No
dar la talla resulta una expresión muy común entre nuestros
congéneres y se refiere a esa clase de decepción provocada por
alguien que no estuvo a la altura de lo esperado o anduvo menguado en
lo que otros deseaban de él. Sin embargo, para la gente bajita, no
dar la talla es un hándicap innato mayor, una anomalía cargada de
complejidad y desamparo, aunque con razones latentes para pensar que,
a pesar de esa enorme contrariedad, un enano siempre sueña con que
la suerte le sonría.
El
escritor y profesor universitario Federico Jeanmaire
(Baradero, Argentina, 1957), recientemente galardonado como finalista
del Premio Herralde
con su novela Amores enanos
(Anagrama, 2016) propone una historia conmovedora sobre esta gente
diminuta y aislada, cimentada en Blancanieves,
uno de los cuentos más populares de los hermanos Grimm,
a los que, por cierto, dedica su obra. Jacob
y Wilhelm
aprovecharon la tradición cuentística oral para convertir sus
relatos en cuentos infantiles que, en realidad eran, en muchos casos,
piezas cómicas para adultos. Los personajes de Jeanmaire,
en cambio, no son enanos que viven en el bosque como los de los
hermanos alemanes, sino que deambulan de un sitio para otro, sin
tener arraigo de ningún tipo. La soledad, la incomunicación y la
marginación conforman el secreto de sus vidas.
El
narrador de esta historia hilarante y dramática lleva por nombre
Milagro
y trabaja con su colega Perico
en un circo que, al cabo de un tiempo, se va a pique por la escasez
de público. Son enanos dependientes de esta farsa, gente menguante y
desconfiada que odia cualquier diminutivo y que no les queda otra que
tratar de salvar sus vidas grotescas sorteando las adversidades
sobrevenidas a su propia condición basada en el hazmerreír y en el
juego exhibicionista de sus figuras. Ante este contratiempo, ambos
proponen asociarse para comprar con sus ahorros un terreno junto al
mar y distanciarse de sus quehaceres anteriores. Pero una insólita
oferta de trabajo dará un vuelco a sus vidas: les proponen trabajar
como strippers en una de las salas más famosas de una población
cercana. Aceptan esta oportunidad que, en poco tiempo, ha de llenar
de dinero sus bolsillos.
Con
todo ese caudal sobrevenido deciden construir un barrio acotado
formado exclusivamente por enanos, una idea de convivencia para
lograr la felicidad que no encuentran en las calles y barrios de sus
otros semejantes que les rebasan en centímetros. El proyecto
comunitario tiene una repercusión extraordinaria y empiezan a
recibir cada vez más miembros de diferentes lugares confiados en su
bondad. Pero ese afán de concordia y buenas intenciones se romperá
con la aparición de Eliana,
una bella periodista interesada en la vida de los impulsores de la
idea que alterará las reglas establecidas dentro de la incipiente
comunidad.
Si
en el cuento de Blancanieves
se habla de la belleza, del enanismo y de las dificultades que han de
encarar los humanos en la convivencia para no dañarse y no
envidiarse, y se percibe que la maldad está del lado de los que más
centímetros tienen, en Amores enanos
ocurre lo mismo, con la salvedad de que cuando el amor y la pasión
entran en juego todo salta por los aires y las consecuencias pueden
ser nefastas, alcanzando por igual a los bajitos y a los más altos.
Con
su novela, Federico Jeanmaire
da una vuelta de tuerca a la tradición. Aquí, el cuento de
Blancanieves
estalla en una deriva que hace trizas su moraleja bienintencionada.
El relato del argentino está lleno de contrastes y sujeto a un juego
en el que las reglas existen para no saltárselas y el límite, por
tanto, está en no romperlas.
Amores enanos
es un relato ameno, cómico, divertido e intenso, pero igualmente
dramático y cruel, elaborado con una prosa seca y efectiva que le
imprime mucha soltura y drenaje narrativos a la trama, gracias a su
estructura en capítulos cortos. En apenas dos o tres páginas de
lectura se pasa a otro episodio como eslabón bien engarzado de una
historia delirante, jocosa y, a la vez, satírica.
Jeanmaire
pone al lector frente a los mecanismos de supervivencia de unos seres
especiales y limitados con una historia en la que las relaciones de
poder, los celos, la pasión y el rencor conforman una fábula
orwelliana en
la que se muestra lo complicado que resulta normalizar la
convivencia, incluso entre seres cortados por un mismo patrón.
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