El oficio de vivir supuso la creación esencial de su obra, un hito en el que el propio autor se desdobla, dando entrada al Pavese escritor que le escribe al Pavese hombre, para, así mismo, plasmarla en su biografía, a modo de un diario en el que el lector nota que se presta más atención a sus consecuencias que a los sucesos que las provocan. En sus páginas memorables dejó un testamento vital de mucha lucidez y, a pesar de toda su obsesión con el suicidio, rociada de esperanza. Deja dicho que a vivir se aprende viviendo, una obviedad a primera vista, pero que encierra el verdadero misterio de este oficio singular, como él lo llama: “La única alegría del mundo es comenzar. Es bello vivir porque vivir es comenzar, siempre, a cada instante. Cuando falta este sentimiento..., querríamos morirnos”. La obra alcanzó una extraordinaria resonancia entre los lectores de diferentes generaciones en todo el mundo. Pavese había dado su literatura al mundo, y, a los cuarenta y un años ya dio por terminada la literatura y la vida.
El joven escritor francés Pierre Adrian (Burdeos, 1991) es el autor de Hotel Roma (Tusquets, 2025), un viaje personal por la vida y obra de Pavese, un recorrido por el Piamonte y por la ciudad de Turín, para desgranarnos la esencia de su vida y la preponderancia que tuvo El oficio de vivir en el trágico final de su vida. Adrian bucea en sus páginas y en los lugares por los que deambuló el escritor para reencontrarse pronto con las paradojas existenciales que, a menudo, se convirtieron en nudos difíciles de deshacer para el propio Pavese, que subrayaba que: “Esperar también es una ocupación. Lo terrible es no esperar nada”. Pavese aparece por aquí como un paseante discreto y reflexivo, como un escritor experimental dispuesto a revelarnos su amor a la ciudad de Turín, dispuesto, a su vez, a desvelarnos cómo el amor y la construcción de la vida se encuentran mucho más en el poder de los hechos que en el de las convicciones.
Hotel Roma es un hermoso y melancólico viaje por el territorio vital y literario de Cesare Pavese, trazado bajo una poética en la que la indagación es el motor del relato, un modus operandi que lo convierte en una exploración amena, de gran sensibilidad, bajo el denominador de ensayo-ficción, una manera jugosa de establecer una conexión con el lector para que participe del desarrollo narrativo del mismo, gracias a un juego indagatorio, que le permite mezclar la realidad y la ficción, para establecer el acompañamiento y el desarrollo de contar la vida y obra del gran escritor Pavese, a través del tiempo y espacio, especialmente de la ciudad de Turín, de voces ligadas a él, hasta llegar a establecer el vínculo de su inventiva narrativa con la vida real de alguien tan taciturno y obstinado como él, que guardaba en su diario el misterio de su suicidio, acaecido posteriormente el 27 de agosto de 1950 en la habitación 49 del Hotel Roma.
Adrian nos acerca a Pavese, bajo el marco de novela-ensayo, para resaltar su figura intelectual, así como su perfil escurridizo de hombre solitario y triste, y desentrañar lo que trató de guardar para sí mismo: su calvario existencial, “aunque también cedió a la tentación de culpabilizar a los demás”. Vivir para él aparece aquí como lo más individual que cabe ser pensado, como la obra más reveladora de su existencia, pese a todo, si bien siempre anduvo amenazado por el acecho persistente del suicidio. Pero, insiste en su pensamiento y obra que no hay oficio más comprometedor y fascinante que el vivir. La tarea de vivir, como empeño, así deja dicho: “Hay un solo placer, el de estar vivos, y todo lo demás es miseria”.
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