domingo, 31 de marzo de 2013

Una charla sustanciosa


Cada vez que se produce una novedad editorial que llega con la firma de Fernando Savater despierta en mí una curiosidad difícil de frenar. Sigo con interés sus escritos desde hace treinta años. He leído casi toda su producción narrativa y ensayística. Empecé con Sobre vivir allá en 1983 para continuar con La tarea del héroe e Invitación a la ética, hasta abrazar sus muchos artículos en prensa, en los que vierte su afán divulgador que me llevaron a la lectura de Rabelais, Spinoza, Chesterton, Cioran o Voltaire. Para mí fue todo una instrucción motivadora. 

Esta mañana dominical he leído lo último publicado por el donostiarra. Jorge Herralde, el editor de Anagrama, siempre sorprende, y en esta ocasión lo ha hecho lanzando El Traspié, una comedia filosófica que Savater estrenó en 1988 en TV en el programa de teatro A través del espejo, en la época de Pilar Miró. El texto de esta obrita de apenas noventa páginas y que lleva como subtítulo Una tarde con Schopenhauer, cuenta las conversaciones que la joven y prometedora artista Elisabeth Ney mantiene con el doctor Schopenhauer en sus sesiones de escultura sobre el busto del insigne modelo. Esta inventiva del autor de Ética para Amador nos descubre las ideas sobre el destino de los hombres y otras perplejidades valiéndose del tono magistral del filósofo alemán. Savater versiona los diálogos que la escultora mantiene con el cascarrabias  de Schopenhauer.

En esta pieza teatral el profesor vasco escenifica las minúsculas vanidades del sabio alemán, el afán del anciano de seguir despertando admiración, su gusto por la frase afilada y rotunda para impactar en el oyente. La joven Ney se deja seducir y celebra sus ocurrencias. Hay un pasaje clave en el libro, cuando Schopenhauer se interesa por Larra ante otro personaje de la obra, el español Zúñiga, donde el viejo filósofo manifiesta su rechazo radical al suicidio: “Lo considero un pecado de optimismo: lo que hay que matar en nosotros no es la vida, sino la voluntad de vivir”. Y más adelante afirma: “Cada cual no tiene más destino que los retortijones de sus tripas”.

Savater es también novelista premiado, pero sobre todo es pensador, un filósofo al que nada le es ajeno. Habría que situar al donostiarra en esa franja de escritores de éxito heridos por el teatro que siempre les resultó esquivo, como Azorín, Baroja o en la actualidad, Vargas Llosa.

El traspié ofrece un escenario que no pasa inadvertido, incluso la representación de Zúñiga, el viajero y hombre de mundo, despierta un interés histórico irresistible. Al mismo Schopenhauer le ocurre algo inusual como que la belleza y la inteligencia de la joven lo tenga seducido hasta el punto de atemperar su radical misoginia. Y entonces ocurre el milagro de una deliciosa conversación entre el viejo pensador y su admiradora artista que desemboca en un torrente de pensamientos y gustos que el filósofo alemán despliega con ironía y sentido del humor.

Este librito elocuente, sutil y ameno, que deja el regusto de haber pasado un buen rato, es una charla sustanciosa de las de antaño, pero igual de vigente para estos tiempos de zozobra.

viernes, 29 de marzo de 2013

Leer un libro es habitarlo


Cualquiera de los muchos lectores que conocemos la obra de Paul Auster, somos conscientes de la simbología de su narrativa. Sin embargo poco se conocía de su producción poética. Ahora Seix-Barral acaba de publicar su poesía completa en una edición a cargo de Jordi Doce. En dicho volumen se incluyen además dos textos que ayudan a entender la posición literaria de Auster: Notas de un cuaderno de ejercicio,donde el neoyorquino recurre al dilema y dice: “Fe en la palabra es lo que llamo clásico. Duda en la palabra es lo que yo llamo romántico”. En verdad el americano es un romántico que quiere ser clásico. Y Espacios en blanco es un texto de línea narrativa intensa donde marca un antes y un después en su trayectoria literaria.

Pese a que el éxito le llegó gracias a novelas como las que integran la Trilogía de Nueva York, Paul Auster se adentró en la literatura a través de la poesía con tan solo nueve años. A los treinta dejó de escribir poemas. Conviene destacar que el género lírico constituye solo una primera etapa de la obra austeriana, que posteriormente dio paso a esas magníficas novelas que han dado a su autor una merecida fama mundial. En una entrevista reciente el escritor neoyorquino afirmaba: “Siento que las palabras nos fallan, que no nos permiten describir el mundo en su totalidad de matices, y de ahí nace la dificultad de la comunicación. Busco entender la barrera que el lenguaje crea entre las personas”.

