La
nave de la historia tiene mucho que ver con la nave de la literatura
y la de la cultura. La nave de Ulises
surca los más preclaros distritos de la cultura occidental, su ruta
concierne, desde luego, al recorrido de nuestra civilización. Entre
el fondo del Mediterráneo y sus costas adyacentes caben los
fundamentos de lo que los europeos hemos sido, de lo que hemos
llegado a ser y también va a marcar lo que seremos. Cada una de las
hazañas del rey de Ítaca, cada uno de los cantos del poema
homérico, simbolizan nuestras propias andanzas culturales más
profundas.
La
importancia del legado griego pervive en muchísimos términos de las
lenguas europeas y ha orientado con audaz impulso nuestros modos de
pensar y estar en el mundo. No es exagerada la afirmación del poeta
romántico Shelley de
que “todos somos griegos”. Si nos ponemos a pensar en él,
podemos ver lo que trasciende, pues aún tenemos mucho de los
antiguos griegos en nuestra manera de ver el mundo y enfocarlo, su
pertenencia cultural es evidente, su aire familiar se percibe, a
veces, casi sin advertir que nos demos cuenta de ello.
Estas
consideraciones están muy presentes en el ensayo Una
lección olvidada
(Tusquets, 2019), Viajes
por la historia de Europa,
como lo subtitula su autor, el periodista Guillermo Altares
(Madrid, 1968). “Cualquier viaje por Europa –nos dice– debe
transitar las páginas de Homero,
debe recorrer el relato fundacional de nuestra literatura y de
nuestra mitología compartida y tratar de entender qué nos ata desde
hace siglos al relato de sus héroes...” El
libro promueve esa
génesis histórica al mismo tiempo que aborda otros hechos
relevantes que asentaron la construcción de la Europa que hoy
conocemos y de sus valores, la que nos ha llevado hasta el momento
presente a compartir una historia común y unos valores, pese al
contratiempo de muchos excesos y tragedias. Solo se puede entender
Europa –subraya Altares–,
si tenemos en cuenta que siempre está en movimiento (pág. 89).
Cada
uno de los veinte capítulos del libro esboza un episodio destacado
de la historia del continente. Da igual en qué lugar ocurre. Lo
importante es su significado, lo que trasciende para el resto. Los
diferentes sucesos narrados van desde el descubrimiento de la cueva
Chauvet, en Francia, un extraordinario acontecimiento que permitió a
los estudiosos reconsiderar el inicio de la prehistoria europea y la
presencia del homo
sapiens,
hasta la tormenta de los Balcanes, que propiciaría la desintegración
de la antigua Yugoslavia.
Entre
esa equidistancia en el tiempo, Altares
despliega una amplia selección de sucesos históricos de diversa
índole, como el que dedica a la Roma en llamas en tiempos de Nerón;
o aquel otro que nos traslada al año 1391 en Sevilla, un lugar y una
fecha clave para entender el trágico destino de los judíos
europeos; como también el capítulo que nos conduce al terrible
terremoto acaecido en Lisboa en 1755, un cataclismo que sacudió por
igual a la Iglesia y a las monarquías absolutas que ya empezaron a
cuestionarse en muchas naciones.
El
libro sigue avanzando en el tiempo hasta llegar al Moscú estalinista
de las terribles purgas, al Berlín en ruinas de mayo de 1945, a los
restos de la guerra civil de aquel Madrid de 1936, al Bucarest del
megalómano matrimonio de los Ceaucescu
o a la apacible Estocolmo donde se produciría el asesinato a
quemarropa de Olof
Palme
en aquel fatídico mes de febrero de 1986. Todos estos sucesos
jalonan un recorrido propicio al que su autor le dedica su
antecedente y su oportuna explicación, poniéndonos en buenas manos
por medio de libros y autores claves que alumbraron con sus textos el
pálpito de la sociedad en aquellos momentos, como se vislumbra en El
nombre de la rosa,
de Umberto Eco,
Los miserables,
de Victor Hugo,
Bucarest,
de Paul Morand,
El mundo de ayer,
de Stefan Zweig,
La forja de un rebelde,
de Arturo Barea
o en La quinta mujer,
de Henning Mankell.
Una lección
olvidada
es una lectura fértil, un libro reflexivo y ambicioso sin dejar de
ser ameno, que pone la mirada presente en lo que se fue conformando
desde el pasado europeo, por diferentes escenarios y épocas, hasta
constituir la Europa del momento, la que hoy conocemos, con la idea
de relacionar su entramado histórico, el que une todos estos hilos
de identidad colectiva y milenaria a los que pertenecemos.
Hacía
tiempo que no leía un libro que me sumergiera, con tanta pericia e
interés, en los engranajes de la historia de Europa. Esta crónica
europea que firma Altares
posee esa gracia narrativa de entrecruzar una serie de hechos
históricos determinantes en los que el autor no rehúye arriesgarse
dando su opinión. Este es un libro vindicativo, con intención de
refrescar la memoria, que ofrece un recorrido heterogéneo por las
diferentes culturas y latitudes de nuestro continente, pero que, en
todas ellas, aparece esa diversidad colectiva que llamamos Europa y
que, hoy por hoy, como afirma su autor, conforman más que nunca “un
proyecto con los mismos movimientos, los mismos anhelos y las mismas
decepciones” que desde Grecia emanaron hace ya tantos siglos y que
siguen vigentes.
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