jueves, 8 de diciembre de 2022

Escalas por el mundo



Dejando a un lado la experiencia, la ficción ofrece una de las mejores maneras de entender a la gente distinta de uno mismo. A menudo la ficción resulta más útil que la experiencia vivida, sin apenas coste y, encima, nos llega en un envase más manejable y ordenado para entender las cosas con cierta facilidad. Como diría
Ursula K. Le Guin, la experiencia nos pasa por encima como una apisonadora y solo comprendemos lo sucedido años después. En cambio, la ficción aporta una comprensión fáctica, psicológica y moral mucho mejor que la realidad. Por eso mismo, los escritores que desean que entendamos sus historias de un modo más comprensible consideran que no encuentran otro cauce mejor para ello que la ficción.

Pero nada imaginario estaría fuera de un viaje, de una odisea, que no comporte una aventura para el lector. Prestarse a eso mismo, a participar como pasajero, será un aliciente, un pasaje prometedor, a sabiendas de la incertidumbre que corre, sin importarle probar con dicha suerte. Estas líneas nos sirven como recurso introductorio al libro que traemos a esta bitácora de lecturas, por todo lo que, a mi juicio, guarda de analogía y correspondencia con ese territorio reservado a la literatura como mapa de exploración y aventura. Gonzalo Campos Suárez (Palma de Mallorca, 1976), médico, escritor de cuentos y de teatro, vuelve al género narrativo breve, tras su primera incursión con Mi bello Fauvel (2018), finalista del XXV Premio Andalucía de la Crítica, con su nuevo libro Karaoke (Sloper, 2022), un volumen de relatos que invita al lector a una travesía con distintas escalas por diversos lugares del mundo.

En el meollo de los doce relatos de Karaoke nos vamos a encontrar con historias en las que sus protagonistas no se cortan un pelo en poner rumbo a otros lugares, o en las que los personajes, sin cambiar de sitio, dan rienda suelta a sus deseos y a sus sentimientos. Encontramos individuos dispersos en distintos escenarios y épocas que descifran la extrañeza inherente de sus propias vidas en una línea narrativa dotada de un factor sorpresa en la que puede aparecer alguna situación particular y familiar inquietante o incómoda. Karaoke, por tanto, refleja la vida y trasiego de sus protagonistas, que lo mismo irrumpen en Japón o en el Medio Oeste norteamericano, que vagan de aquí para allá en un crucero por los fiordos noruegos, por Tierra Santa, Baviera, París o Venecia, hasta orillar en una remota isla caribeña para esperar a que todo acabe.

El periplo comienza con el relato que pone título al libro, uno de los mejores. Su protagonista es un guía turístico japonés llamado Yukio. Lleva el nombre de su abuelo, que fue un heroico kamikaze. Sobre él pesa la memoria de su ancestro, una figura a la que profesa respeto y veneración. Yukio adora el silencio y le gusta leer a Mishima. La cercanía de Kayoko, una joven guía con la que entabla relación, no le sacará de la melancolía que arrastra. No hay un porqué para entender cómo los fantasmas hacen de las suyas y cómo aquí cambian el destino de las cosas. En el siguiente relato, el escenario es Venecia, un destino que nos traslada al año 1577 en el que Sebastiano Venier rige los destinos de esta República. Pasar a la historia es su deseo y decide confinar a Guido en una celda hasta que el artista de Murano culmine la escultura que el mismo gobernador le ha encomendado sobre su figura. El artista, contrario a su suerte, procederá a vengarse para sorpresa de todos. En Un día de lluvia, la presencia de un payaso en el interior de un taxi, acompañado de una talla de la Virgen, augura la extrañeza de que algo sobrenatural va a tener lugar, inevitablemente. En otro, nos encontramos con un hombre consternado por la extraña transformación que viene del lado de su mujer, que ha empezado a hablarle en una lengua que parece eslava y que no logra entender.

La presencia de un supuesto filipino dispuesto a chafar las expectativas de un viajero es el leitmotiv de Diario de un crucerista, un relato tan cómico, como disparatado, que transcurre a bordo de un crucero por el Mar del Norte. La voz narrativa en primera persona de Tu secreto y mis sospechas relata el sentir de una mujer que odia a los pusilánimes, pero tiene la osadía de enamorarse de uno de ellos, un informático cautivo de un misterio escondido. ¿Puede acaso una vida caber en un instante? En esta pregunta cabe entero el relato de Un lugar en el mundo, otra de las historias del libro, en la que la vida de sus dos protagonistas, uno en Baviera, otro en Paris, devienen en algo tremendamente inesperado y feliz. Finalmente, el libro acaba su periplo con Tríptico del Medio Oeste, una envolvente historia familiar de dos hermanas y dos cuñados conectada en tres piezas al más puro estilo teatral, tres actos en los que el diálogo es el propulsor que pone rumbo a unos finales tragicómicos a cuál más sorprendente.


En resumidas cuentas, estos ingeniosos cuentos de Gonzalo Campos, de escritura ágil y audaz, vienen a desvelar que las buenas historias se hallan en cualquier rincón del mundo, que surgen de la fantasía, de la propia realidad, del presente o del pasado, pero curiosamente lo hacen también fuera de toda lógica. La magia está en ver cómo se resuelve ese condicional, cómo encaja y se desarrolla en la historia, sin importar su ubicación y límites, ni que nada sea todo lo que parece, pero, de un modo u otro, lo que sí importa es que nos seduzca y nos identifique con algunos de sus personajes. En Karaoke suceden estas cosas.


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