De
siempre se ha dicho que en todas las familias hay algún componente
raro o excéntrico en su seno y en muchas sobremesas también han
aparecido historias extrañas de ascendientes que llevaron otras
vidas peculiares y diferentes al resto de sus miembros. Historias de
antepasados que han ido ocupando espacio en los álbumes familiares y
que, cada vez que se abren, esbozan la singularidad de su
componentes, especialmente aquellos ausentes que dejaron muchas
incógnitas. El autor ibicenco Vicente Valero (1963) ha
publicado unos relatos para hablarnos precisamente de este asunto tan
familiar y cercano.
Los
extraños (Periférica, 2014) son cuatro historias que
guardan relación familiar, cuatro personajes que se despliegan en
cuatro capítulos cuya unidad la ejerce el mismo narrador y la
pertenencia de todos al mismo tronco familiar. Valero
construye estos relatos a través de algunos testimonios de
parientes, cartas y álbumes apiñados en fragmentos rotos de
diferentes épocas: su abuelo Pedro Marí Juan, nacido en
1900, ingeniero militar destinado en Larache, donde coincidió con el
aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, que
vuelve a Ibiza mortalmente herido, no por bala, sino por
tuberculosis; el tío Alberto, consumado ajedrecista,
participante durante muchos años de múltiples torneos profesionales
por América y Europa; Carlos Cervera, un tío abuelo que
siendo joven cruzó otras costas impulsado por el afán artístico
del baile; y, por último, la historia de su tío republicano el
comandante Ramón Chico, muerto en el exilio francés en el
campo de refugiados de Argelés-sur-Mer.
A
pesar de que Los extraños no esté concebido como una
novela, estos cuatro perfiles fabulados tienen todos los ingredientes
que encajan holgadamente en el género novelesco, lo que revela que
el poeta balear, en su debut narrativo, demuestra que es un excelente
escritor.
Valero
utiliza una voz en primera persona para hilvanar los hilos sueltos
del recuerdo de su niñez y, a partir de su propia mirada, teje un
relato magnífico, a base de perseguir esos trazos pretéritos,
valiéndose de la elipsis para dar razón y fuerza artística a cada
una de las historias contadas. Todo un rastreo para que estas vidas
extrañas emerjan del pasado familiar por los distintos escenarios
que transcurren: la Guerra Civil, el Sáhara, la Ibiza de los años
setenta o la Francia de los refugiados de la represión franquista.
Los
extraños
es un
libro emocionante que transita por los recuerdos, huellas, heridas y
cicatrices de sus personajes,
con una prosa envolvente y vigorosa, a caballo entre la novela y la
crónica familiar.
Un relato, en suma, que posee el encanto y la sencillez de
cuatro vidas nada épicas, llenas de ambiciones y fracasos.
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