martes, 8 de julio de 2025

Fragmentos, greguerías y pecios


Somos legión los que amamos lo breve por su naturaleza de principio, de pilar y de fundamento. Porque, en verdad, necesitamos entender lo complejo desde lo básico y escueto. Porque, a su vez, necesitamos certezas, que son más valores que teorías. Buscamos el pensamiento breve, pero profundo, por su capacidad de alumbrar y abrirnos los ojos y la mente ante tantas sombras, dudas e incertidumbres que nos rodean. La escritura que busca la concentración y la síntesis, la contención y la sobriedad es una buena fuente para picar la curiosidad del lector y alentarlo a completar lo no dicho. Los libros de apuntes, notas y pensamientos sueltos se prestan a ello, mejor que otros, además de concretar el lenguaje que el autor usa, y, sobre todo, a confirmar lo mucho que se parecen estos textos, hechos de palabras y silencios, a nuestras vidas.

En esta miscelánea literaria, el escritor y crítico literario Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970) se mueve como pez en el agua, con suma perspicacia y naturalidad. Los fragmentos reunidos aquí, bajo el título de En esta red sonora (Galaxia Gutenberg, 2025), es un compendio de notas, aforismos, haikus y apuntes, a modo de diario, que abarcan un período de tres décadas, que van desde 1995 hasta el presente, en el que vuelca una cosecha ferviente de apuntes, un destilado literario de recreación de la vida, dentro y fuera de la vida, bajo el pulso del momento sobre el papel, dejando que las palabras reflejen la singularidad de tener cosas que decir: “En esta red sonora puede verse como un ecosistema... La discontinuidad y la rotura, pues, son parte de sus señas de identidad”, señala el autor en el prólogo del libro.

Tomar este libro entre las manos significa aceptar un espacio poroso de lectura en lentitud, sin prisas, de lectura al paso y al encuentro de notas, pensamientos o refutaciones que muestran “la vida como altibajo” (me gusta mucho esta expresión), o lo que es lo mismo: “momentos abiertos, instantes sobre los que volveremos una y otra vez porque de algún modo sabemos que sus carpetas abiertas nos constituyen”. En toda escritura fragmentaria, el silencio es un rasgo esencial, conforma un hilo invisible, pero presente y fundamental, de lo que no se nombra, de lo que no está explícito en el texto, que activa el propio lector. En esta red sonora, sugerente título, se presta a que captemos esa pátina de silencio como percepción y deseo, pero también como experiencia de la memoria y del lenguaje. Este libro de Vicente Luis Mora está concebido como un archipiélago literario, una obra, en palabras suyas, “libre de inteligencia artificial, pero no de ficción”.

Las metáforas esparcidas a lo largo de todo el libro son abundantes, dando a entender que la vida cotidiana está impregnada de ellas, no solamente el lenguaje, sino también el pensamiento y la acción de vivir. Por estas páginas discurren como centellas. A veces, como chispas que irradian luz, “el tiempo justo para que el lector perciba el entorno por entero en ese fogonazo”. Encontramos un buen número de perlas metafóricas esparcidas entre los muchos aforismos del libro, como estas: “En literatura, la línea más corta entre dos puntos es la elíptica”; Los pedantes hablan en negrita”; “Los sueños de los políticos son urbanizables”; “La imaginación es una madriguera de imágenes”... En estas brevedades, Vicente Luis Mora encuentra un campo abierto, lleno de posibilidades por donde esparcir su poética de la vida por medio de la metáfora y el pensamiento incisivo.

Nada en este libro parece que pueda leerse de una sola manera. Incluso apuntes dispersos de lecturas y textos reseñados dan lugar a múltiples interpretaciones, tantas como puntos de vista existan sobre cualquier asunto, a merced de las exégesis de sus lectores. Me resulta igualmente valioso y entrañable cómo destaca el subrayado en los libros, esa suerte de diálogo sostenido y atento entre el lector presente y el autor ausente: “Los subrayados lo dicen todo de nosotros, desvelan nuestras obcecaciones latentes y nuestras inercias intelectuales o psicológicas más ocultas... Los subrayados son el verdadero autorretrato..., una confesión por escrito sin revisión ni repaso corrector”.

Los textos reunidos aquí, mayormente autobiográficos, se presentan a modo de un cuaderno de bitácoras y conforman, en gran medida, pese a su disposición fragmentaria e híbrida, la poética literaria y vital de su autor, trazos de palabras que responden a planteamientos de lo que importa de verdad al escritor: leer y escribir. Todo confluye a esta otra razón suya extensible a cualquiera de nosotros: “Mejor seguir haciendo cosas sin preguntarnos por qué las hacemos. No vaya a ser que la respuesta no nos guste”.


Digamos pues, que este libro heterogéneo se revela como un poso estimulante de memoria, observatorio y andanzas literarias. La escritura de Vicente Luis Mora, desde su poesía a la novela, desde sus aforismos al ensayo, obedece a una red de contingencias encadenadas, sin caer en el solipsismo, bien acompañada de un humor sutil atento a lo inesperado que salta a la vista. Cada uno de los libros suyos que he leído es original y exigente, a su manera. Este no lo es menos, un disfrute de lectura que te te deja mirar desde las muchas ventanas abiertas que te ofrece.

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