En buena medida la poesía de Auster es el pórtico de entrada a su obra novelística. Las obsesiones del escritor están presentes en su lírica: el azar, el laberinto del lenguaje y la identidad. Es una poesía enigmática, a veces hermética, pero que nos permite habitar su mundo. Su estilo es fragmentario y se ocupa más de lo existencial del hombre en relación al lenguaje y la escritura. Otro aspecto significativo es el ritmo vibrante que Auster imprime a sus poemas.


En suma, un libro poético interesante y revelador, con un estupendo prólogo de Jordi Doceen una versión bilingüe cuidadosa y exigente. Porque como afirmó Pound: “Lo esencial de un poeta es que nos construya su mundo”. Y esto lo consigue Auster con holgura.

jueves, 28 de marzo de 2013

Vamos de prisa y no vemos nada


Leo la prensa a diario, pero si hay una sección de opinión que no me pierdo es sin duda la viñeta de El Roto. Es el paréntesis para una reflexión, la perla crítica del día, el flash afilado de la actualidad social.

Andrés Rábago, El Roto, ganador el pasado año del Premio Nacional de Ilustración, nos recuerda con sus viñetas que la libertad no es solo visualizar palabras o imágenes, sino tener la capacidad y el tiempo para reflexionar sobre ellas mismas. La imagen y la palabra son un instrumento de persuasión para pensar en una sociedad que tiene que aspirar a un humanismo, más que necesario, imprescindible.

La editorial Mondadori publicó en octubre del 2012 un nuevo libro gráfico de El Roto bajo el título de Camarón que se duerme (se lo lleva la corriente de opinión). Recoge 105 viñetas del dibujante que relatan la manipulación informativa y la desolación de la opinión crítica. Sigue la estela de su anterior entrega, Viñetas para una crisis, donde diseccionaba los tumores de la crisis económica, pero aquí, en esta fotogalería, Rábago nos alerta de que nos cuidemos de la manipulación de los medios y nos insinúa que toda información requiere de un pensamiento propio.

Las viñetas que encontramos en Camarón que se duerme suponen unas píldoras antibióticas para la autodefensa de nuestro intelecto. El brutal chorro de información y desinformación generado en los medios se lleva por delante todo intento de pensamiento autónomo. El dibujante nos ofrece unas reflexiones gráficas salpicadas de humor negro y ácido para alertar al incauto a que reciba la información diaria de la televisión, internet y la prensa de forma crítica.

En resumen, el historietista y humorista cultiva la sátira social con los dardos de su lápiz. Arrancar la careta de la infamia es lo que hace El Roto por medio de sus aceradas viñetas, que encabezarían, como pancarta, cualquier protesta social. Toda una explosión visual que no deja indiferente, que estalla en el corazón y en la razón de todo lector inteligente.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Las cosas son como son


Hace poco estuve en Madrid y me acerqué a la librería de La Central, en Callao. Allí me perdí a gusto entre las plantas del edificio y sus muchos libros. Aproveché el momento y me tomé un café en su patio interior, rodeado de sugerentes novedades editoriales. Y surgió el hechizo de un ejemplar del escritor y jurista Ferdinand Von Schirach, una nueva colección de relatos sobre abogados y juicios titulado Culpa. Leí un par de relatos y después de adquirirlo me lo llevé al hotel para finalizar su lectura.

Von Schirach, reconocido abogado penalista que ejerce en Berlín, cuenta hechos vinculados con el delito que reflejan con crudeza las barbaridades y bajezas del ser humano, pero también sus pequeñas glorias. A veces no es la justicia realmente la que triunfa, sino que también se expone a los errores y miserias de los que la imparten.

Si ya me sorprendió con su anterior libro, Crímenes, publicado en el mismo sello editorial, Salamandra, ahora en esta nueva entrega, el escritor alemán continúa en su misma línea pero su narrativa alcanza más agilidad y sus casos también conmueven más. Algunos de sus relatos destilan una violencia física o síquica que nos recuerda las películas de Tarantino. Los personajes se ven inmersos en situaciones que acabarán escapándoseles de las manos, para acabar en el banquillo de los acusados.

En poco más de 150 páginas, el berlinés crea una realidad comprimida que es imposible pasar por alto. Todo un compendio de narraciones en las que el personaje principal de la trama pasa a ser un narrador de los hechos más que protagonista de la acción. Los personajes de Culpa están marcados por una personalidad distante. Pero lo bueno de estas quince historias cortas es que el autor germano no juzga ni a sus víctimas, ni a sus verdugos, solo describe sobriamente. Sus tramas judiciales están magistralmente expuestas y sencillamente narradas, ahí radica todo el encanto de su escritura.

