viernes, 20 de noviembre de 2015

Un vinilo literario

La música y la literatura han tenido a lo largo de los tiempos una relación que algunos denominan de incestuosa por aquello de que ambas salen de un mismo tronco, de esa impronta rítmica de inspiración mutua. El mundo del rock y el pop han flirteado a lo largo de su existencia con la literatura. Muchos temas instrumentales y canciones nacieron como evocación lírica y épica de autores inmortales de las letras. Bob Dylan, por ejemplo, fue nominado al Nobel de Literatura por su aportación poética a la música en los años sesenta. Jim Morrison, lider de The Doors, estuvo influenciado por los poetas malditos. Uno de los grupos más punteros de los setenta, Pink Floyd, marcó un hito discográfico con álbumes como Animals y The Wall, de carácter satírico, político y social influenciado claramente por Orwell. El rock trascendió el ámbito musical para convertirse en un concepto sociocultural, un movimiento popular para diferentes ambientes y capas sociales que originó una contracultura que todavía persiste, aunque ahora en menor grado.

Biodiscografías (Páginas de Espuma, 2015) es un libro en esa senda, pero a la inversa. Aquí lo que se cuenta proviene de una inspiración musical. La antología de relatos reunidas en esta obra, una reedición de la que se publicó en euskera en 2011, es un compendio de historias en torno a una evocación de una canción o de un álbum discográfico que tuvieron algún impacto en la biografía de su autor. Iban Zaldua (San Sebastián, 1966), es profesor de Historia de la Universidad del País Vasco pero, sobre todo, es un melómano irredento y un entusiasta coleccionista de vinilos de rock y pop. Lo que viene a contarnos el escritor vasco en los cuarenta y dos relatos breves que conforman esta antología no se entendería si no se prestara atención a la canción que viene anexa a cada título, ya sea rock clásico, pop, punk, grunge o rock sinfónico. El relato no existiría sin ese mar de fondo musical, aunque, ciertamente, la vida del autor y las apariciones de otros personajes de su entorno son los verdaderos artífices de su razón de ser.

Zaldua ha escrito un libro generacional de relatos que giran alrededor de la música de los 70, de los 80 y también de los 90, en un escenario en el que el nacionalismo radical vasco, muy reconocible, está muy presente en muchas de las historias narradas. La música que acompaña a una buena parte de estos cuentos tiene ese calado inconformista tan propio, en este caso, de la lucha ideológica identitaria. El fantasma del radicalismo aparece en alguno de los relatos escenificados en históricos conciertos celebrados en el Velódromo de San Sebastián. Hay historias políticas, íntimas y familiares contadas desde el recuerdo personal y la evocación rockera para conducir al lector al ambiente y al lugar exacto donde ocurre el hecho narrado, bajo la sintonía del vinilo que le acompaña, de la música que suena.

Por aquí suenan The Beatles, Génesis, Elvis Costello, The Smiths, Radiohead, The Beach Boys... y otros muchos grupos y artistas. Cada pieza narrativa está engarzada, como ya dije anteriormente, a un tema musical enunciado, como si se tratara de una banda sonora de un corto cinematográfico. A Zaldua le interesa que fluyan sus historias por determinados acordes para desvelar la emoción, el rencor, la ironía o la acidez de lo relatado.

Todo lo que suena por los surcos de este pick-up narrativo no es más que el devenir de la vida y sus contradicciones. En Biodiscografías se encuentran decepciones, conflictos familiares, custodias compartidas, enfermedades y anhelos, pero también hay mucha nostalgia y melancolía.

Iban Zaldua ha montado un artefacto músico-literario capaz de retratar una época de su vida y de revivir un tiempo pasado a través de un recorrido existencial, donde la presencia del pop y el rock le sirven para tocar algunos asuntos escabrosos y vivencias personales en las que el escritor donostiarra no sale bien parado.

Biodiscografías es algo más que un vinilo literario. Lo que escribe Zaldua no tiene nada de pretencioso ni es una sobreexposición de sus conocimientos musicales, eso, en todo caso, sería solo la carátula del libro. Lo importante va en su interior, en la ficción y el grafismo de sus historias, en las que se entrecruzan la autobiografía con el discurrir de la música pop, las relaciones personales con la historia reciente del País Vasco, todo ello bajo un escenario realista y un clímax incierto mientras la vida sucede y la música también hace lo propio. [Reseña núm. 252]


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