Vivir acompañados de esta inquietante presencia de hostigamiento y de vacío, ¿esto es existir? No se puede vivir sin la esperanza de que algún día sea uno escuchado por otro. Desearlo es afirmar la vida, decir sí a la vida. El deseo del narrador de El aniversario (Anagrama, 2025), del escritor Andrea Bajani (Roma, 1975), obra galardonada recientemente con el prestigioso Premio Strega, y traducida bajo el cuidado de Carlos Gumpert, surge, precisamente, de una enmienda a la totalidad, de esa pregunta abierta de abandonar la contienda familiar por un ser escindido, cuyo mundo ya no coincide con su vida, y que, después de diez años, decide contarnos por qué dijo adiós para siempre, tras una comida familiar intrascendente, dando un portazo al infierno doméstico que vivió y padeció junto a su madre y a su hermana, bajo el yugo imperativo del padre, como única salida viable de salvarse él.
Bajani es un autor versátil que ha publicado cuentos, reportajes, obras de teatro y novelas como Saludos cordiales (2005), Mapa de ausencia (2007) o El libro de las casas (2022). Vuelve ahora al género que, según él, más le sacude literariamente para narrar los preámbulos y la decisión tardía de un hijo por romper con su familia, marcada por un padre dominante y una madre sumisa y silente. El aniversario es una novela que cuestiona y zarandea el tabú de los lazos de sangre. Destaca por su tono íntimo y colectivo, su honestidad al exponer sin tapujos la violencia patriarcal y el férreo control familiar que impone. Al propio tiempo, es una historia que apela, como un clamor, a la autoprotección y a la liberación, por medio de una prosa persuasiva, clara e implacable. La novela se centra en los detalles que el lector irá conociendo a través de la voz narrativa de un hijo que no sabemos su nombre, pero que está inclinado por tomar la decisión drástica de alejarse de una vez por todas de su familia. Salir de aquel núcleo dominado por un padre autoritario y una madre, cuyo silencio y sumisión marcan la dinámica del hogar, ese es el fin último perseguido.
“Mi madre –dice el hijo– era más fuerte que mi padre y, en el fondo, le ganó la partida. Y perdió la de la vida. Mi padre convirtió en polvo y escombros todo tipo de vínculos, fueran familiares o no. Convirtió la vida de su mujer en un desierto sin vida en el horizonte. Solo que ella era la única capaz de habitar ese desierto, la única que había expresado una renuncia tan total, tan definitiva, a todo”. Este retraimiento consciente hace que el acto de ruptura surja de la necesidad de liberación, de historia colectiva, también, algo que el propio autor quiere dejar ver para desentrañar las dinámicas de poder y el peso de la herencia patriarcal en el seno familiar. En esa misma perspectiva cabe destacar esta otra observación sobre los malentendidos entre los padres de esta historia: “él quería que ella no fuera nada para poder ser él algo, y ella no quería ser nada porque ser nada al menos era algo”.
Andrea Bajani plantea en su novela la pregunta de por qué no se pueden romper los lazos familiares de la misma manera que se deja una relación abusiva en otros ámbitos de la vida, desafiando la idea de que la sangre no es un vínculo inviolable que nos encadene. Por otro lado, la presencia ausente, casi muda, de la madre, una mujer sumisa y ninguneada, es una figura fundamental para entender la dinámica existencial, el comportamiento de la familia y el dolor del narrador. Aunque está escrita en primera persona, es una historia de conciencia colectiva, como también, una novela política, de autoprotección, de necesidad de liberar ataduras, incluso si estas implican un doloroso alejamiento y abandono de los padres.
En El aniversario hay vida sesgada, vida interrumpida, que corta, hiere y contradice la vida echando por tierra lo que parece impensable en pos de una vida nueva. De acuerdo con la historia aquí escrita en diecinueve capítulos incisivos, feroces y reveladores, lo que se cuenta realmente no es solo un retrato familiar, quebrado de afectos, sino un ajuste de cuentas que combina el malestar existencial con una voluntad de liberación necesaria, que, además, es una estupenda incursión al epicentro del hogar en la que se postula que hay verdades en el seno familiar que claman por salir de su escondrijo, muchas, que dejan al descubierto la sumisión muda de sus miembros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario