Hace
diecisiete años leí Muntaner, 38 de José A.
Garriga Vela (Barcelona, 1954), una novela entrañable que
rescata la dirección de la casa donde el autor vivió su infancia y
en la que la figura del padre encarna el dolor y dignidad del bando
de los vencidos. Garriga Vela, que nació un 20 de noviembre,
cuenta en este libro cómo su padre le recordaba que había nacido en
el día de todos los muertos: la fecha en la que murieron José A.
Primo Rivera, Buenaventura Durruti y, veintiún años
después, Franco... Con esta novela descubrí a un narrador
magnífico y evocador que había logrado conmoverme.
El
cuarto de las estrellas (Edit. Siruela), Premio
de Novela Café Gijón 2013, es lo último publicado
por el autor barcelonés y confirma que Garriga Vela sigue
estando en estado de gracia. Con esta novela, el escritor catalán
despliega una historia donde un hombre tiene un accidente fortuíto
que le provoca un borrado total en la mente, exceptuando los
episodios más remotos. Son tantas las evocaciones del pasado que
brotan de su cabeza, que se traslada al lugar de su niñez para
escribir una novela sobre todos esos recuerdos inusitados. El
escenario del relato se situa en La Araña, un lugar opresivo
y anodino ubicado en ninguna parte, según dice el narrador, pero que
se sitúa cercano al mar y es archiconocido por su cementera
asfixiante. Y es aquí, en este paraje extraño y gris, entre el mar
y el polvo, donde el narrador se dedica a contar la historia familiar
que envuelve un misterio bien guardado y que se desvelará después
del giro de los acontecimientos venideros. La vida de la familia da
un repentino vuelco cuando el padre resulta agraciado en el sorteo
del premio gordo de la lotería de navidad en 1973, y emprende un
viaje familiar a Nueva York, su ciudad añorada. En el transcurso del
mismo, desvelará a su hijo un secreto que no puede guardar por más
tiempo. De manera que esos secretos callados configuran la piedra
angular del relato e irán tomando cuerpo conforme el narrador va
removiendo las cenizas del pasado. La memoria, que se ocupa de ello,
traerá ese pasado familiar, en ocasiones para recrear momentos
hermosos y, otras veces, para ajustar cuentas pendientes. El relato,
conforme avanza, se va transformando en una indagación sobre las
extrañas historias sentimentales de la madre y su amante.
El
cuarto de las estrellas es una historia melancólica y triste por donde transitan los asuntos que preocupan a Garriga Vela: la infancia, la familia, el
presente, el azar y la muerte; temas fundamentales que le obsesionan y
que sólo la ficción tiene ese poder de sacar a la luz lo que la
intimidad, en la vida real, se reserva. “Sin memoria no somos
nada”, dice el narrador de este libro, y es que el paso del
tiempo es una obsesión que se acentúa con el devenir de los años,
afirma el propio escritor en una reciente entrevista.
José
A. Garriga Vela ha escrito un libro intimista, con un meritorio
pulso narrativo, capaz de dar saltos en el tiempo y desvelar los
secretos familiares, esos que andan por la cuerda floja del pasado
más recóndito, valiéndose de la memoria y de la importancia que
tiene en su narrativa la figura fundamental del padre.
El
cuarto de las estrellas es una novela espléndida y hermosa que
acredita la calidad literaria de su autor, un escritor que profesa el
oficio como pocos, ése que exige la atención literaria del lector a
cambio de recibir una buena historia como recompensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario