lunes, 9 de octubre de 2023

Vidas y destinos


Siempre me he negado a ver la literatura como consuelo. Siempre la he sentido como algo que debía irrumpir en mi vida para sacudirme de ese conformismo cotidiano y traicionero que en tantas ocasiones nos incomoda. Por eso mismo, no puedo pensar en un lector distinto de mí. Nadie lee el mismo libro. Cada uno toma una obra y pasea por sus páginas con unas perspectivas parecidas, pero con particularidades: la trama, los personajes, los diálogos y el desenlace tienen el mismo trayecto para cualquier lector, aun sabiendo que lo que reverbera en sus páginas ofrecerá un reclamo personal, un valor o un matiz diferenciado respecto a lo que los demás vieron.

De ahí que la función de leer no solo sea entretenimiento, que también, sino que lo mejor de ella tiene mucho que ver con dar alcance a los significados, invenciones y curiosidades que guardan por discernir. Y eso es lo que más mola. Leer las historias de Juan Forn (Buenos Aires, 1959 - Mar de las Pampas, 2021) recogidas en Yo recordaré por ustedes (Seix Barral, 2023) es una experiencia gratificante para ese cometido. En este libro misceláneo, de variedad asombrosa, una enciclopedia portátil, por otra parte, se dan cita la curiosidad, los libros y el alma y destino de gente apasionada en momentos irrepetibles, traídos para revelarnos algún detalle de sus vidas, algún arrebato, perplejidad o contratiempo desconocido.

Me suena lógico decir que la fuerza que sostiene las noventa y dos piezas del libro no es otra que el deseo, por parte de su autor, de recuperar la alquimia de la escritura en relación con los libros leídos. Por ese hilo transcurre el sentido de los textos, entre la crónica y el cuento, entre el reportaje y la ficción, entre la indagación y la conjetura. Yo recordaré por ustedes es en sí mismo un pasadizo literario por el que se dan cita una colección de miniaturas que recorren momentos extraordinarios e insólitos de personajes del siglo XX para desvelarnos algún misterio o circunstancia poco conocida de sus vidas. Dice Mariana Enriquez en el prólogo del libro que «este es un gabinete de curiosidades». Recalca que en él no vamos a encontrar objetos exóticos, sino «historias, hitos, curiosidades, locuras, mini biografías» y un buen puñado de perdedores con voz y vestigios.

El libro nace, como se dice al principio del mismo, del trabajo recopilatorio de la editora chilena Andrea Palet de rescatar las columnas semanales que Juan Forn mantuvo durante años en la contraportada del diario argentino Página 12. De tal manera que su compendio obedece a ensamblar un periplo universal que comienza en el continente africano, pasando después al lejano Oriente y la antigua URSS. Se adentra por distintas latitudes europeas, hasta trasladarse al continente americano, desde Estados Unidos hasta bajar a Argentina. Allí, como final de trayecto, el libro adopta un giro autobiográfico con el que conoceremos las aventuras de Forn como cadete editorial y su viaje con Adolfo Bioy Casares a La Plata, hasta acabar en un final reflexivo sobre la escritura y el envión de la lectura.

Yo recordaré por ustedes se lee como un viaje por el mundo a través de la literatura y la historia del siglo pasado, lleno de curiosidades y evocaciones, como la que decía Nabokov y aquí se cita, «que no se lee con la cabeza y tampoco con el corazón: se lee con la espalda, más precisamente con ese lugar entre los omóplatos donde alguna vez tuvimos alas». También hay lugar para el testimonio de significativos poetas, beligerantes con el poder establecido, como Mayakovski, Brodsky o Mandelstam, a quien le gustaba repetir en el destierro dos frases tremebundas. Una decía: «No hay que quejarse; vivimos en el único país que respeta la poesía; matan por ella». La otra era: «La muerte de un artista no es su fin; es su último acto creador».


Forn conmueve y enseña a leer entre los pliegues de lo público y lo privado, del pasado y el presente. El libro, por tanto, conforma un entramado libresco sugerente de vivencias en el que confluyen la historia, la literatura y la política, y ofrece una propuesta de lectura sustentada en la diversidad del mundo. Por aquí se deja ver el pálpito vital de Idea Vilariño, una mujer íntegra y completa, pese al contrapunto de su relación con Juan Carlos Onetti; por aquí transita el alma de Natalia Ginzburg, su mirada severa y afilada para nombrarse ventana: «Soy solo una ventana; dejo que entren en mí sucesos e impresiones»; por aquí vislumbran los anillos de wolframio que unieron en amor hasta la muerte a la mítica pareja de Bonnie y Clyde: «esos anillos de fantasía que usaban las niñas de entonces cuando jugaban a casarse». Pareciera que Forn escribe en trances, entregado al surtidor de sus múltiples lecturas, al entusiasmo de su inventiva jocosa y afilada, nada convencional.

En suma, Forn lee y enseña sus lecturas: leer es lo que hacen los de la tribu del libro para ser menos extranjeros de sí mismos, nos dice. Se mete, y nos mete, en los entresijos de la literatura y de la vida, lo público y lo privado, lo conocido y lo desconocido, hasta dejar al descubierto el revés de la trama, lo inesperado, su secreto. Yo recordaré por ustedes es un libro de textos tejidos con jugosa maestría, siempre emotivos, que se dejan leer con sumo deleite como semblanzas desaforadas de vidas y destinos.

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