Ahora
que empieza a languidecer el verano, resurge el tiempo de organizarse para prepararse porque el otoño asoma por el horizonte. Acudir al
aforismo es un bálsamo por lo mucho que aporta al hastío y a
los excesos propinados a nuestros cuerpos durante las vacaciones, ya que evocan sesiones de yoga como equilibrio necesario para nuestro
cuerpo y mente.
El
pensamiento fragmentario es una trinchera propicia para rearmarnos.
Los aforismos, un género híbrido entre pensamiento, poesía y
ciencia tienen un poder persuasivo y una brevedad adecuada al mundo de prisas en el que nos movemos. Erika Martínez (Jaén, 1979), una poeta que cultiva
este género tan contagioso, publicó en Pre-Textos en 2011 un volumen de
relámpagos aforísticos bajo el título de Lenguaraz. Este universo aforístico que nos muestra esta joven escritora nos invita a degustar una constelación de pensamientos fugaces cargados
de metáforas y metafísica. Se percibe que Erika
enfatiza la cadencia de la lectura como música latente. Hay momentos en que sus aforismos reflejan un contrapunto, en otros desarrollan conceptos construidos desde la síntesis poética:
El libro concluye con una sección bajo el título de Hematomas que viene a ser como doce campanadas, a modo de epílogo, donde la andaluza exalta la ironía y el humor por medio de un sabotaje al propio medio aforístico:
Detrás de cada conclusión hay algo roto.
Todo aforismo exige su refutación.
Lenguaraz, publicado en una edición cuidada y coqueta,
está diseccionada en tres partes: La concentración, Las
corredoras y Ráfagas; es un libro que invita a una
lectura lenta, una prescripción muy recomendable contra las prisas
de nuestra existencia. Un título travieso por su significado
y contradictorio con la esencia del aforismo: concisión, reflexión
y silencio. Dice la autora que “los aforismos son una ficción
de no-ficción. Es una peculiaridad que comparte con la poesía”.
En este sentido, aquí van algunas muestras significativas de su
creación:
La
razón es sólida, la reflexión dúctil, la meditación vaporosa.
Todo
el mundo cae, sólo en algunos permanece la altura.
Sólo
es alto quien ve lo más pequeño.
Alejarse
es entender. Acercarse, comprender. Pasar adentro: asentir.
El
amor es el lugar de losexcesos y de la justa medida.
Quien
no habla termina en la boca del otro.
Todo
narrador quecse precie antepone la curiosidad a sus principios.
Un
precipicio es una cumbre interior.
Lenguaraz es un texto sabio, lleno de respiraciones
vitales y palpitaciones poéticas, que anima al lector por su
frescura y tino.
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