Es
una experiencia excitante e inolvidable la que se produce con
determinados hallazgos literarios en las librerías que frecuentas.
Uno, que es asiduo de estos santuarios y conoce los recovecos y
secretos de sus anaqueles, sabe que el rastreo es el único modo de
dar con ese libro sorpresa capaz de calmar nuestra insaciable
curiosidad. La última de estas sorpresas me sucedió recientemente
cuando me tropecé, por puro azar, con la novela Del color de
la leche. El libro estaba en el suelo de la mesa de novedades
y lo recogí para no pisarlo. Empecé a hojearlo al tiempo que me
venía a la memoria unas palabras de Virginia Woolf que decía:
el único consejo sobre la lectura que puede dar una persona a otra
es que no acepte consejos, que siga sus propios instintos, que use su
propia razón, que saque sus propias conclusiones...
Este pensamiento, sabio y oportuno, sumado al de la prologuista del
libro, la joven escritora mexicana Valeria
Luiselli (tan sincero y
persuasivo como el de la memorable escritora londinense ) que afirma
que hay ciertos libros -muy pocos- que nos dejan con la
sensación de haber tocado un fondo del cual no podemos y no queremos
salir siendo el mismo lector..., fueron
razones convincentes que me animaron a llevarme el libro que sostenía
con mimo entre mis manos.
Del
color de la leche es una
novela hermosa y sobrecogedora, escrita por Nell
Leyshon (Glastonbury,
Inglaterra), una dramaturga muy reputada, con muchos premios en su
haber y desconocida en nuestro país. La apuesta que el sello Sexto
Piso ha llevado a cabo
con la publicación de esta novela breve ha sido, sin ningún género
de dudas, un acontecimiento literario muy celebrado y destacado por
lectores y reseñistas.
La
escritora británica narra la historia de una adolescente de 15 años,
Mary, en un tiempo que se remonta al año 1830, una época, tan
difícil como opresiva, donde la mujer tenía que someterse
ciegamente al patriarcado dominante de aquella sociedad atávica de la Inglaterra rural. La narradora y protagonista de la historia
advierte al lector que lo que va a leer es el libro escrito por sus
propias manos. Esta narración en primera persona, a modo de un
diario, se sucede entre la primavera de 1830 hasta la siguiente de
1831, y nos cuenta la vida que lleva Mary en su pequeña granja
familiar hasta su traslado inesperado a la casa del vicario para
trabajar como criada y cuidadora de su mujer que está muy enferma.
Lo significativo del relato es el estilo sencillo y sincero de la
escritura desplegada por la narradora, sin artificios, tan natural
como cruda, donde incluso la protagonista no disimula sus carencias y
no le importa no distinguir entre mayúsculas y minúsculas.
Nell
Leyshon ha escrito una
novela magnífica que no deja indiferente al lector y que atesora la
voz narrativa de Mary, una joven tan eficiente como inocente, que
acaba de aprender a escribir y que nos va a revelar en 174 páginas
el transcurrir de su vida en el último año. La emoción del relato
es contagiosa para el lector. La escritora británica ha sido capaz
de elegir un tono narrativo verosimil, metiéndose en la cabeza de
una granjera de apenas quince años que cuenta sus quehaceres
diarios, sin cortapisas, de manera primitiva y llana, acorde con las
normas de vida que rigen la vida de los campesinos de la Inglaterra
decimonónica. El lenguaje utilizado en la novela por sí mismo es un
personaje y, por tanto, el logro más destacable de la obra de
Leyshon.
La protagonista escribe como habla, directa al grano, despachándose
a golpe de sentimientos. Dice lo que piensa y contesta con el corazón
del candor de su inocencia y eso la hace acreedora de las simpatías
de quienes le rodean. Mary recrea un universo hostil y frío que
aparece y desaparece al compás de las estaciones tan presentes en la
vida del campo.
Nell Leyshon |
Del
color de la leche es una
narración lírica que atrapa por esa voz clara y potente de la joven
Mary que solo sabe mirar de frente, capaz de conmovernos por la
adversidad de su situación o por las lamentaciones que refiere,
como: A veces tener memoria es una buena cosa, porque ahí
está la historia de tu vida y sin ella no habría nada, pero otras
veces tu memoria guarda cosas que preferirías no volver a saber
nunca y, por mucho que intentes quitártelas de la cabeza, siempre
vuelven (Pág. 140). Un libro
delicioso y emocionante, con un final desgarrador y sorprendente.
Nell
Leyshon ha sido capaz de
construir un personaje con una voz memorable, tan poderosa como
seductora, que te impide dejar de leer el libro hasta rendirte al
párrafo final.
En
resumen: Del color de la leche
es un relato de límpida naturalidad, a pesar del entorno cruel y
miserable en el que se desarrolla, escrito con maestría y solvencia
narrativa, que logra envolver al lector en un microcosmo palpitante
de literatura con sabor a clásica, esa que, al final, deja al lector
con la sensación de salir trastornado de sus páginas.
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