9e7oZo4-lVDkzpL7gIDN/s380/Juan%20Forn1.webp" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="380" data-original-width="380" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1C6QtpreF-kIStky_gfqrp7AWVFV8xtBkGj7HrvC8rXVCeIXVsIgXvCLw5buqYUr6EGDvfVvkCShou-fafrv1wX6PUeWx_dky8zizr_fbRPYbkXtx8j-_RKWC5ECKCeEX7ifQ7YJMDiFyqSDhEkJ0sWFqHg3Tq2yxg0IRlVXi9e7oZo4-lVDkzpL7gIDN/s320/Juan%20Forn1.webp" width="320" /></a></b></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><b style="font-weight: bold;">Forn</b><span> conmueve y enseña a leer entre los pliegues de lo público y lo privado, del pasado y el presente. El libro, por tanto, conforma un entramado libresco sugerente de vivencias en el que confluyen la historia, la literatura y la política, y ofrece una propuesta de lectura sustentada en la diversidad del mundo. Por aquí se deja ver el pálpito vital de </span><span><b>Idea Vilariño</b></span><span>, una mujer íntegra y completa, pese al contrapunto de su relación con </span><span><b>Juan Carlos Onetti</b></span><span>; por aquí transita el alma de </span><span><b>Natalia Ginzburg</b></span><span>, su mirada severa y afilada para nombrarse ventana: </span><span>«</span><span>Soy solo una ventana; dejo que entren en mí sucesos e impresiones</span><span>»</span><span>; por aquí vislumbran los anillos de wolframio que unieron en amor hasta la muerte a la mítica pareja de </span><span><b>Bonnie</b></span><span> y </span><span><b>Clyde</b></span><span>: </span><span>«</span><span>esos anillos de fantasía que usaban las niñas de entonces cuando jugaban a casarse</span><span>»</span><span>. Pareciera que </span><span><b>Forn</b></span><span> escribe en trances, entregado al surtidor de sus múltiples lecturas, al entusiasmo de su inventiva jocosa y afilada, nada convencional.</span></div></span></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;">En suma, </span><span style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;"><b>Forn</b></span><span style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;"> lee y enseña sus lecturas: leer es lo que hacen los de la tribu del libro para ser menos extranjeros de sí mismos, nos dice. Se mete, y nos mete, en los entresijos de la literatura y de la vida, lo público y lo privado, lo conocido y lo desconocido, hasta dejar al descubierto el revés de la trama, lo inesperado, su secreto. </span><span style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;"><i><b>Yo recordaré por ustedes</b></i></span><span style="color: black; font-family: verdana; text-align: left;"> es un libro de textos tejidos con jugosa maestría, siempre emotivos, que se dejan leer con sumo deleite como semblanzas desaforadas de vidas y destinos.</span></span></p><p></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-65050201891556267112023-09-30T22:26:00.004+02:002023-09-30T22:27:33.135+02:00Juego de destreza<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-BifzhmiA5_dMwq6g7BMjsLAvODBFZxinNiP9qXvLLo5MW-6nqI7A6tKauvPKJ9yiP7OQ7jfB2-6DMIFCUz7HP75xxo1vSgNlgymMl64GVu-ffZcpxegmDPOd5xEqGcYDdPAG6ry4wv3PJpwmK05Sd7h0hRRfOPRC7teDUJEpsW8dh3NT7p2TgetzDn5q/s350/Pe%CC%81rez-Reverte.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="218" height="368" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-BifzhmiA5_dMwq6g7BMjsLAvODBFZxinNiP9qXvLLo5MW-6nqI7A6tKauvPKJ9yiP7OQ7jfB2-6DMIFCUz7HP75xxo1vSgNlgymMl64GVu-ffZcpxegmDPOd5xEqGcYDdPAG6ry4wv3PJpwmK05Sd7h0hRRfOPRC7teDUJEpsW8dh3NT7p2TgetzDn5q/w233-h368/Pe%CC%81rez-Reverte.jpeg" width="233" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">La novela policíaca apela ante todo a la inteligencia. En ella se plantea un misterio a resolver. Y es ahí donde radica el atractivo de su historia, que se completa con otro fundamental y necesario: la satisfacción de inmiscuir al lector a ejercer su sagacidad en el desarrollo de los acontecimientos a fin de llevarle a resolver el misterio planteado, aunque su implicación pueda conducirle por un camino paralelo respecto al problema central. Por tanto, su mérito no es otro que lograr que el lector quiera saber qué sucede después, no por suerte ni por intervención del más allá, sino gracias al ingenio, la inteligencia o el valor de quienes propician el esclarecimiento de lo ocurrido.