Confieso
tener una particular afición por los libros de memorias que, en gran
medida, son novelas hasta el punto de que tienen narradores muchas
veces que fingen como nadie e incluso que se muestran hasta poco
fiables. Las memorias pertenecen a la categoría de literatura en la
que el escritor tiene que ofrecer al lector razones suficientes para
persuadirlo lo más honestamente posible, llegando al fondo de una
experiencia dada. Un libro de memorias es un relato tomado de la vida
y su verdad no se logra enumerando sucesos verdaderos, se logra
cuando el lector alcanza la convicción de que el escritor hace todo
lo que está a su alcance para implicarse de forma cabal con esa
experiencia que nos tenía guardada y ahora nos remite a desvelarla.
No importa tanto lo que le haya ocurrido al escritor, importa el
sentido más amplio que el escritor pueda darle a lo ocurrido.
El amor del revés
(Anagrama, 2016) comparte esa fiabilidad literaria tan necesaria en
este género de no ficción y tan propicio a la extravagancia y a la
exageración. Aquí asistimos a una apuesta literaria traducida en un
extraordinario libro confesional que cumple con un propósito
decidido por su autor de alejarse del pudor y mostrar un relato
minucioso y sincero, rotundo y desnudo. Para ello no solo hace falta
propósito e imaginación literaria, sino, sobre todo, crédito
narrativo, como el que despliega Luisgé Martín(Madrid,
1962) en esta autobiografía tan hipnótica.
“Se
pone nombre a la sexualidad –dice el narrador en uno de sus primero
párrafos– pero todo lo que ocurre tiene siempre su principio en
los sentimientos”. “Aprender a vivir es aprender a nombrar”,
subraya un poco más adelante. Seguramente, El amor del
revés lleve esas
pretensiones, porque lo que el lector percibe es que estamos ante una
novela de formación, donde un joven, de apenas quince años, se
percata de que es homosexual y empieza a desmenuzar, poco a poco,
sobreponiéndose al rigor educativo del momento, lo que significan
todas las cosas importantes de su existencia: el amor, el sexo, la
soledad, la libertad, el desamparo, y les va poniendo nombres
acuñados por él mismo, saltándose la norma y el comportamiento
social establecidos por los mayores.
Martín
aborda con valentía en El amor del revés
el proceso comprendido entre el descubrimiento y la aceptación de su
sexualidad, sin ningún tipo de recato, como una necesidad de
contarse a sí mismo su propia historia y dar sentido a ese episodio
largo de su vida, que le resultó tan tortuoso como desconcertante.
Cuenta el propio autor, en una entrevista reciente, que en esta
ocasión siente que ha escrito “una historia en estado de felicidad
literaria”. Y añade al respecto que tuvo que reconstruir
documentalmente esa parte de su vida maldita, desempolvando cartas de
entonces, acudiendo a las entradas del diario que escribía
secretamente y volviendo a ver a gente de antaño para recordar
detalles. Todo este quehacer literario le ha permitido tejer un texto
de mucho peso liberador y verdad humana.
Este
es un libro que mira de frente a la vida, un libro que trata
inequívocamente sobre la homosexualidad, pero también es un texto
que propone una reflexión moral sobre las máscaras íntimas y
sociales impuestas por un orden moral inconsecuente, un libro que
tiene un marcado acento universal. Este corsé doloroso y opresivo
del sometimiento heterosexual no es de origen hispano, ni mucho
menos, sino que trasciende al ámbito de las naciones y se proyecta a
todo tipo de sociedad. El autor reflexiona sobre cuántos tuvieron
que elegir la condena y cuántos se sobrepusieron con la dificultad
de ser libres, como lo hizo el narrador de estas memorias al amparo
de las palabras de William
Faulkner:
“Entre la pena y la nada elijo la pena”.
El amor del revés
es el libro más hermoso, ambicioso y comprometido de Luisgé
Martín. Los que nos
entusiasmamos consecutivamente con sus libros anteriores, como Los
amores confiados (2005),
una novela de celos en la que, en esta autobiografía, su autor nos
desvela algunos de sus secretos ocultos, La mujer de
sombra (2012),
una relato incómodo y cercano al abismo, o La vida
equivocada (2015),
una historia de vidas sicalípticas entre la pena y la nada,
encontraremos ahora más razones que nunca para indagar en el
universo de este interesante escritor.
Estas
memorias son un libro clave para aproximarnos aún más a la obra de
Luisgé Martín
y conocer sus secretos, una puerta por la que conectar mejor con las
obsesiones que rodean su mundo literario.