Culpa contiene la estela de su anterior publicación de relatos, pero muestra a un escritor más maduro y con una técnica narrativa más depurada, basada en la economía de palabras y la intensidad. Dice el autor en una entrevista: no creo en los finales felices, porque las cosas no acaban bien, y los juicios no son una excepción. Y llega más lejos afirmando: El sistema jurídico es una ficción que puede alcanzar una verdad que nada tiene que ver con la realidad, como las tragedias griegas: sabemos cuál es la verdad, pero no la podemos alcanzar.

Todos los casos que nos presenta Von Schirach nos sorprenden por su limpidez y honestidad. Su prosa es depurada y precisa. La crítica le ha achacado que narra de manera fría, carente de emociones, pero es ahí donde radica su estilo personal: la manera de decirnos que así funciona el mundo que él conoce y así es el escenario en el que se juzgan las culpas de los personajes encausados. Las cosas como son: Culpa es un libro ameno y entretenido, y eso no es poco.

lunes, 25 de marzo de 2013

Tratado sobre la pérdida


En su breve y sobrecogedor diario de solo veintiocho páginas, Marie Curie apuntó con obsesivo detalle los últimos días que vivió con Pierre, su marido, sus últimos actos, sus últimas palabras. Dice Rosa Montero que cuando leyó este diario fue como encontrar un espejo de aumento sobre sus reflexiones acerca del duelo: “El dolor puede volverte loco”. La vida de los Curie fue un triángulo amoroso entre Pierre, Marie y el radio, ese elemento azulado y luminoso que descubrieron y que les traería la felicidad, la gloria y la muerte.

El azar tiene una correspondencia con el mundo literario. A Rosa Montero le entregaron este breve diario, escrito cuando la investigadora perdió a su esposo, para que redactara un prólogo, y su lectura le resultó tan fascinante que surgió La ridícula idea de no volver a verte, un libro íntimo, donde lo novelesco se mezcla con la autobiografía y el ensayo. Un texto revelador y personal, lleno de sinceridad y hondura. El arranque es una explosión existencial que sobrecoge:”Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos”.

Lo que se pensó como prólogo derivó en un texto brutal, entrañable y tierno. No es solo un ensayo sino que es todo un extenso artículo reflexivo, autonarrativo, con evidentes desgarros biográficos, donde la autora de La loca de la casa comparte con la científica polaca el duelo, la muerte y la enfermedad.

Marie Curie
Un libro de madurez, en el que la epopeya de Marie Curie se asoma en su intimidad a las inquietudes de la propia escritora. Montero afirma que: “Toda nuestra vida es un relato y su éxito o fracaso reside en el relato que nos hacemos de ella. Somos sobre todo palabras en busca de un sentido”. El texto contiene fotografías, lecciones científicas, anécdotas, drama, literatura del yo, y añade hashtags que aparecen como conceptos e ideas que articulan el libro. Este inclasificable y original tratado concluye con un apéndice donde se incluye el valioso Diario de Marie Curie.

La ridícula idea de no volver a verte es un texto deslumbrante, lleno de vida, dolor y esperanza, para leer sin prisas. Una obra que toca el alma del lector e invita al recogimiento.



sábado, 23 de marzo de 2013

La ley de Herodes: o te chingas o te jodes


Este conocido dicho mejicano sirvió para que Jorge Ibargüengoitia (Guanajauto, México, 1928- Madrid, 1983) publicara allá en 1967 su colección de relatos: La Ley de Herodes y otros cuentos. Leí hace bastante tiempo del escritor centroamericano Dos crímenes y lo celebré como el que asiste por primera vez al teatro y queda perplejo por el escenario y por el papel de sus actores. Fue todo un goce y uno de mis inolvidables hallazgos literarios. Recuerdo haberlo comentado con mi amigo Antonio R., profesor comprometido y escritor entusiasta, seguramente en algunas de las tediosas comisiones de gobierno que por aquel entonces celebrábamos como concejales.

Acabo de leer, con los mismos síntomas de entonces, La ley de Herodes y otros cuentos, publicado hace unos meses por la editorial RBA, una joya literaria donde Ibargüengoitia nuevamente nos sorprende con una serie de ingeniosas historias inspiradas en la vida cotidiana de unos personajes donde un narrador protagonista nos cuenta los hechos como algo continuo o tal como sucedieron, como lo haría un cronista de época. Todas sus páginas respiran humor negro, bajo una mirada irónica, muy propia de este extraordinario escritor mejicano, donde se traslucen vetas autobiográficas.

Jorge Ibargüengoitia
Una obra que, a pesar de haber estado escrita a mediados del siglo XX, sigue teniendo vigencia. He disfrutado de lo lindo con estos cuentos, sobre todo por el estilo regocijante y el talento singular de la prosa de su autor. Recomiendo especialmente los cuentos La vela perpetua y Mis embargos por la complicidad que mantiene ambas historias con la vida literaria del propio escritor.

viernes, 22 de marzo de 2013

Cuaderno de campo en Auschwitz


Desde que visité hace dos años los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau he adquirido una sensibilidad especial para toda publicación de textos y documentos sobre campos de exterminio de los nazis.

