Vivimos
en un país ambiguo, con muchas voces que parecen no decir nada: las
ideas se extienden como cheques sin fondo, los valores carecen de
validez, las personas que protagonizan la política son seres
complejos y equívocos, la realidad un amasijo de contradicciones y
la actualidad un cúmulo tan difuso en la que cuesta distinguir la
verdad del esperpento. La vida global del ciudadano común español,
por tanto, se presenta en un contexto de crisis económica y de
desconfianza en las instituciones que le desasosiega permanentemente.
Uno descubre lo extraordinarios que son los sucesos que ocurren cada
día a nuestro alrededor, y de que la realidad es una de las cosas
más raras que existen, hasta el punto de que en muchas ocasiones
supera a la ficción.
Manuel Vicent
(Vilavella, Castellón, 1936), periodista y escritor, retoma este
retablo hispano con su nueva novela Desfile de ciervos
(Alfaguara, 2015), una crónica narrativa, de la estirpe de sus dos
obras anteriores, El azar de la mujer rubia
(2013) y Aguirre, el magnífico
(2011) que pone colofón a un tríptico literario de la historia
española de los últimos cuarenta años, desde la proclamación del
reinado de Juan Carlos
hasta la abdicación consumada el pasado año en su hijo Felipe
VI.
El
destilado de esta nueva entrega es un recorrido a lo largo de los
últimos veinte años que comienza en 1994 cuando se le encarga a
Antonio López, el
gran pintor del hiperrealismo, un retrato de la familia real. El
cuadro, que va demorándose en el tiempo, aguarda en una sala de
palacio a que el maestro retratista estampe su firma y acredite su
finalización. En ese marco de espera y en apenas trecientas páginas,
Vicent despliega una
crónica punzante e irónica sobre lo que ha venido sucediendo en las
esferas políticas durante estos dos decenios en los que no ha habido
más remedio que airear los trapos sucios, ante la indignación de
una población condescendiente con la Transición, que dijo basta
cuando la crisis y la corrupción se adueñó de los titulares de los
periódicos y telediarios.
Desfile de ciervos
es una novela contra la podredumbre moral de las élites gobernantes,
la inmundicia del chantaje económico de empresarios y la connivencia
de los políticos, cuyo mayor logro reside en la eficacia del relato
con la que inocula al lector y lo deja asombrado, y lo consigue a
pesar de que lo que cuenta es ya sabido, pero la raza, agudeza y
maestría con que el escritor valenciano desgrana distintos episodios
de personajes trascendentes, como la herencia de Jordi
Pujol, la metamorfosis de
Aznar, la blandura
optimista de Zapatero
o las distraídas manos de Urdangarín
para firmar contratos opacos, hacen que todo lo que sabíamos recobre
crudeza y notoriedad gracias a su pluma afilada y a su exigente pulso
fabulador.
Sin
duda, Manuel Vicent
escribe con precisión sobre el tiempo oxidado, sin melancolía pero
con firmeza, plantado ante el cuadro de la familia real para
narrarnos un episodio nacional con el talento y desparpajo propio de
alguien como él, capaz de mezclar como nadie la realidad y la
ficción, para entregarnos una crónica documentada a modo de retablo
por donde transitan corruptos, figurones y miembros de la monarquía,
con algunas salvedades honrosas, como el meritorio escalafón de
Letizia, una mujer con carácter y aplicada en desempeñar con profesionalidad su nuevo papel de reina.
Desfile de ciervos
es un libro crítico y ameno, que se lee con una sonrisa, pero que
deja muecas de dolor con sentido de culpabilidad en lo más arraigado
del lector, conocedor de tantos desmanes y estafas. Vicent
ha escrito una metáfora contemporánea y reciente de la historia de
España montada sobre el mito de Dorian
Grey, en donde el tiempo
revela la descomposición de un cuadro que, aquí, tiene mucho que
ver con la pérdida de la decencia y el decoro de sus gobernantes.
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