Se
van a cumplir dentro de tres meses treinta años del fatídico y
trágico accidente aéreo de Barajas (27 de noviembre de 1983) que
truncó, de forma inesperada, la vida de quien fuera una de las
voces más genuinas de la narrativa mexicana, Jorge
Ibargüengoitia ( Guanajuato, 1928 – Madrid, 1983). El interés
por la obra de este excepcional novelista se mantiene inalterado,
tanto entre sus lectores (así lo justifican las sucesivas reediciones
de sus títulos más destacados, como por ejemplo, Los
relámpagos de agosto,
una de sus obras capitales, publicada por
RBA en junio de este año), como en el ámbito de la crítica
literaria.
Los
relámpagos de agosto es una extraordinaria caracterización
de algunos episodios de la Revolución Mexicana, escrita con trazos
simples y directos, pero geniales, donde la caricatura se eleva hasta
convertirse en auténtico humor. Una obra biográfica que narra la
autobiografía apócrifa del falso general José Guadalupe Arroyo,
narrador y personaje que participó en la malograda revolución de
1929, repleta de caudillos revolucionarios y oportunistas, donde los
viejos militares con galones desplegaron sus ambiciones y cinismo;
una carnavalización de la realidad de una época, del poder efímero
por medio del abuso, el engaño y la inquina. El protagonista, el
ficticio general Arroyo, revisa la historia de su vida por medio de
flashbacks. Utiliza para el
caso una narración en primera persona y decide escribir unas
memorias para clarificar y desmentir algunas impresiones creadas
sobre su persona a partir de los testimonios de muchos de sus
contemporáneos, a quienes tacha de calumniadores y desagradecidos, e
intenta obtener la complicidad del lector con su punto de vista. La
parodia y el simulacro se esparcen por estas memorias que relatan las
aventuras de su participación en la Revolución Mexicana. Además,
José Guadalupe Arroyo no se detiene en asuntos de estilo ni en
otras florituras creativas. A él solo le preocupa contar y explicar
cómo un grupo de viles colegas de uniformes arrebató el poder a
otro, igual de villano, en donde él formaba parte. Los
relámpagos de agosto
conduce al lector hasta uno de los momentos más turbulentos de la
historia contemporánea de México. La revolución de 1929 es el eje
fundamental del relato que nos presenta los diversos levantamientos
militares que caracterizaron aquella época. La historia
evoluciona de manera lineal, sin fracturas y, las que existen, están justificadas por la explicación de algún episodio del pasado o para
crear la tensión necesaria ante algún suceso. Finalmente, la
narración concluye con un epílogo sobre los hechos posteriores a la
guerra.
Los
relámpagos de agosto fue la primera novela de Ibargüengoitia
y sorprende por su enfoque humorístico y paródico, repleto de
situaciones ridículas, cuando no absurdas. Bajo el velo traslúcido de la
risa, el escritor mexicano revela la triste farsa en que ha
desembocado la Revolución. Historia, farsa y sátira se dan cita en
este texto de forma original. Una parodia en toda regla de las
biografías escritas por los generales mexicanos que plasmaron sus
memorias para demostrar que tenían la razón. Jorge
Ibargüengoitia
caracteriza a los generales, encarnados en el protagonista de la
novela, como militares incompetentes, cegados
por la ambición del poder. Desmitifica con ironía el significado de
la conspiración revolucionaria en México, tanto en su alzamiento,
como en su fracaso posterior. La risa provocada en el texto es una reflexión triste sobre los pretenciosos padres de la
revolución. Ibargüengoitia
revisita la historia de su país y elige el humor para contarnos las aventuras y desventuras del general Arroyo que engloba el desastroso y nefasto movimiento de toda la nación.
Algunos
destacados escritores, paisanos del autor de Dos
crímenes, comentan y opinan
sobre esta obra: [...]”Con el paso del tiempo Los
relámpagos de agosto ha crecido en esplendor. Los
personajes aparecen como un puñado de papanatas, pícaros,
perdedores, pésimos en el manejo de las armas... y aún peores en el
de la intriga. Así pues, la obra de Ibargüengoitia
es la parodia de unos años especialmente atroces, complejos, el fin
de la revolución, su gente y su entorno”
(Sergio Pitol).
[…]
“Jorge Ibargüengoitia fue el cronista
rebelde de una nación avergonzada de su intimidad e incapaz de ver
en su Historia otra cosa que próceres de bronce”
(Juan Villoro).
Los relámpagos de agosto
es una novela breve, en veinte capítulos, de apenas 115 páginas,
tan sencilla como maravillosa, que nos sitúa ante un contexto donde la
sátira social, la ironía, las luchas por el poder, la violencia y
la corrupción se conjugan disfrazados de una laxo patriotismo. Una
historia que atrapa por su genialidad e intriga, escrita por uno de
los grandes dominadores de la sátira como género literario. Una
farsa hilarante sin reticencias, divertida y jocosa, magistral, de
lectura fluida, que se lee de una sentada.
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