Ayer por la noche finalicé el libro Vivir, pensar, mirar
(Anagrama, 2013) de la escritora norteamericana Siri
Hustvedt (Minesota, 1955). Esta obra incisiva y fascinante ha
sido un buen estreno para conocer a esta autora brillante y sagaz
que, además, posee una belleza magnética irresistible. El título
da las pistas fundamentales de las tres partes en la que se
estructura este interesantísimo texto que reúne treinta y dos
ensayos escritos entre 2006 y 2011. En estos trabajos, la ensayista
estadounidense disecciona, con la determinación y precisión de un cirujano, el tejido de la percepción y la conciencia: en Vivir,
encontramos ensayos que trazan directamente la vida de la escritora.
En el capítulo de Pensar, explora la memoria, la emoción y
la imaginación. Y, por último, en Mirar, Siri
nos introduce en el arte visual.
Hustvedt utiliza todas sus herramientas y experiencias
intelectuales para reflexionar sobre la migraña que padece, para
indagar en las relaciones con su padre, para debatir sobre dos ejes
tan polémicos en la literatura como son la autenticidad y el
realismo, para hablar de su admiración por Goya, desde la
mirada crítica que exige la obra de arte. Este es el camino trazado
que encontramos en este suculento libro, que no es más que un viaje
por la literatura y el psicoanálisis.
Vivir, pensar, mirar es un conjunto de ensayos que van
de la experiencia personal al análisis del pensamiento, pero
teniendo estas mibres, ¿qué hace la escritora neoyorquina para
atrapar al lector?, ¿cómo lo logra? Lo sorprendente de este libro,
una obra ensayística que trata temas filosóficos y
neurocientíficos, es la manera de encandilar al lector profano para
que no se diluya en abstracciones. Siri lo consigue gracias a
la construcción híbrida del texto, con diferentes discursos y
empleando el método narrativo, con sus metáforas, elipsis y
digresiones. Tiene claro que no existe un solo modelo teórico que
pueda contener la complejidad de la realidad humana y admite sus
limitaciones: Mis ensayos son una especie de periplo mental, una
andadura en busca de respuestas con la plena conciencia de saber que
nunca llegaré al final del camino (pág. 12). Y esta declaración
no le impide desfallecer porque para Hustvedt dar sentido a
las cosas puede que sea la seducción última de los seres humanos
(pág. 24).
En estos deliciosos ensayos, sin estilo rebuscado y escritos con
frescura, Siri Hustvedt viene a decirnos que en realidad
hemos nacido dentro de una estructura de significados e ideas que
conforman la relación de nuestra mente en el mundo (pág. 371),
a base de repeticiones que van y vienen por todos los capítulos del
libro: ¿cómo vemos, recordamos y sentimos?, ¿cómo nos
relacionamos con los demás?, ¿qué significa soñar?, ¿qué es el
“yo”?, hasta llegar al enigma irresoluto de siempre: ¿qué
significa ser humano?
Resumiendo: Vivir, pensar, mirar es una obra reflexiva
sobre la moral, la identidad y el funcionamiento complejo del cerebro
en la que la novelista Siri Hustvedt derrocha inteligencia y sagacidad sobre esos
tres conceptos, sin autocomplacencia, pero con una escritura
profundamente personal, refrescante y sencilla que sostiene el tono
entero de su discurso. Un libro para lectores inquietos.
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