jueves, 1 de agosto de 2019

Contra la amnesia y el olvido


La nave de la historia tiene mucho que ver con la nave de la literatura y la de la cultura. La nave de Ulises surca los más preclaros distritos de la cultura occidental, su ruta concierne, desde luego, al recorrido de nuestra civilización. Entre el fondo del Mediterráneo y sus costas adyacentes caben los fundamentos de lo que los europeos hemos sido, de lo que hemos llegado a ser y también va a marcar lo que seremos. Cada una de las hazañas del rey de Ítaca, cada uno de los cantos del poema homérico, simbolizan nuestras propias andanzas culturales más profundas.

La importancia del legado griego pervive en muchísimos términos de las lenguas europeas y ha orientado con audaz impulso nuestros modos de pensar y estar en el mundo. No es exagerada la afirmación del poeta romántico Shelley de que “todos somos griegos”. Si nos ponemos a pensar en él, podemos ver lo que trasciende, pues aún tenemos mucho de los antiguos griegos en nuestra manera de ver el mundo y enfocarlo, su pertenencia cultural es evidente, su aire familiar se percibe, a veces, casi sin advertir que nos demos cuenta de ello.

Estas consideraciones están muy presentes en el ensayo Una lección olvidada (Tusquets, 2019), Viajes por la historia de Europa, como lo subtitula su autor, el periodista Guillermo Altares (Madrid, 1968). “Cualquier viaje por Europa –nos dice– debe transitar las páginas de Homero, debe recorrer el relato fundacional de nuestra literatura y de nuestra mitología compartida y tratar de entender qué nos ata desde hace siglos al relato de sus héroes...” El libro promueve esa génesis histórica al mismo tiempo que aborda otros hechos relevantes que asentaron la construcción de la Europa que hoy conocemos y de sus valores, la que nos ha llevado hasta el momento presente a compartir una historia común y unos valores, pese al contratiempo de muchos excesos y tragedias. Solo se puede entender Europa –subraya Altares–, si tenemos en cuenta que siempre está en movimiento (pág. 89).

Cada uno de los veinte capítulos del libro esboza un episodio destacado de la historia del continente. Da igual en qué lugar ocurre. Lo importante es su significado, lo que trasciende para el resto. Los diferentes sucesos narrados van desde el descubrimiento de la cueva Chauvet, en Francia, un extraordinario acontecimiento que permitió a los estudiosos reconsiderar el inicio de la prehistoria europea y la presencia del homo sapiens, hasta la tormenta de los Balcanes, que propiciaría la desintegración de la antigua Yugoslavia.

Entre esa equidistancia en el tiempo, Altares despliega una amplia selección de sucesos históricos de diversa índole, como el que dedica a la Roma en llamas en tiempos de Nerón; o aquel otro que nos traslada al año 1391 en Sevilla, un lugar y una fecha clave para entender el trágico destino de los judíos europeos; como también el capítulo que nos conduce al terrible terremoto acaecido en Lisboa en 1755, un cataclismo que sacudió por igual a la Iglesia y a las monarquías absolutas que ya empezaron a cuestionarse en muchas naciones.

El libro sigue avanzando en el tiempo hasta llegar al Moscú estalinista de las terribles purgas, al Berlín en ruinas de mayo de 1945, a los restos de la guerra civil de aquel Madrid de 1936, al Bucarest del megalómano matrimonio de los Ceaucescu o a la apacible Estocolmo donde se produciría el asesinato a quemarropa de Olof Palme en aquel fatídico mes de febrero de 1986. Todos estos sucesos jalonan un recorrido propicio al que su autor le dedica su antecedente y su oportuna explicación, poniéndonos en buenas manos por medio de libros y autores claves que alumbraron con sus textos el pálpito de la sociedad en aquellos momentos, como se vislumbra en El nombre de la rosa, de Umberto Eco, Los miserables, de Victor Hugo, Bucarest, de Paul Morand, El mundo de ayer, de Stefan Zweig, La forja de un rebelde, de Arturo Barea o en La quinta mujer, de Henning Mankell.

Una lección olvidada es una lectura fértil, un libro reflexivo y ambicioso sin dejar de ser ameno, que pone la mirada presente en lo que se fue conformando desde el pasado europeo, por diferentes escenarios y épocas, hasta constituir la Europa del momento, la que hoy conocemos, con la idea de relacionar su entramado histórico, el que une todos estos hilos de identidad colectiva y milenaria a los que pertenecemos.

Hacía tiempo que no leía un libro que me sumergiera, con tanta pericia e interés, en los engranajes de la historia de Europa. Esta crónica europea que firma Altares posee esa gracia narrativa de entrecruzar una serie de hechos históricos determinantes en los que el autor no rehúye arriesgarse dando su opinión. Este es un libro vindicativo, con intención de refrescar la memoria, que ofrece un recorrido heterogéneo por las diferentes culturas y latitudes de nuestro continente, pero que, en todas ellas, aparece esa diversidad colectiva que llamamos Europa y que, hoy por hoy, como afirma su autor, conforman más que nunca “un proyecto con los mismos movimientos, los mismos anhelos y las mismas decepciones” que desde Grecia emanaron hace ya tantos siglos y que siguen vigentes.


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