De
siempre me han fascinado los diccionarios: los acádemicos, para
entender los significados de las palabras que juegan en la cancha del
lenguaje, y los técnicos, para comprender mejor ese laboratorio de
ensayo donde las cosas experimentan y reaccionan entre si haciendo de
las suyas. Pero si hay alguna obra de consulta de palabras o términos
que realmente me enloquece son los llamados diccionarios de autor.
Sí, me refiero a esos libros personalizados que parecen surgir de la
disciplina de un alquimista de las Letras y ofrecen un pequeño
laberinto sentimental de palabras capaz de asombrarnos o enredarnos.
Uno de los libros clásicos de este prototipo es, sin duda, el
Diccionario del diablo de Ambrose Bierce, una
obra reflexiva e irreverente que no dejo de releer para seguir
riéndome de este mundo infame. Otro, de corte bien distinto al
diccionario del americano, es El arca de las palabras,
de Andrés Trapiello,
un volumen ameno y originalísimo en el que el escritor leonés se
destapa como un palabrista de viejo para ofrecer su hermoso museo de
palabras y aforismos.
Dos
buenos ejemplos que vienen a confirmar que las palabras, según en
manos de quién, suenan distintas y dicen cosas diferentes.
Una
nueva revelación que se cruza por este camino viene a ser Miradas
nuevas por agujeros viejos,
un diccionario personal de José
María Pérez Zúñiga
(Madrid, 1973), editado en Páginas
de Espuma (2014), que
explora el mundo por medio de 150 piezas breves y que se caracteriza
por su intensidad y originalidad estilística.
José María Pérez Zúñiga |
Pérez
Zúñiga detiene el tiempo
con los fogonazos y golpes que reparte por las páginas de su libro a
base de nombrar palabras para hacerlas vivas y encajarlas en la
realidad. Hay golpes de risa, golpes morales y golpes bajos que
desvelan la necesidad que tenemos de encontrar una voz que nos hable
de las cosas sabidas pero desde una visión más inquietante del
mundo. En Miradas nuevas por agujeros viejos
hay perlas, la primera, el título que procede de un aforismo del
maestro Lichtenberg,
y hay también sentencias y miniaturas literarias en un orden
alfabético riguroso que, en su conjunto, se entrelazan y hablan de
las incertidumbres del mundo bajo el prisma de un universo narrativo
lleno de símbolos. Estas referencias simbólicas se corresponden con
los temas clásicos de la literatura y la vida: la amistad, el amor,
la muerte, la belleza, la razón..., pero desde una perspectiva
original y una voz propia que transita por diferentes géneros
literarios: microrrelatos, cuentos, aforismos, ensayos breves y algún
poema.
El
autor de Rompecabezas nos
propone un juego literario con su diccionario que, al igual que los
coches híbridos, lleva una combustión de alternancias de géneros
y un GPS con una sola voz para distintos destinos. Miradas
nuevas por agujeros viejos
es un compendio indagatorio sobre los asuntos cotidianos del mundo,
pero que tiene mucho que ver con la mirada conspicua y sutil de Pérez
Zúñiga, capaz de tamizar
la realidad, extraer lo cernido y llevarlo al microscopio de su
laboratorio literario para explorar la palabra escogida y trazar la
síntesis de su mapa.
Miradas
nuevas por agujeros viejos
es un libro inteligente, un diccionario voluble, con la dosis de
humor apropiada para sentar al lector como espectador frente a la
pantalla del mundo, con unos ingredientes literarios, desde la A a la
Z, que deliberadamente generan nuevas dudas a las incertidumbres
viejas de la vida.
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