De
un tiempo a esta parte ando inmerso en el fascinante mundo de
lecturas en formato breve. Me refiero, tanto a la literatura del
cuento, como a la del relato corto. Esta exploración continuada me ha deparado inesperadas decepciones y, en otros muchos casos,
hallazgos increíbles. Así, entre mis descubrimientos más recientes
destacan autores hispanoamericanos de la talla de la mexicana
Guadalupe Nettel o del bilbaíno Pedro Ugarte y,
también, en la literatura extranjera, escritores como el
norteamericano James Salter y, al otro lado del Pacífico, el
japonés Haruki Murakami. Todos ellos configuran por méritos
propios un cartel destacado en la narrativa contemporánea del
cuento. Pues bien, como digo, toda esta experiencia lectora me sigue
animando a continuar en el empeño de seguir explorando esta senda
literaria, tan repleta de incógnitas, como curtida de asombrosas propuestas.
La lectura del libro de cuentos Billie
Ruth, de Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967),
editado el pasado año por Páginas de Espuma, ha sido un
encuentro afortunado. Del autor boliviano no conocía previamente nada, sin
embargo, de este libro leí sugerentes reseñas en distintos medios.
Paz Soldán reúne en Billie Ruth quince cuentos
narrados con soltura y sin demoras necesarias. El orden en que
aparecen solo obedece a un plan
estratégico de extensión, es decir, las historias más breves están
al inicio, como El acantilado o Casa tomada, y las más
extensas puestas al final, como El croata o Azurduy.
Todas las historias que componen Billie Ruth están
impregnadas de un aire violento e inquietante. Es más, las
reacciones de los protagonistas se desenvuelven en precipicios
sentimentales, por medio de una trama sombría, no exenta de horror.
Billie
Ruth es una colección de cuentos versátiles y fulminantes,
con la atención puesta en las relaciones personales. Niños y
jóvenes interactúan con sus padres o madres, de manera brutal y a
su vez conmovedora. Los cuentos Diler y El ladrón de
Navidad son dos botones de muestra de estas relaciones filiales.
Hay también otras violencias. En Srebrenica, una mujer que va
a la exhumación de cadáveres en los Balcanes y convive en su
quehacer de joven antropóloga con el horror y el contrapunto de sus
dudas sexuales. En Azurduy nos adentramos en la oscura mina de
la violencia doméstica, protagonizada por un rudo minero. Aquí se
unirá al espanto de la muerte de un recién nacido y el destino de un
bravo joven idealista. En todos los pasajes de estas historias se
perpetua cómo esa violencia se traslada al poso emocional de los
protagonistas.
Billie Ruth es un compendio de quince tramas
sombrías, inquietantes y perturbadoras. El conjunto de todas estas
historias guarda una unidad temática: el desasosiego existencial de
sus protagonistas. Nos hallamos ante un libro intenso, escrito con talento y calidad, una bomba de relojería.
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