jueves, 3 de julio de 2014

Incitación extrema


Un contratiempo afortunado le valió a Fernando Savater para librarse de la catástrofe ocurrida el 27 de noviembre de 1983. Aquel aciago día, el Boeing 747 de Avianca se estrelló en Mejorada del Campo (Madrid) cuando realizaba las maniobras de aproximación a Barajas, hoy Aeropuerto Adolfo Suárez. En ese vuelo tenía que haber viajado el escritor donostiarra que había sido invitado al congreso de escritores a celebrar en Colombia, pero le surgió otro compromiso que le obligó cambiar de planes y, consecuentemente, de pasaje. El que no tuvo ocasión de evitarlo fue uno de los distinguidos pasajeros del avión siniestrado, el novelista y articulista mexicano Jorge Ibargüengoitia, natural de la ciudad colonial de Guanajuato. A pesar de esta irreparable pérdida en las letras mexicanas, la obra de Ibargüengoitia nunca quedó muerta, todo lo contrario, continúa muy viva por las librerías, gracias a su frescura y calidad literaria. Raro es el año en que no se reediten novelas, ensayos o crónicas periodísticas de este extraordinario escritor norteamericano y, en ese empeño, anda atareada últimamente la editorial RBA reeditando sus obras más significativas, como por ejemplo: Dos crímenes, Las muertas, Los pasos de López...

En enero de este año, el sello barcelonés publicó Maten al león, una novela ágil y atrevida en la que Ibargüengoitia parodia el poder existente en una república bananera, como las que asolaron durante tanto tiempo a los países latinoamericanos. Jorge Ibargüengoitia es un autor bien conocido en esta bitácora en la que han aperecido ya un par de reseñas, una de su primera novela, Los relámpagos de agosto (1965), y otra de su libro de cuentos, La ley de Herodes (1967).

Maten al león es un relato cómico, una novela abordada con mucho humor y descaro, sin pelos en la lengua. Esta obra, publicada por primera vez en 1969, es la segunda novela del escritor del estado de Guanajuato y, en contraposición a la primera, Los relámpagos de agosto, donde se critica los últimos años de la revolución mexicana, en ésta, lo que se pone en cuestión son los desmanes y excesos de los dictadores caribeños, un asunto de larga tradición literaria en el continente americano.

La trama de Maten al león es, sencillamente, la historia del último dictador de la isla de Arepa. Tras la muerte programada del candidato de la oposición, un nuevo candidato es traído en avión desde el exilio. Pepe Cussirat, el nuevo nominado, abandona rápidamente la idea de ganar unas elecciones amañadas por el viejo león, el dictador Belaunzarán, que es quien gobierna los destinos de la isla, y decide preparar el asesinato del mariscal. A partir de ahí, la historia transcurre por los linderos frustrados de acabar con el viejo Belaunzarán, todo un desatino que roza la ridiculez y el esperpento. Cussirat sacrificará a todos sus allegados y amigos antes de asumir la autoría de los fallidos atentados.

Maten al león es una narración humorística, escrita en tercera persona, y con un tono sarcástico para distanciar al lector de cualquier empatía con los personajes que desfilan por sus capítulos. De esta manera, el autor de Estas ruinas que ves consigue que nos posicionemos en el lado que persigue: la crítica a la forma de gobierno y al modelo económico del poder que representan las dictaduras.

Una vez más, Ibargüengoitia nos cautiva, y lo hace con esta novela amena y divertida cuyo título es un clamor, una incitación extrema y necesaria para dar sentido a esta parodia, nacida de la realidad histórica tan abundante en los países limítrofes de América latina. Jorge Ibargüengoitia sabe que la literatura es un arma poderosísima, capaz de elevar la burla a la esfera del arte. Para un consumado burlón como él, la escritura es una determinación clara y notoria para tocar a rebato y frenar al sátrapa uniformado.  

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