En estas líneas extraídas del arranque de la novela La historia de los vertebrados (Random House, 2023), se condensa el alma herida de su narradora, una mujer trastocada inesperadamente por el hecho de asumir el cuidado de sus mellizos recién llegados al mundo, el mismo día que acaba de obtener su acta de diputada en el Congreso. Pese a todas sus repercusiones físicas, emocionales y psicológicas, Mar García Puig (Barcelona, 1977) ha querido contarnos, mediante un potente texto narrativo y ensayístico, esa quiebra personal, ese colapso sobrevenido tras el parto que pueden tener muchas madres, y que, hasta hace poco, ha estado acotado por un consentido silencio durante siglos de ciencia, mitos y conductas sociales, sujeto a la idea de que, fuese como fuese, así tenía que ser y así debía de aceptarse: sin quejas.
García Puig se vale de su experiencia personal para convertir su relato en una historia íntima nada complaciente que refleja también lo que la sociedad está cambiando, pero que aún no parece suficiente como para confirmar que el posparto, feliz o amargo, deba ser algo de lo que se puede hablar con libertad, atenciones y sin complejo de culpa. Y a este respecto va más allá al señalar que: “No hay curación total posible para el que no asume la incertidumbre como parte de la existencia”. Sitúa su examen de la maternidad en otro posible espacio en el que circunscribir a la mujer en ese rol determinado al que Virginia Woolf daba el nombre de «ángel del hogar» y fija su atención en la llamada «locura puerperal», «manía láctea», «melancolía de embarazo» o «locura de lactancia», términos que aluden a la salud mental y al discurrir de esta realidad propia de la mujer a lo largo de la historia.
Rastrea precisamente, a lo largo de lectura de libros sobre la salud mental, desde un punto de vista filosófico o historiográfico, el rol de madre en sus dolencias posparto dentro del ámbito del hogar. La realidad es que hoy se vive esta dolencia en la maternidad con mucha más soledad que antes. Quizás tenga que ver cómo asumían en generaciones pasadas la crianza de los hijos, de forma más parecida a una tribu, más enraizada con el vínculo ancestral de sus miembros. Parece que los cambios sociales y laborales del pasado siglo han propiciado que todo ese arraigo solidario de antaño se haya resquebrajado y se haya convertido en una encomienda de asunción individual, manteniendo su misma lógica e impacto, aunque menos solidaria.
La historia de los vertebrados es un libro vivencial escrito en capítulos breves, con una prosa admirable, con páginas tremendamente impactantes, un relato ensayístico que sacude de arriba a abajo a cualquiera. La documentación de libros consultados por la autora, además de extensa y erudita, es sometida a un análisis profundo, y traída a colación mayormente de acontecimientos del siglo XIX, como referente de situaciones que aún siguen vigentes y conservan la memoria de tantas mujeres que, al igual que su autora, han tenido que forjarse con los trastornos del posparto, hasta combatir y superar su bloqueo mental. Algunos de sus textos le han valido “para contribuir a eliminar el estigma que rodea a menudo esta temática y reclamar su universalidad más allá del sexo de quien lo lea y de su identidad como madre”.
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