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Me parece más que sugerente que en ese juego de destreza encarnado por la novela policíaca siga teniendo vigencia, al menos en su espíritu, el papel desempeñado por la figura del detective </span><b style="text-align: left;">Sherlock Holmes</b><span style="text-align: left;">. El protagonista creado por </span><b style="text-align: left;">Conan Doyle</b><span style="text-align: left;">, continúa, hoy por hoy, siendo fuente de inspiración en el género. Se le considera, en su papel, el gran experto en el examen de detalles para extraer las conclusiones del misterio a resolver, cuya revelación final de la verdad concede una absolución indirecta a todos, salvo al culpable. La saga de </span><b style="text-align: left;">Sherlock Holmes</b><span style="text-align: left;"> responde a esa idea de novela-enigma o novela-problema tan característica y atractiva de mostrar el coraje y la pasión por la justicia.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">El atractivo de </span><b style="text-align: left;">Holmes</b><span style="text-align: left;"> persiste, como digo, no solo en los lectores, sino también en novelistas que, como </span><b style="text-align: left;">Arturo Pérez-Reverte</b><span style="text-align: left;">, confiesan que narrar historias no es sólo un ejercicio de creación, sino también una forma de recobrar, incluso de reescribir, libros que en otro tiempo amaron y marcaron su manera de mirar y entender el mundo, la literatura y la vida. </span><i style="text-align: left;"><b>El problema final</b></i><span style="text-align: left;"> (Alfaguara, 2023) responde precisamente a la voluntad de recuperar ese candor de lector, que se presta a jugar a la intriga de una trama policial, mezclada con la seducción de la escritura. Ambos impulsos constituyen el verdadero motivo del autor de </span><i style="text-align: left;"><b>El Club Dumas</b></i><span style="text-align: left;">, una oportunidad y un desafío por reescribir un ingenioso relato policial, un guiño narrativo en el que se confabulan la verdad y la ficción con el enigma y la mentira, cuyo título nos remite a uno de los mejores relatos de </span><b style="text-align: left;">Conan Doyle</b><span style="text-align: left;">.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Pérez-Reverte</b><span style="text-align: left;"> monta un artificio narrativo en el que el ingenio, el misterio y la emoción conforman un engranaje de novela policial que rinde tributo a la literatura de suspense y, a su vez, a un personaje clásico y fascinante, como </span><b style="text-align: left;">Sherlock Holmes</b><span style="text-align: left;">, cuya brillante inteligencia deductiva nos cautivó y sigue aún relumbrando en nuestra memoria lectora. En su novela, quien suple al famoso detective de Baker Street no es otro que el actor británico </span><b style="text-align: left;">Basil Rathbone</b><span style="text-align: left;">, lejos ya de las carteleras cinematográficas. Comparece aquí como </span><span style="text-align: left;">Hopalong Basil</span><span style="text-align: left;">, alojado en un hotel de la isla griega de Utakos durante el verano de 1960. Allí, junto a otras ocho personas que también se hospedan en sus mismas dependencias, se verá implicado en el examen de un suicidio con ciertos indicios de asesinato. Un fortuito temporal obliga al confinamiento de todos durante varios días, impidiendo que la policía de Corfú acuda al recinto para hacerse cargo del caso.