La
vuelta a las distancias cortas de Juan
Jacinto Muñoz Rengel (Málaga, 1974), con su nueva colección de cuentos, es todo un acontecimiento literario
para los amantes del género breve. El escritor andaluz experimenta con el microrrelato para dar a conocer un mundo
imaginario, plagado de fantasía, que requiere la complicidad
interactiva del lector. Un título extensísimo, que es un párrafo y
que supera de largo a algunos de los microrrelatos que aguardan el
interior de sus páginas.
Con
El libro de los pequeños milagros (Páginas de Espuma, 2013),
Muñoz Rengel
logra vaciar todo su universo imaginario narrando toda su fantasía
soñada y pensada de una manera unitaria. Tiene una estructura bien
definida: una primera parte denominada Urbi,
una segunda, titulada Orbe y,
por último, una tercera parte llamada Extramundi,
que de alguna manera reproducen el juego de las pequeñas historias
que contiene el libro. Los micros englobados en Urbi
hacen acopio de la actualidad urbana, con una mirada de extrañamiento
y perplejidad, e incluso crítica social, hasta aterrizar en el
absurdo. En Orbe el
contenido es referido al mundo global, y aquí los microrrelatos
recrean la historia mundial, las religiones y la ciencia. Por último
en Extramundi, Muñoz
Rengel da un paso al
espacio exterior para introducirse en la ciencia ficción y soñar, sin ningún tipo de límites, con hipótesis sobre el más allá y
criaturas alienígenas.
El
libro de los pequeños milagros
es un libro de nuestro tiempo, de la crisis, de las cuestionadas
nuevas tecnologías, de las sinrazones históricas y de las
aberraciones religiosas. Un libro que insiste en la impostura del
hombre moderno que no se atreve a abrir los ojos a la verdadera
realidad. 100 microhistorias desbordantes de ideas, de imágenes
ocultas, metáforas sin muro desperdigadas por las ciudades, por el
mundo y por el firmamento.
Juan
Jacinto ha escrito su
primer libro de microrrelatos en estado de gracia y eso que ésta es
una vertiente donde el escritor asume mucho riesgo con el lector,
pero que parece no importarle por el derroche de libertad creativa y
destructiva que ofrece este subgénero.
El lector que sea capaz de conectar con el mundo imaginario de Muñoz Rengel disfrutará con el juego propuesto y no pondrá reparos a las paradojas y extrañamientos que se va a encontrar en estas milagrosas historias mínimas.
El lector que sea capaz de conectar con el mundo imaginario de Muñoz Rengel disfrutará con el juego propuesto y no pondrá reparos a las paradojas y extrañamientos que se va a encontrar en estas milagrosas historias mínimas.
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