He leído de una sentada Los pájaros de Auschwitz, una novela corta y turbadora de Arno Surmninski, publicada por la editorial Salamandra, donde relata los trabajos de campo que realiza un oficial de las SS, ornitólogo, sobre las especies de pájaros que sobrevuelan la zona donde se ubicaron los negros campos de la muerte.

Günther Niethammer (1908-1974) fue un prestigioso ornitólogo que, entre 1940 y 1942, fue guardia en Auschwitz y Birkenau; allí convenció al comandante jefe Rudolf Hëss para   que le permitiera llevar a cabo sus investigaciones. Sus trabajos de campo fueron recogidos en una pequeña obra de apenas cuarenta páginas titulada “Observaciones sobre la vida de las aves en Auschwitz”. De la existencia de este investigador, parte el escritor alemán para trazar la trama de esta sobrecogedora historia.

En la novela, el oficial Grote cuenta con la ayuda de un joven prisionero polaco, estudiante de bellas artes, adscrito como ayudante para estas labores de observación. La relación entre el oficial y el prisionero transcurre en unas maneras cordiales, pero al mismo tiempo, Marek, el prisionero, se interroga una y otra vez sobre el porqué de la maldad de los nazis. “¿Cómo es posible que una sociedad alemana repleta de filósofos, escritores y músicos extraordinarios cometa estas atrocidades?”.

Esta relación , fruto del azar, saltará por los aires al final del relato, coincidiendo con el fin de la guerra, entre el abismo de la víctima y la desazón del verdugo. Narración sin retórica y floritura, muy bien contada, desde un escenario crudo y terrible, pero con una cara un tanto amable desarrollada por los dos protagonistas, a pesar de la barbarie del escenario.

Los pájaros de Auschwitz es una historia llena de simbolismo: los pájaros vuelan libres por el cielo de Auschwitz, mientras los presos sobreviven a las horas contadas de sus destinos. Las cigüeñas, llenas de vida y esperanza, se posan en las negras chimeneas del crematorio. El estudioso alemán que mira al cielo en busca de la felicidad del vuelo de una nueva especie, sin echar cuenta que, a ras del suelo, impera la atrocidad y el horror.

jueves, 21 de marzo de 2013

El gurú español del rock


Recuerdo que cuando tenía mi casita veraniega de Costa Ballena, guardaba en mi dormitorio un libro sobre la historia del rock editado en un coleccionable por El País a finales de los ochenta y coordinado por Diego A. Manrique. Aquel ejemplar lo extravié en una de mis mudanzas y sigo todavía lamentando su pérdida. Gracias a sus páginas adquirí conocimientos  sobre las estrellas del rock, así como anécdotas sobre las bandas más punteras de entonces. Ahora sigo con interés los artículos que el crítico y periodista escribe en El País bajo el paraguas de sus “Universos Paralelos”.

Mi amigo El Metralleta, gran popero y rockero, me habló mucho y bien de Diego A. Manrique. Para él es un referente fundamental en la crítica musical del rock y también de la música negra. Él, que es un gran coleccionista de vinilos, me confiesa que le encantaría conocer la colección discográfica de Manrique, quizás la discoteca particular española más importante que se conoce.

Acabo de leer con devoción el último libro de Diego A. Manrique: Jinetes en la tormenta, editado por Espasa. El título debe su nombre a la canción de The Doors y es un recopilatorio de artículos y entrevistas publicadas anteriormente en El País. El burgalés tiene acreditado un nombre en la crítica musical, no solo por su reputación internacional, sino también porque escribe muy bien. El libro está lleno de semblanzas, entrevistas y anécdotas en las que consigue un resultado que rompe la imagen tópica de algunos artistas. Además, y esto es muy propio en la pluma de este crítico, muestra el rostro más auténtico y genuino de los gigantes de la música y de sus secretos.

Sin Diego A. Manrique nuestra percepción del rock sería distinta. Desde las páginas de la prensa o los micrófonos, ha ido construyendo un paisaje sonoro que ha conseguido edificar una biografía sentimental de muchos aficionados españoles, como la de mi amigo El Metralleta: un musiquero jerezano, curtido y documentado en el rock; una “wikipedia ambulante”.

Jinetes en la tormenta es todo un manual que nos lleva desde la música negra hasta nuestros días, imprescindible para rockeros y poperos de todas las edades.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Caja de cerillas (I)

Partiendo de la idea de "quien lee vive más", hoy me ha remitido mi amigo Leo Bocanegra  algunos de sus  pensamientos aforísticos sobre el asunto de la lectura. Me ha confesado que guarda con primor y empeño en su Caja de cerillas todas sus ocurrencias y destellos sobre infinidad de temas. Le comenté que si podía colgarlos en el blog y no puso ningún reparo, ni salvedad. Así que he seleccionado algunos que comparto sustancialmente con su autor:




La lectura es una vitamina imprescindible.


