El protagonista de esta historia lleva una vida familiar reglada, y goza de una buena posición económica. Esa estabilidad lo acompaña desde los últimos veinte años, pero surge algo inesperado que va a alterar su conciencia y sus anclajes sentimentales. Todo se trastoca cuando Diego ve en la terraza de un bar, pocos días antes de la inauguración de su nueva casa en Menorca, a una extranjera de espíritu hippy, con la que mantuvo una relación apasionada durante uno de los festivales de verano de música Burning Man, que tiene lugar cada año en la ciudad de Black Rock, Nevada, Estados Unidos. No está seguro de que ella lo haya reconocido, después de tanto tiempo, y se obsesiona con localizarla y verificar si se corresponde con la persona que cree que es. Este enigma sobrevenido reactiva el recuerdo de sus vivencias y andanzas del pasado, hasta el punto de escuchar dentro de sí resonancias de aquella época juvenil en la que vivir la vida merecía más la pena que dedicarse a entenderla.
Después de algunas pesquisas, la encuentra en un pequeño barco de recreo fondeado en el mar, a corta distancia de la orilla. Mientras tanto, su mujer y sus tres hijos, ajenos a su repentina actitud, se convierten en meros sufridores de su extraño comportamiento. La situación familiar creada no le impedirá abordar la embarcación y establecer contacto con quien le había despertado de un letargo prolongado. La obsesión es fulgurante, se hace imparable e inevitablemente tira del hilo de aquel lejano episodio, entremezclado con lo que ahora empieza a encajar y a tener sentido. El azar, como decía Balzac, es el mayor novelista del mundo. El azar, aquí, converge para atrapar lo que el tiempo dejó inconcluso y reescribir su paréntesis.
Las despedidas es, en esencia, un relato promovido por la eventualidad de la vida, la misma que pone freno y desenfreno al deseo de salir de las fronteras del propio mundo. Así lo vive su protagonista: salir de sus casillas a otra realidad ajena a su quehacer cotidiano, pero en la que acabará encontrando el requiebro de un sentimiento vivido que el tiempo dejó en suspenso. La novela relata el nuevo devenir al que se enfrenta alguien que descorre el pasado sin condicionar su presente. La novela, por otro lado, no ignora sus consecuencias y percute en las dos situaciones que acaban de entrar en baza, de alcance impredecible.
Jacobo Berbareche, que ya nos sorprendió con su primera novela Los días perfectos (2021), una hermosa historia en la que entra en liza la memoria del amor y sus componendas de nostalgia, rescata ahora en Las despedidas ese pálpito discreto que toda relación amorosa de antaño pervive en el tiempo, a su manera. La trama de la novela no es otra que hablar del amor, catalogado desde el punto de vista de amor diferido o llama doble. Y partiendo de esa circunstancia, se convierte en sustancia propicia para comprobar cómo el destino hace arqueología del amor, escarbando en los orígenes del pasado que ahora, por puro azar, se conjura como tubo de ensayo en el laboratorio de las relaciones humanas.
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