sábado, 26 de diciembre de 2020

El silencio y sus significados

“El silencio es nuestro instinto de supervivencia [...] El silencio es nuestra conciencia, pero también es nuestra confianza [...] Nada es lo que parece. Nunca nada es lo que parece. Pero lo más curioso es que nadie es lo que parece o aparenta tampoco [...] A veces pienso que esperamos que un hada nos visite, que nos provea de todo cuanto necesitamos, que nos haga felices, aunque sea por un instante. Pero esto va a durar mucho. Muchísimo. Poco a poco iremos convirtiéndonos en inadaptados, en productos de un éxito ajeno, en mascarillas, en guantes, en inocentes que prenden, que caen, sin más, a causa de la tortura y de la inquietud”.

En estas líneas seleccionadas de las primeras páginas de Notas sobre el silencio (La Isla de Siltolá, 2020), del poeta y ensayista Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964), resuena el pálpito que ha movido al autor a escribir un libro que nos invita a redescubrir el silencio y la vida interior. Estas notas, escritas a modo de diario en un período de tres meses que van desde el domingo 15 de marzo hasta el lunes 22 de junio de 2020, un tiempo extraño y desconocido de reclusión forzosa, recogen el sentir del poeta, su profunda impresión de que lo sobrevenido reclama una atención más reflexiva. Cada entrada refleja y escruta el protagonismo que ha tomado el silencio en ello. Y en ese devenir inquietante de un tiempo en el que las horas pasan más despacio, el poeta mira al silencio con instinto de plegaria y supervivencia, y lo hace de dos maneras: desde el lado en el que silencio procede del desacuerdo con el mundo y desde el lado en que se manifiesta más resonante, como corresponde al mundo de uno mismo.

Son noventa y nueve notas que hacen hincapié en ambos sentidos. Una y otra vez, fija su idea en el significado y en la fascinación del silencio como palabra no proferida, como elemento en el que se forjan las cosas importantes. Son notas que no se distancian de la realidad exterior para entrar en abstracciones filosóficas, sino que se aproximan al yo íntimo para exaltar las modulaciones que el silencio aporta como experiencia y fuente de sabiduría. El silencio oxigena el pensamiento, procura claridad, nos viene a decir. Insiste en que para ejercitarse en esa tarea la atención es previa al entendimiento: “El silencio es contemplar, es atender y es entender”.

Pese a toda limitación provocada por las circunstancias, el poeta abre también su mirada hacia la naturaleza. Y así, en el Día 16 exalta la importancia, ahora más que nunca, de sentirnos ligados a la naturaleza, nuestra verdadera procedencia: “La naturaleza de pronto ha comenzado a hablar. Nos indica que las generaciones venideras podrán continuar disfrutando de ella... Nos tiene en cuenta, solo somos criaturas de la tierra”. La vida se vuelve incomprensible cuando se pierde esta perspectiva. Y también propicia que lo insólito se manifieste y exija respuesta, como anota en el Día 39: “Este tiempo es como un gran ensayo literario, pero sin literatura; y el ensayo se queda en un intento, un propósito sin ideas, sin designio”.

Uno no deja de subrayar y llevarse bien con estas Notas sobre el silencio. Dan que pensar y recapacitar. Sus vislumbres y perplejidades asoman, combinando el asombro y la minucia. Sánchez Menéndez propicia el sentido de aprendizaje que conforma el silencio para cualquiera y así lo manifiesta a través de una escritura fragmentaria que pasa el dedo por sus texturas y ensaya la ironía o la justa contrariedad en defensa propia. Como si solo la insensatez nos apartara del valor efectivo que tiene el silencio como recogimiento y hallazgo: “No hay ruido en los libros. Hay silencio en los libros, en los libros verdaderos”.

Este es un libro comedido en su extensión, pero que dice mucho en su brevedad, un texto indagatorio que se adentra en esa búsqueda y en esa relación fecunda con el silencio a través de la particular visión de estar consigo mismo, con los pequeños secretos y sentimientos que se resisten y que reclaman nuestra atención. Para cada uno de ellos, hay un momento y lugar propicio e íntimo donde recobrar ese silencio que dé sentido a las cosas. Son muchos autores, como Cicerón, Lucrecio, Virgilio, Cervantes, Nietzsche o Rilke los que por aquí nos prestan su compañía, traídos oportunamente para alumbrar lo que contiene de emancipador el encuentro con el silencio. Muchas veces ese refugio también fue para ellos el bálsamo indispensable con el que aquilatar el excesivo ruido del mundo.

Notas sobre el silencio es un libro luminoso e inteligente, una miniatura literaria encajada en un género híbrido entre diario y ensayo aforístico, un texto concebido como breviario para que el lector medite y no se aleje de lo que se insinúa y trasciende por sus páginas. Lo consigue gracias a la eficacia de su prosa ligera y lacónica, y también a su levedad formal. Ese cariz fragmentario le permite avivar nuestra atención lectora y alejarnos de otras abstracciones para ofrecernos un espejo que refleja mucho de lo indecible del silencio.

Ojos para ver, oídos para escuchar, entendimiento para comprender y razón para establecer lo general y discernir lo particular, eso y por ese orden es lo que ofrece este librito jugoso que explora la vida misma desde la propia esencia fulgurante del silencio y sus significados.


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