El aroma de un libro despierta el apetito del lector.


Aquello que leí me lo apropié y lo transformé.


No hay nada más indulgente que transgredir la vida leyendo.


Hay dos cosas que me gusta hacer cuando leo: oler las páginas del libro y subrayar sus fragancias.


La literatura es un engendro reproductivo e inagotable.


martes, 19 de marzo de 2013

Una sátira de la transición y una musa


Sigo con interés la columna avispada de Manuel Vicent en El País. Del autor valenciano leí hace tiempo Tranvía a la Malvarrosa, una novela entretenida y de iniciación entre la adolescencia y juventud que realiza el protagonista hacia la playa de la Malvarrosa y últimamente Aguirre, el magnífico, una novela biografiada de la vida fantasmagórica de Jesús Aguirre. Esta última lectura me dejó un regusto que avivó mi interés literario sobre Vicent.

Ahora he caído de nuevo en sus redes y he terminado una historia ficcionada de un triángulo formado por un príncipe, un político ambicioso y una mujer rubia de ojos azules acuáticos. El azar de la mujer rubia descansa en una crónica novelada de estos tres personajes durante la Transición convulsiva española.

El 17 de julio de 2008, el rey Juan Carlos visita a Adolfo Suárez en su casa de la Florida, en las afueras de Madrid, para entregarle el collar de la insigne Orden del Toisón de Oro. De aquel encuentro queda un documento gráfico impactante donde se ve al monarca echando el brazo por el hombro al primer presidente de la democracia. Suárez había perdido la memoria. Ya no conocía ni las voces de sus allegados y conocidos. El Alzheimer le arrebató sus muchos recuerdos.

Así arranca El azar de la mujer rubia, un artefacto literario que va desde los últimos días de la vida del dictador hasta nuestros días. Manuel Vicent sabe que la literatura no copia, sino que recrea la historia. Y lo hace con la fuerza de uno de los protagonistas fundamentales, Carmen Díez de Rivera, la musa de la transición que ejerció un papel decisivo en la fulgurante carrera política de Suarez y a quien Vicent le da relevancia en la fontanería de la democracia que nacía.

Una historia amena, llena de confidencias y anécdotas. Contada con una pluma clara y acerada, donde la sátira también predomina. En suma, novela evocadora, inteligente, divertida y nostálgica a retazos. El autor concluye con una salvedad a los lectores: “...En esta historia he creado un juego literario entre la realidad y la ficción, cuyas reglas, no me cabe duda, serán comprendidas y aceptadas por cualquier lector agudo”.

lunes, 18 de marzo de 2013

El deleite del cómic


Poco a poco voy haciendo un hueco en mi biblioteca para buenas ediciones de novelas gráficas. Siempre me gustó el cómic. Desde pequeño fue esta afición la que me llevó a la gran literatura y por eso concedo a este género la importancia que tiene. Seguro que a miles de lectores Mortadelo y Filemón, Hazañas Bélicas o Tintín, por ejemplo, fueron la plataforma para llegar a Kafka, Dickens o Cervantes. Creo que el cómic es una buena herramienta didáctica para impulsar la lectura.

Dicho esto, acabo de leer Dublinés, una biografía gráfica y novelada sobre James Joyce. Su autor, Alfonso Zapico confirma con esta obra su valía como dibujante y narrador. El libro es una preciosidad, y está lleno de detalles. Zapico recorre el mundo de Joyce acercándonos a su entorno, a sus conversaciones, a sus aventuras viajeras y penurias económicas. Nos retrata con humor y rigor histórico a un Joyce bebedor, putero y crápula, que sabe que es un genio, pero que a su vez es un insumiso. Es un libro concebido para que todo el mundo lo pueda ver y leer como en un viaje por la vida del genial autor irlandés. 


Un buen trabajo de cómic que ha sido galardonado con el premio nacional de novela gráfica en el 2012. Quien busque una lectura visual placentera, divertida y un acercamiento al mundo vanguardista de Joyce, aquí, en sus páginas, encontrará un aliado inolvidable.

domingo, 17 de marzo de 2013

Here and Now


Bajo este título original, Paul Auster (Nueva Jersey 1947) y J.M. Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940) nos ofrecen una recopilación sugerente de correspondencia. Estos grandes novelistas forman un lugar preferente entre mis lecturas. Paul y John mantienen una relación epistolar para hablar de aspectos variopintos del mundo en que viven: política, cultura, deporte, cine, relaciones humanas, nuevas tecnologías, el futuro del libro...

