jueves, 20 de marzo de 2025

Variedades por lo breve


Se podría llegar a una conclusión universal de que el aforismo es un género que impregna la vida cotidiana, no solamente por lo que extrae de ella en su forma breve, sino, especialmente, por el pensamiento y la veracidad que es capaz de sacar de la misma para ponerla en entredicho. La levedad y gracia del aforismo está, precisamente en eso, en provocar y evocar un destello que despliegue su chispa y lucidez, a modo de un breve esbozo que tenga que ver con lo cotidiano que nos rodea, que dé motivos para sorprendernos o desconcertarnos, que combine, en definitiva, sabiduría de la vida, concisión y agudeza. Es curioso observar cómo, muchas veces, rondan por nuestras cabezas destellos propios de naturaleza sentenciosa, enunciados propios que tienden a encerrar una idea completa y autosuficiente que nos revelan algo propio y, al mismo tiempo, insólito de la realidad del día a día.

La obra y vida de Rafael Pérez Estrada (Málaga, 1934 - 2000) se corresponden con el retrato de un escritor cuyo imaginario literario, desde el aforismo, hasta la novela, desde su menudeo vanguardista de aquellos años sesenta, hasta la crónica emotiva de su enfermedad que trasladó en Diario de un tiempo difícil. Podemos afirmar que toda ella irrumpe en el compromiso de un autor con la imaginación, con la belleza, la utopía y, desde luego, con la libertad creativa para acercarnos a la realidad cotidiana y descubrir sus entresijos. El mejor ejemplo de este compromiso veraz y decidido, lo encontramos en sus aforismos. En estas brevedades encuentra un campo abierto, lleno de posibilidades, en el que desarrollar su práctica de la vida, por medio de la frase feliz y el pensamiento incisivo, para convertir su pasión por lo breve en uno de los pilares de su poética.

Los aforismos de Rafael Pérez Estrada, como subraya Vicente Luis Mora en el prólogo de esta estupenda edición recién publicada de sus Breverías completas (Galaxia Gutenberg, 2025) «revelan una personalidad arrolladora, aguda y desopilante, capaz siempre de decir la phrase juste en el momento exacto, y esa capacidad ingeniosa de síntesis». Me sumo a este pálpito descrito, y añado que aquí hay material suficientemente expresivo de destellos de lucidez capaz de refundir ideas, paradojas y vislumbres sobre verdades apremiantes o reticentes con las que su autor despliega una síntesis indagatoria, con cierto equipaje meditativo y lírico, que no esconde esa necesidad de sondeo que quiere encontrar sentido y alcance, utilizando palabras ajustadas para dar qué pensar.

Le importa mucho a Pérez Estrada destacar que el aforismo es un material expresivo contradictorio, un género propenso a disquisiciones, maleable, que da pie a una etimología donde se hospedan intensiones hondas y juegos verbales, como muestran estos aforismos extraídos del libro: El incienso es el desodorante de la religión; El origen de la niebla está en el pensamiento; Erótica: Todo poro es dilatable; Al planear se hace místico el pájaro; Detrás del espejo, el «otro» intenta desvelarnos el misterio... Por otro lado, encontramos en muchos de ellos ese afán suyo de escritor por contarnos con humor y tino cómo lo que salta a la vista está oculto. En estos tres ejemplos nos percatamos de ello: No se puede salir con las palabras, siempre te comprometen; Lo lógico es el silogismo; lo divertido, el sofisma; Saberse vulnerable es un estado de conciencia infrecuente.

Los aforismos de Pérez Estrada ofrecen una extensa variedad de perspectivas. Invitan a ser leídos, más que con la cabeza y el corazón, como diría Nabokov, «con la espalda, con ese lugar entre los omoplatos donde alguna vez tuvimos alas». Describen desde todos los ángulos y alturas, y someten al lector a una perplejidad de la realidad multiplicada con miradas que se entrecruzan. Le gusta tomar atajos a través de la greguería, como forma espontánea de organizar el lenguaje de su pensamiento, como así muestran estos aforismos suyos: Acuarela es el arte de hacer malabarismos con el arco iris; En el vértigo encuentra su eco el pájaro; El coral sufre de bronquitis; La nube es el alma del algodón.


Aquí se halla recogida toda la escritura aforística de Rafael Pérez Estrada que publicó entre 1985 y 1992. Un estupendo repertorio minimalista de gozosa lectura, agrupado en temáticas donde encontramos a un autor de ilimitada imaginación y desparpajo, en cuya obra confluyen el pensamiento poético, entre vanguardia y breverías surrealistas.

En resumidas cuentas, este es un libro de abundante luz para hacer un recorrido provechoso por esa amplia parcela de miniaturas que su autor desplegó con tanto tino y gracia, apto, no solo para entusiastas del género, sino, también, para lectores curiosos que andan en busca de atención y lectura de lo escueto.


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