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Tras este contratiempo, los allí reunidos deciden encomendarle al actor la investigación preliminar para determinar las causas de dicha tragedia. </span><span style="text-align: left;">Basil</span><span style="text-align: left;"> acepta el reto y se une a él como colaborador, a modo de doctor </span><b style="text-align: left;">Watson</b><span style="text-align: left;">, el español </span><span style="text-align: left;">Paco Foxá</span><span style="text-align: left;">, escritor de novelas policíacas de quiosco que presume tener una solvente teoría sobre el funcionamiento de la novela de misterio. Las conjeturas que ambos irán sacando a relucir nos dejan ver un entramado operativo que darán pie a jugosas especulaciones respecto a la realidad que les incumben como a la propia exigencia del género y al propio arte narrativo del engaño. “En las buenas novelas con enigma –le dice Foxá– la solución está a la vista desde el principio”. Estas interlocuciones responden al interés de </span><b style="text-align: left;">Pérez-Reverte</b><span style="text-align: left;"> en dar visibilidad a abundantes notas y citas en torno a la técnica narrativa detectivesca, donde “las mentiras pueden revelar tanto como la verdad, si se les escucha con atención”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="text-align: left;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;">Parte del atractivo de esta novela está en ese juego dinámico establecido por Basil y Foxá de fomentar discusiones relativas a la dialéctica de cómo concebir la novela policíaca, para darle validez y hacerla compatible con la tarea de investigación en la que andan metidos en su intento de llegar a la verdad de lo ocurrido, conscientes de que el asesino intenta engañar al detective, lo mismo que el escritor se propone engañar al lector. Y, desde luego, cuanto mejor es el engaño, más eficaz resultará el libro.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana;"><span style="font-size: medium; text-align: left;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxQwmZ6RwnsOxzb7gZisvokQEf2QKZ-0XzNHly8UyG7-v6vNiZRjECVXoiL52CkmSUhQ6MChXnSkX0fgXujgJ3pll1YjPOkxLizWHipxc6aqGb6AU6MoJipDtUt1tOp5Zlt5wJmGlWUa4hvq4s1fyQy5O5HlPnz6M-cu8OHDKVFv8AgisyuX6IB_HBHy8_/s373/Pe%CC%81rez-Reverte%201.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="373" data-original-width="373" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxQwmZ6RwnsOxzb7gZisvokQEf2QKZ-0XzNHly8UyG7-v6vNiZRjECVXoiL52CkmSUhQ6MChXnSkX0fgXujgJ3pll1YjPOkxLizWHipxc6aqGb6AU6MoJipDtUt1tOp5Zlt5wJmGlWUa4hvq4s1fyQy5O5HlPnz6M-cu8OHDKVFv8AgisyuX6IB_HBHy8_/s320/Pe%CC%81rez-Reverte%201.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><br /><div style="text-align: justify;">La pericia como está resuelta la trama del libro es extraordinaria, basada en una idea permanente de dar lances y percusión al sentido práctico de cómo llevar a cabo una investigación policial minuciosa. <i><b>El problema final</b></i><span> es también un virtuoso manual del género, una novela fiel a su esencia, que percute en las propias pesquisas del lector.</span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="color: black; text-align: left;"><b>Pérez-Reverte</b></span><span style="color: black; text-align: left;"> firma un estupendo libro, quizá uno de los mejores de su producción, una novela inteligente, escrita con mucho gusto literario, que mantiene el suspense hasta el final y que apuntala, de manera brillante, el juego de destreza que concita la buena literatura policial.</span></span></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2565349069409719009.post-4905525440937801082023-09-25T21:37:00.004+02:002023-09-25T21:38:35.133+02:00Encrucijada personal<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-family: verdana;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: black; font-family: verdana;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeDQucW-5i5dNsT6p3P4zJN7VCtdwaN1ztfcFAxEvThDOg7mQl6ne1mBlrx4Uq4Ijz_61rsxnaagl2ztyMO6v_-U_DTw6LFj6VofZX4smRrwhCt32EpKBClZgK8yi8Ha-CMFmYom3Pox_AundZpDlOx8Q9DqD1jBNaIi7y4rKMp5Tme7Oz4KyZ1RZrjxTK/s3012/Giordano.jpeg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3012" data-original-width="2000" height="371" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeDQucW-5i5dNsT6p3P4zJN7VCtdwaN1ztfcFAxEvThDOg7mQl6ne1mBlrx4Uq4Ijz_61rsxnaagl2ztyMO6v_-U_DTw6LFj6VofZX4smRrwhCt32EpKBClZgK8yi8Ha-CMFmYom3Pox_AundZpDlOx8Q9DqD1jBNaIi7y4rKMp5Tme7Oz4KyZ1RZrjxTK/w249-h371/Giordano.jpeg" width="249" /></a></span></div><span