Toda novedad editorial
que abrace el género aforístico me tiene como militante acérrimo.
La editorial Tusquets, una de mis favoritas, no solo por la
selección de autores acreditados que sostienen su extenso catálogo,
sino por el cuidado y atractivo formato de la publicación de sus
textos, agradables al tacto, a la vista y al olfato, nos sorprende con la publicación de La arquitectura del aire.
Carlos Marzal reúne en este volumen toda su
producción de aforismos hasta el momento. El
poeta valenciano continúa con la tradición del aforismo que, a lo largo de la historia, ha sido grande y espléndida en la
literatura, con autores como Heráclito, Pascal, Lichtemberg,
Nietzsche, hasta llegar a Juan Ramón Jiménez, Bergamín o jóvenes
talentos actuales como Benjamín Prado o Andrés Neuman.
Dice el autor que “los
aforismos musculan una parte distinta de la anatomía del
pensamiento”. Amí me parece que todos los reunidos en este
extraordinario ejemplar brillan por su inteligencia, frescura y por la poesía que encierran. Este punto lírico no
falta nunca en la escritura de Marzal. El aforismo aparece
establecido en una especie de diario o de autobiografía del
pensamiento. Hay por tanto mucha biografía en esta literatura
breve. El autor afirma que “escribir aforismos no es dedicarse a un
género menor”. Todos los asuntos vitales se abordan en el texto. Y como muestra, algunas perlas certeras y
agudas de aperitivo para lectores curiosos e introspectivos:
“Tener hijos no es
necesario. Es sólo imprescindible”.
“Las cicatrices son
la caligrafía del dolor”.
“Para burlarse de
uno hacen falta al menos tres”.
“Todos los
pronombres posesivos tienen caducidad”.
“El amor, a veces,
es sólo cuestión de oportunidad, de disponibilidad para amar. Como
todo”.
Enhorabuena, sobre todo es una alegria ver como te abres a las nuevas tecnologias como medio para compartir tus inquitudes y esa literatura que tanto amas.
ResponderEliminarSeguiremos disfrutnado y compartiendo el club de lectura.
Leo Bocanegra, no me describo como un gran lector, quizás sea mi mente de químico la que me predispone a concentrar (o en términos químicos, sobresaturar) al máximo una disolución de sabiduría. Por lo que es esto lo que realmente me une a tu blog,a tus micro relatos y sobre todo a tus aforismos.
ResponderEliminarPersonalmente me quedo con "Todos los pronombres posesivos tienen caducidad".
Enhorabuena por tu blog.