Con
este título conmovedor, Truman Capote
nos dejó una semblanza agridulce y memorable de Marilyn
Monroe, recogida en Música
para camaleones, un libro
de implacable lucidez y maestría. Desde luego, los mitos nunca
mueren y, de eso, ya se encarga la buena literatura. Mucho se ha
hablado y escrito sobre este icono del celuloide, una mujer tan
atractiva y malquerida que parecía nunca sucumbir a tantas aventuras
amorosas, pero de las que jamás salió airosa. Fue una estrella
evasiva, dotada de un magnetismo que no dejaba a nadie, incluidas
mujeres, indiferente. Hoy siguen vigentes su rostro, sus ojos, sus
poses y su insinuante boca rubí por todos los escaparates del mundo
de la moda femenina. Sin embargo, dentro de ese cuerpo voluptuoso y
sugerente, que en ciertos momentos de su vida llevó como quien lleva
una maleta, habitaba el alma de una ávida lectora de grandes autores
de la literatura: Dostoievski,
Flaubert, Joyce,
Hemingway, Beckett,
Kerouac, entre otros,
y el de una semioculta intelectual que, además, escribía poemas
incisivos, hecho que nadie sospechaba. Este es el gran problema de
quienes sienten demasiado y comprenden demasiado: que podrían haber
abordado mayores empresas, pero como la vida es solo una, les obliga
a decidirse precisamente por la que se dan a conocer, aquella que los
demás piensan que es.
Marilyn
no es solo un icono o una especie de estallido sexual de color
platino que había adquirido fama universal, como la retrata Capote,
sino que es una mujer hecha y derecha, de carne alegre, mezclada con
una doble, hecha de aire y melancolía. Marilyn
es perfectamente consciente de ser un nuevo mito y al mismo tiempo se
interroga a sí misma sobre el sentido que dicho mito pueda influir
en su misma persona. Su amigo Truman
le advertía de que la vida es breve, pero el arte es largo. Otro
escritor, en este lado del Atlántico, que quiso también rememorar
la importancia de aquella joven de curvas voluptuosas, mirada ingenua
y pícara sonrisa, es nuestro paisano Rafael Reig
(Cangas de Onís, 1963), que publicó en 1992 una extraordinaria
novela sobre esta mariposa del celuloide para desvelarnos los
interiores de su alma y conocer mejor su irremediable adicción al
amor, a la vida y a la belleza.
Posteriormente,
en 2005, la editorial Lengua de Trapo recuperó este texto, revisado
por el escritor asturiano, bajo el título de Autobiografía
de Marilyn Monroe,
un extraordinario monólogo donde la propia artista es la narradora
que recapitula en trece episodios la trayectoria de su vida. No se
trata de dar cuenta y hacer una revisión de la vida de esta mujer
sin par, más bien lo que se propone Reig
es aflorar la biografía interior de la artista para darnos las
pistas de quién era ella, qué opinión tenía de sí misma y del
mundo atosigante que la rodeaba.
La
novela de Reig era un
libro que me aguardaba y no sé por qué había tardado tanto en
tomarlo y leerlo con la atención que se merece, siendo además un
fan entusiasta e irredento de la Monroe.
Hace pocos días lo terminé de leer y me prometí comentar la
experiencia en este diario de lecturas. Hoy, un día tórrido de
agosto, es el día señalado para sumergirme en la tarea y apuntar
sus encantos.
Autobiografía de
Marilyn Monroe es un
artefacto literario emocionante, una indagación en el mundo interior
y en la vida desvanecente y desgraciada de ese alma verdadera que
había detrás de la imagen de una de las mujeres más interesantes y
deseadas de todos los tiempos. Rafael Reig
se inspira en los últimos momentos de la vida de Marilyn
para relatarnos aquellos días aciagos previos a su muerte, que se
resumen, en un texto impecable, de apenas ciento ochenta páginas,
los pensamientos, emociones y sentires de esta rubia maravillosa de
36 años que solo anhelaba ser querida.
Con
esta estupenda autobiografía apócrifa, Reig
reivindica la figura del mito y nos revela la complejidad del alma
que lo envuelve, tan ajena de sus admiradores, como extraña para
quienes la trataron, un empeño anhelado por la propia diva, y con
ello no hace más que dar a conocer poniendo en su boca lo que
pensaba, sin importarle el aislamiento que tendría que soportar y el
alto precio que el destino le puso a su vida, con aquel
triste final, tan sórdido y horrible. [Reseña núm. 231]
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