style="color: black; font-family: verdana;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">“<span>Todos tenemos una mente gradualista: si las cosas siempre han sido de un determinado modo, ¿por qué van a cambiar de pronto? La humanidad lleva doscientos mil años viviendo en el mismo planeta, ¿por qué tendría que hundirse todo precisamente en este momento? Parece improbable, en efecto. Incluso los científicos tienden a pensar así, y por eso nos cuesta creer en las grandes catástrofes, como la extinción de los dinosaurios. Pero resulta que precisamente vivimos en una época en la que todo está cambiando. Y de manera drástica. Nos pasa justamente a nosotros. Los fenómenos que veremos en los próximos años serán cada vez más extremos. Cuanto antes lo aceptemos, mejor para todos.”</span></span></div></span><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">En esta elocuente y severa reflexión que expone el protagonista de </span><i style="text-align: left;"><b>Tasmania</b></i><span style="text-align: left;"> (Tusquets, 2023), la nueva novela de </span><b style="text-align: left;">Paolo Giordano</b><span style="text-align: left;"> (Turín, 1982), autor de </span><i style="text-align: left;"><b>La soledad de los números primos</b></i><span style="text-align: left;"> (2008), se podría resumir, en buena medida, el estado de malestar global por el que transitan los personajes de su obra más reciente. Y aunque estos renglones aparecen al final de la primera parte del libro, y responden a un sentir de que el progreso sigue hasta ahora ciego, sin saber adónde va, la novela arranca desde una perspectiva de encrucijada personal en la que el narrador anda angustiado con su pareja ante la dificultad de tener hijos. Las dudas persisten cuando plantean su conveniencia para traerlos a un planeta castigado por tantos desastres medioambientales y amenazado por un cambio climático sin freno.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">El libro nos sitúa en noviembre de 2015, un año en el que el narrador, trasunto de </span><b style="text-align: left;">Giordano</b><span style="text-align: left;">, que escribe artículos para el periódico </span><i style="text-align: left;">Corriere della Sera</i><span style="text-align: left;"> y tiene un doctorado en Física, acude a París, como enviado especial del rotativo italiano, a una cumbre sobre el cambio climático, pocos días después de los atentados yihadistas de ese año, llevando consigo su crisis existencial, sin poder aparcarla, en búsqueda de poner sentido a todo lo que le concierne: su mundo, su yo y </span><i style="text-align: left;">Lorenza</i><span style="text-align: left;">, su pareja, mientras prepara un libro sobre los efectos radiactivos de la bomba atómica. La escala de observación suya le permitirá vislumbrar que su preocupación es similar a la de otros muchos: “en la necesidad de encontrar, en cada trance difícil de la vida, algo aún más difícil, más urgente y amenazador en lo que podamos diluir nuestro sufrimiento personal”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><i style="text-align: left;"><b>Tasmania</b></i><span style="text-align: left;"> es un título simbólico que señala un lugar en el mundo propicio para la resistencia y el amparo del resquebrajamiento mundial, una isla situada lo bastante al sur como para alejarse de las temperaturas extremas, que posee además grandes reservas de agua dulce y abundante flora. La novela responde a esa necesidad de esperanza ante la fragilidad del mundo, y nuestra condición de sujetos finitos y precarios, que somos más lo que nos pasa que lo que decidimos, que sospechamos que habitar el mundo es existir siempre en un trayecto, en una encrucijada en la que los cataclismos y la acción trágica humana han propiciado desastres tremendos como la bomba atómica, la peor devastación que la humanidad ha podido soportar a lo largo de la historia. Aquí está presente la memoria de </span><b style="text-align: left;">Hiroshima</b><span style="text-align: left;"> y </span><b style="text-align: left;">Nagasaki</b><span style="text-align: left;">. Aquí se da valor a los datos: “En los datos no hay más que la verdad sobre el mundo”.