En Aquí y Ahora, una edición conjunta de Anagrama y Random House, despejamos incógnitas sobre las coincidencias y divergencias de estos dos amigos por medio de un diálogo fluido con vocación de proyectarse a la conciencia universal. En una de ellas Auster afirma que “la suprema ficción de nuestro tiempo es el dinero”, y desvela una confidencia de su suegro que afirmaba que “en el mundo hay dos clases de personas: las que trabajan para ganar dinero y las que hacen que el dinero trabaje para ellos”. Sobre la creación literaria Coetzee le dice al americano: “Somos pocos los que escribimos novelas, pero la mayoría de nosotros, de un modo u otro, terminamos generando descendencia, y entonces la ley nos obliga a ponerles nombres a nuestros descendientes”.

Hablan de Beckett, de Philip Roth, de los judíos y los palestinos, y también de deportes: del béisbol, del fútbol y de lecturas: “¿no es la lectura el arte de ver cosas por uno mismo, de invocar imágenes en la propia mente? ¿Y lo bonito de leer no es acaso el silencio que te rodea cuando te sumerges en la historia, el eco de la voz del autor resonando en tu interior hasta excluir todos los demás sonidos?” , dice Paul Auster. En otra de las cartas afirma que “cada mente produce de continuo sus propias imágenes”. Por eso cada lector recrea una lectura diferente a cualquier otro que lea el mismo libro.

En estas cartas fechadas entre 2008 y 2011 encontramos reflexiones y anécdotas curiosas de estos colosos de la novela. Entretenida miscelánea de temas tratados esquemáticamente, pero muy interesantes. El sudafricano pregunta más que responde, pero sus cuestiones iluminan la correspondencia. En cambio, el neoyorquino es más arrojadizo y nostálgico en sus reflexiones. El resultado final es un cóctel de honestidad y esperanzas. 

sábado, 16 de marzo de 2013

Una mujer cabal

Hace más de quince años que leí Opiniones de un payaso de Heinrich Böll, una novela extraordinaria. El protagonista, Hans Schnier, un payaso ateo, vuelca sus recuerdos y reflexiones en Bonn, ciudad a la que ha llegado después de que su mujer le abandonara. La voz de Schnier reporta al lector la decadencia de la posguerra alemana. Este hallazgo mío del nobel alemán quedó alineado en mi biblioteca junto a otro que ahora acabo de releer y que reseño por su vigencia e interés. Me refiero a El honor perdido de Katharina Blum, una novela corta donde Böll retrata a una mujer cabal que lucha por mantener su dignidad e integridad por encima de las convenciones sociales. El propio autor, en un epílogo publicado diez años después, afirmaba de la misma: “es un panfleto, un escrito polémico, concebido y planificado como tal”. Heinrich Böll logra con maestría convertirla en un relato de ataque a la prensa escrita y la definió como una novela de tesis.

Katharina, una chica joven e inquieta, se enamora locamente de otro joven que después se comprueba que es buscado por la policía. La protagonista se ve acosada por la prensa, pero ella mantiene su orgullo y lealtad a su amor, un defraudador y desertor. Katharina delinque por amor y aquí reaparece el folletín. La perfidia del periódico con el caso y los lazos interesados de la policía y la justicia alcanzan un objetivo demoledor: destrozar la reputación de la inculpada. Heinrich Böll logra combinar el informe policial y el artículo periodístico para convertirlo en una historia eficaz y crítica con el abuso policial y la manipulación impune de un periodismo sin escrúpulos.

Ahora que tantas cadenas de TV y tanta prensa nos bombardean con cientos de malas noticias, necesitamos una tregua para buscar objetividad. A mí El honor perdido de Katharina Blum me ha servido para ponerme en guardia.

viernes, 15 de marzo de 2013

Arquitectura aforística

Toda novedad editorial que abrace el género aforístico me tiene como militante acérrimo. La editorial Tusquets, una de mis favoritas, no solo por la selección de autores acreditados que sostienen su extenso catálogo, sino por el cuidado y atractivo formato de la publicación de sus textos, agradables al tacto, a la vista y al olfato, nos sorprende con la publicación de La arquitectura del aire.

Carlos Marzal reúne en este volumen toda su producción de aforismos hasta el momento. El poeta valenciano continúa con la tradición del aforismo que, a lo largo de la historia, ha sido grande y espléndida en la literatura, con autores como Heráclito, Pascal, Lichtemberg, Nietzsche, hasta llegar a Juan Ramón Jiménez, Bergamín o jóvenes talentos actuales como Benjamín Prado o Andrés Neuman.

