sábado, 11 de abril de 2015

Su nombre es Camba

Leí, allá en el pleistoceno, la obra del escritor y periodista gallego Julio Camba (Vilanova de Arousa, 1884 – Madrid, 1962) gracias a la editorial Austral. Me hice casi con la colección íntegra que, por aquel entonces, publicó el sello de Espasa Calpe y que encontré en una librería de viejo en Madrid a precio irrisorio, desde el primero de ellos, Londres, hasta Alemania, además de Sobre casi todo y Sobre casi nada o La rana viajera. Ahora, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Rosalía de Castro, la editorial Fórcola publica una antología inédita de sus artículos relacionados con su tierra natal, bajo el título de Galicia.

Galicia es un compendio periodístico del bosque social de la realidad gallega, medio centenar de artículos sobre la tierra y las gentes de esta región que, de alguna manera, reflejan ese saudade sentimental e intelectual de su autor Julio Camba, un hombre que apostó con su pluma por España y por su lugar de origen. Presumía de pertenecer a la raza celta, amante del paisaje gallego y nada próximo al galleguismo político y cultural surgido en las primeras décadas del siglo pasado. Para él, que se consideraba regeneracionista, el nacionalismo era contraproducente. Para combatirlo le gustaba citar a Baroja que decía con rotundidad que “el nacionalismo se cura viajando”. Camba fue un gran dominador del artículo breve, una de las mejores plumas de su época, viajero incansable y conocedor preciso de la cultura gallega, orgulloso en reivindicar la buena fama de su tierra, sin dejar de combatir su imagen pintoresca y apostar por el turismo en la región. Fue un hombre de la España posterior al 98 que vivió el declive de la etapa republicana y que se refugió en su tierra natal y, a ratos, en tierras portuguesas, al estallar la Guerra Civil, para regresar al final de la contienda a Madrid, su residencia y su marco intelectual y afectivo.

El valenciano Francisco Fuster ha rastreado la extensa producción periodística de Camba para aglutinar en este volumen una selección de todos sus artículos escritos sobre Galicia, su gente y su cultura, aparecidos en las cabeceras de los rotativos madrileños de El Sol o El Mundo y también el ABC a lo largo de la dilatada carrera profesional de este carismático y genial columnista, hasta reunir las cincuenta piezas periodísticas que mejor reflejan el posicionamiento ideológico y sentimental del autor de La casa de Lúculo, siempre tamizadas por su fino humor e ironía, que tanto entusiasmaba a sus seguidores y a sus lectores. Fuster ha reunido una antología temática que salta las fronteras del tiempo porque, lo que guarda entre sus tapas este hermoso libro, es literatura periodística duradera e inagotable y, más si cabe, cuando, en el fondo, de lo que habla es de muchos asuntos de dicha comunidad autónoma que siguen vigentes en la actualidad.

Galicia es un libro de excelente factura, con un prólogo memorable a cargo del catedrático Ramón Villares, y con una introducción, por cuenta de su antólogo, imprescindible. De nuevo, el escritor Camba sale con luz propia, para deleite de lectores curiosos, sean adeptos o no, hablándonos con desparpajo y perspicacia sobre los puntos fuertes y débiles de su tierra. Y lo hace en un libro impreso con primor y gusto, tan propio de este sello que dirige Javier Jiménez, cuidando los detalles: ilustraciones, tipografía y maquetación. Un trabajo sobresaliente para entusiastas de las buenas ediciones.

Después de leer estos jugosos artículos, que poseen la brevedad precisa y la virtud de abordar problemas complejos entendibles al lector común, que desafían, por ejemplo, el prestigio del mar y alaban la vieira, el marisco más ilustre y sagrado, que reivindican a La Bella Otero, la única bailarina internacional gallega o que demandan menos regionalismo y más hoteles y ferrocarriles, uno deduce que Julio Camba nunca dejó de sentirse gallego, a pesar de su vida distante y su descreimiento identitario.


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