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><b style="text-align: left;">Giordano</b><span style="text-align: left;"> responde a todo este sentir con su relato, tal vez el más personal de todas sus novelas, en el que vuelca que existir es habitar un juego de disonancias. En ese malestar que deambula por las voces de sus protagonistas, también hay vislumbres para la esperanza que está del lado del futuro. En ese umbral de espera, el autor inscribe a la ética científica como salvaguarda para habitar responsablemente el mundo que vivimos. Ser y estar en el mundo, viene a decirnos, es habitar un tiempo, una tensión y un vínculo tan complejo que obliga a no desentendernos de su continuidad y abandonar la inacción generalizada de los gobiernos ante el peligro real del cambio climático.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana; font-size: medium;"><span style="text-align: left;">Esa es la cuestión que merodea por toda la novela: el mundo y su cuidado como algo inseparable. El libro de </span><b style="text-align: left;">Giordano</b><span style="text-align: left;"> posee una dimensión no solo moral, sino también de gestos. Por eso rinde tributo en diferentes pasajes a la tragedia que devino tras el estallido de las bombas atómicas que cayeron en Japón en 1945: un clamor que sigue percutiendo en las meninges de todos y que busca dimensionar el alcance irracional de la condición humana. Resuenan palabras que hablan de la incertidumbre y vulnerabilidad del planeta, al igual que la de nosotros mismos. El libro no pierde en ningún momento su hilo reflexivo en lo personal ni en lo colectivo. No hay otro elemento que destaque más que este. Eso sí, en los diálogos encontramos un rasgo de honestidad con la que pretende obtener una resonancia con el mundo que habitamos que se ajusta perfectamente con las propias vivencias de los personajes.</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: verdana;"><span style="color: black; font-size: medium; text-align: left;"><i><b></b></i></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: verdana;"><span style="color: black; font-size: medium; text-align: left;"><i><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0tSDAFtciEzGYx9NtJXXfZ87hhoqf7lMs0DG8CtbJWEaIeqUM3p1gsN9AjSdTn8Lnwj4UXSzbTDwgMTyvAu-3MRLhSjyJpdl4c_2W_FViVUBFQxrmKr5YbXmtj8jgw-6WXsEzlsj1icCOjAxr3rIxKp4SiNHm1-2wGFNRzI0suKkHOtkv7casCVUO8b9j/s640/Giordano1.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="640" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0tSDAFtciEzGYx9NtJXXfZ87hhoqf7lMs0DG8CtbJWEaIeqUM3p1gsN9AjSdTn8Lnwj4UXSzbTDwgMTyvAu-3MRLhSjyJpdl4c_2W_FViVUBFQxrmKr5YbXmtj8jgw-6WXsEzlsj1icCOjAxr3rIxKp4SiNHm1-2wGFNRzI0suKkHOtkv7casCVUO8b9j/s320/Giordano1.jpeg" width="320" /></a></b></i></span></span></div><span style="font-family: verdana;"><span style="color: black; font-size: medium; text-align: left;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-style: italic; font-weight: bold;"><i><b>Tasmania</b></i></span><span style="color: black;"> es una novela vivencial y de tesis que congrega en sus páginas reportaje, autoficción y ensayo, y nos brinda una lectura sugerente y amena sobre la complejidad del mundo, con un radiante pasaje final en el que el narrador da vuelo a su imaginación recordando el fluir de millones de átomos por el espacio exterior, cuando nuestros cuerpos se conviertan en polvo errante por las alturas durante miles y miles de años: “¿Será lo que, en otros contextos, llamamos “alma”? ¿Y será posible entonces que todos los muertos sigan existiendo así, en forma de radiación?”</span></div></span></span><p></p>Jimy Ruiz Vegahttp://www.blogger.com/profile/17398918154046807187noreply@blogger.com0