Dice el autor que “los aforismos musculan una parte distinta de la anatomía del pensamiento”. Amí me parece que todos los reunidos en este extraordinario  ejemplar brillan por su inteligencia, frescura y por la poesía que encierran. Este punto lírico no falta nunca en la escritura de Marzal. El aforismo aparece establecido en una especie de diario o de autobiografía del pensamiento. Hay por tanto mucha biografía en esta literatura breve. El autor afirma que “escribir aforismos no es dedicarse a un género menor”. Todos los asuntos vitales se abordan en el texto. Y como muestra, algunas perlas certeras y agudas de aperitivo para lectores curiosos e introspectivos:

Tener hijos no es necesario. Es sólo imprescindible”.
Las cicatrices son la caligrafía del dolor”.
Para burlarse de uno hacen falta al menos tres”.
Todos los pronombres posesivos tienen caducidad”.
El amor, a veces, es sólo cuestión de oportunidad, de disponibilidad para amar. Como todo”.

jueves, 14 de marzo de 2013

Visiones extrañadas



Estuve todo el fin de semana trabajando en la tarea que la profesora de escritura creativa nos encomendó a los nuevos. El trabajo consistía en escribir un relato de visiones extrañadas. A mí me pareció muy apropiado cuando entendí su significado y me dije: ¡Coño! Ahora resulta que los fenómenos que me pasan a diario se llaman ”visiones extrañadas”. ¡Bueno, bueno, lo que uno aprende descubriendo lo que sabe!

Bien, como decía, estuve trabajando en un relato erótico que no se porqué había derivado hacia el género del misterio. Tampoco es raro que el sexo y el misterio se anuden. Es más, la Antropología siempre los vinculó, de ahí que a veces el misterio nos excite y el sexo nos intrigue. El caso es que, dejando atrás esta incursión humanística , llegué a la última frase de mi historia, le puse el punto final y, en vista del objetivo alcanzado, dejé el texto sobre la mesa y me fui a dar una vuelta. El punto final es como el equipaje que tiras sobre la cama al llegar a un hotel: se deshace mucho mejor al volver del paseo.

Regresé al cabo de una hora y, al coger el relato para revisar el desenlace, advertí turbado que no estaba el punto final. Había desaparecido. Lo busqué por cada esquina del manuscrito como se busca una maleta extraviada en la terminal de un aeropuerto y no lo encontré. Esa noche dormí a sobresaltos; en algún momento de mi duermevela pensé que el punto final se me había colado dentro de mí y que circulaba en el torrente sanguíneo entre el plasma y las plaquetas, buscando el órgano de mi cuerpo con menos defensa para impactar. Por la mañana, al prepararme el desayuno, creí verlo sobre la encimera de la cocina, pero al ir a cogerlo reparé que se trataba de una mota de pan tostado. 

Al rato, me llamaron los compañeros urgiéndome para que presentara el cuento, sólo faltaba el mío. La ansiedad se apoderó de mí y dudaba si lo entregaba sin ultimar, de manera que ante la premura que se me venía encima revisé de nuevo el manuscrito minuciosamente. En esto entró mi hermana en el cuarto y, mientras hablábamos de asuntos intranscendentes, me pareció ver el punto final del relato en su cuello, justo debajo del lóbulo de la oreja izquierda. Esa noche, cuando estaba dormida, entré en su estancia con una linterna para inspeccionar su cuello y comprobé para mi sorpresa que la mácula tenía la misma estampa que mi punto final. Me excité con tal hallazgo y, cuando traté de prenderlo provisto de unas pinzas, advertí que en realidad se trataba de un minúsculo orificio. Me asomé a él con sigilo, como al microscopio de un laboratorio, y descubrí un desenlace perfecto para mi relato erótico o de misterio; lo malo es que aquel punto final del cuento fue también el punto final de mi cordura.

Club de lectura Durango

La tarde del viernes pasado nos reunimos el Club de Lectura Durango para comentar la novela corta Hablar solos del escritor Andrés Neuman. Gustó esta historia a tres voces, donde el autor de El viajero del siglo teje una trama entre tres personajes, pero donde el dolor y el luto es la temática narrativa.

Desde que leí por primera vez los microrrelatos de Neuman, soy un entusiasta lector de este  prodigioso autor. Siempre es una buena noticia cualquier publicación que lleve su firma; la sorpresa la tienes garantizada.

La nueva novela de este virtuoso talento de la escritura, Hablar solos, trata de un viaje en la carretera de un padre y un hijo, de una madre que sucumbe ante la enfermedad de su marido y la liberación vital con su amante, y una propuesta narrativa: tres voces. La historia de Elena, Mario y Lito es una perturbadora narración que sumerge al lector en una lucha de supervivencia entre la muerte y el sexo, un protagonismo existencial, con las dudas y asombros de los libros leídos que desvela Elena como protagonista de este combate por la vida. Todo un desafío a sus límites morales.

