Eduardo Halfon
(Ciudad de Guatemala, 1971) es un escritor que toma postura a través
de la literatura. Una voz que surge y crece cuando escribe sobre su
memoria y su identidad judía. Parece común a todos los judíos
sobrellevar ese sentimiento de incomodidad, como si fuera un destino
preconcebido, algo propio y consustancial a su estirpe, como también
el cuestionar el porqué le asignó la naturaleza el hecho fastidioso
de ser judío. Tanto en Israel como en el resto del mundo, la
identidad judía y la cultura hebrea no son un asunto resuelto por la
gran mayoría de ese pueblo errante que arrastra más de tres mil
años de existencia. Todo hace indicar que esa identidad no está aún
concluida, más bien es un proceso en constante formación. Hoy en
día, además, existe un debate abierto sobre su significado. La
sociedad judía aparenta una unidad inquebrantable de cara al
exterior, pero en el plano interno cada uno interpreta y aplica sus
creencias de modo diferente a las del vecino, sobre todo cuando toca
definir al judaísmo, que para unos es una religión y para otros un
pueblo o una etnia. La particularidad de Halfon,
descendiente de abuelos judíos de origen libanés y polaco, es que
ese desarraigo se corresponde con el estado normal de la esencia
judía, de sus ascendientes y de sus herederos.
La
búsqueda por parte del escritor guatemalteco de sus raíces es un
viaje permanente al universo literario en el que se ha establecido,
sin saber cómo, ni cuándo acabará este camino que ha emprendido
inevitablemente. Signor Hoffman
(Libros del Asteroide, 2015) es un capítulo más de esta novela en
marcha, una pieza nueva sobre esa galaxia literaria que se inició
con El boxeador polaco
(2008), La pirueta
(2010) y la novela breve Monasterio
(2014). No cabe duda de que Halfon
asume que su proyecto literario es una indagación en la memoria y la
genealogía de sus antepasados, hasta el punto de que dicha obsesión
le llevará a emprender inusitados viajes y encuentros con hombres y
mujeres por distintos países y lugares relacionados con el origen y
el éxodo de sus abuelos. Esa búsqueda perpetua por encontrar
respuestas a su pasado le conducirá a establecer vínculos con la
historia reciente, así como a relacionarse con otros personajes
inciertos que recobrarán protagonismo en sus libros.
Los
relatos autobiográficos reunidos en esta nueva entrega trazan un
recorrido que va desde la visita del protagonista al campo de
concentración de Ferramonti en la Calabria italiana, construido en
1940 por orden de Mussolini, en una comarca infecta de malaria que
sirvió para aligerar el exterminio de judíos, hasta volver a
Huehuetenango, en el altiplano guatemalteco, cerca de la frontera
mexicana, donde una familia de ascendencia judía se dedica, a pesar
de las dificultades, a explotar el cultivo del café. Después el
protagonista, es decir, Halfon,
nos contará las peripecias vividas en Belice, donde, previamente,
tuvo que someterse al interrogatorio de la gendarmería del paso
fronterizo por no llevar la documentación en regla. Más tarde
abandona las playas atlánticas y llega a Nueva York, al barrio de
Harlem, donde tropezará con una chica que le acompañará una noche
bajo la lluvia, como una balada de jazz. De allí se trasladará a
Lódz, ciudad polaca en la que los nazis apresaron y condujeron a su
abuelo al campo de exterminio de Auschwitz, un lugar inmundo que
supuso su salvación, gracias a un boxeador polaco que lo entrenó
durante toda una noche para solventar el interrogatorio a que le
someterían las SS.
Eduardo Halfon
confiesa ser un judío no practicante, pero, al igual que sus
ascendientes, anda errante por el mundo buscando encontrar su
particular sentido a la vida a través de la autoficción, sin
renunciar a sus raíces porque, de lo contrario –subraya en una
reciente entrevista– “sería darnos por vencidos al no saber
quiénes somos”.
Lo
que el lector va a encontrar en Signor Hoffman
es una mezcla de relatos y crónicas, que dejan puntos suspensivos
porque, al igual que tampoco parece tener un arranque claro, es, en
definitiva, una narración en marcha en pos de una existencia
incompleta y siempre atareada en rememorar el pasado para pedirle
respuestas. Al igual que en sus últimas creaciones, los seis cuentos
reunidos en
esta ocasión tienen
esa misma alma y razón de ser, toda una exigencia propia de una vida
nómada en busca de su memoria e identidad.
Halfon
nos entrega un libro bello, sutil y nada pretencioso pero, pese a la
levedad de su escritura, brilla por la utilización de una prosa
emotiva, sencilla y bien cuidada, que dice mucho. [Reseña núm. 240]
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