Volvamos al Club Durango de nuevo. Como aquel día fue el primer encuentro del recién nacido club de lectura, todos estábamos expectantes. Gustó a todos esa mezcla de aprendizaje y debate en torno al texto escogido. El resultado albergó renovadas esperanzas para continuar con la actividad iniciada. El nuevo coordinador surgido propondrá el próximo libro y nos emplazará  al siguiente cónclave en días venideros.

Mi amigo Groucho The Tracker colgó la semana pasada en el blog La Piráfula un texto muy interesante del libro  Gabo. Cartas y recuerdos, de Plinio Apuleyo Mendoza. Yo conocía su existencia por el suplemento Babelia. El escrito es una carta que Gabriel García Márquez le envía a Plinio donde relata las exigencias de la novela emprendida: nada más y nada menos que se refiere a la celebérrima Cien años de soledad.

El libro en cuestión lo había ojeado y hojeado posteriormente en la Librería Luna Nueva y sentí curiosidad por sus entrañas. Así que con estas coincidencias lo adquirí y lo leí con devoción. Es una obra muy confidencial y amena; curiosa para quien quiera saber más del mundo de la percepción literaria del nobel colombiano. También es un ejemplar lleno de anécdotas y vivencias interesantes. Aparecen otros nombres de colegas como Cortázar, Vargas Llosa y Juan Goytisolo. Las pocas cartas que componen el texto tienen de por sí un valor testimonial del mundo interior y creativo de Gabo, así como el valor añadido histórico y literario de su publicación.

La carta que Gabo remite a Plinio Apuleyo el 22 de julio de 1967 es todo un alegato del nacimiento de una creación literaria. García Márquez dice: "Lo más difícil es el primer párrafo. Pero antes de intentarlo, hay que conocer la historia tan bien como si fuera una novela que ya uno hubiera leído y que es capaz de sintetizar en una cuartilla..., el arranque te da a ti mismo la totalidad del tono, del estilo, y hasta de la posibilidad de calcular la longitud exacta del libro".

Al final del volumen, cuando Gabo le habla de un cuento de Hemingway, La breve vida feliz de Francis Macomber, concluye que "todos somos Macomber. Todos tenemos que cazar un león. Algunos hemos llegado a hacerlo, pero temblando". Plinio dice que quizás tenga razón: "del miedo nacen los valientes; del fracaso, el triunfo; del infortunio, la dicha".

miércoles, 13 de marzo de 2013

Adicto a Murakami

He acabado de leer con fruición unos relatos de Haruki Murakami que me han encantado. Es uno de los escritores actuales del panorama internacional que me transmite la literatura que más me gusta. Los siete relatos que componen Después del terremoto tienen un protagonista omnipresente que constituye el leít-motiv de sus historias: la desolación que produjo en 1995 el terremoto de la ciudad japonesa de Kobe. Aunque en Japón se editó en el año 2000, este libro, ahora publicado en España por la editorial Tusquets, nos brinda la frescura y vigencia de la escritura de Murakami. En los propios relatos, el autor transmite con naturalidad que ser japonés conlleva a convivir con numerosas catástrofes naturales. Y así, en este escenario, Murakami destaca, por encima de todo, los terremotos personales de las vidas de sus personajes. 


Los conflictos derivados del terremoto de Kobe son narrados con coraje, compasión y sentido del humor. Historias impactantes y emotivas que dejan cariacontecido al lector. Si la anterior entrega de relatos Sauce ciego, mujer dormida nos dejó sobrecogidos por su talento, Después del terremoto añade más prestigio a este deslumbrante escritor que logra adicción entre sus seguidores que cada vez somos más.

jueves, 7 de marzo de 2013

Tenemos que rearmarnos

No sé si lo que he leído es un ensayo, o una crónica, o quizás encaje mejor en una narración reflexiva. Lo cierto es que Antonio Muñoz Molina me ha cogido por las solapas del abrigo y me ha zarandeado para espabilarme de la irrealidad vivida durante los pasados años. Digo esto porque Todo lo que era sólido ha sido un libro necesario. Necesitábamos que alguien escribiera un alegato del pasado reciente con el temple y la agudeza exigidos. Y estas cualidades las despliega Muñoz Molina con solvencia y sin prejuicios. 


Este libro es una pócima que tienes que tomar para digerir el mapa desolador de la economía de nuestro país. Es necesario leerlo por su elocuencia, por lo bien escrito que está y porque es profundamente didáctico y claro. Celebro su publicación y lo recomiendo vivamente ahora que corren tiempos de apechugar desmanes de excesos y culpas de muchos. Tenemos que rearmarnos y mostrar esperanzas para nuestros hijos, los grandes perjudicados de esta era llena de incertidumbres. Todo lo que era sólido es un texto reflexivo y cabal, obligatorio.