martes, 27 de agosto de 2013

Una farsa hilarante


Se van a cumplir dentro de tres meses treinta años del fatídico y trágico accidente aéreo de Barajas (27 de noviembre de 1983) que truncó, de forma inesperada, la vida de quien fuera una de las voces más genuinas de la narrativa mexicana, Jorge Ibargüengoitia ( Guanajuato, 1928 – Madrid, 1983). El interés por la obra de este excepcional novelista se mantiene inalterado, tanto entre sus lectores (así lo justifican las sucesivas reediciones de sus títulos más destacados, como por ejemplo, Los relámpagos de agosto, una de sus obras capitales, publicada por RBA en junio de este año), como en el ámbito de la crítica literaria.

Los relámpagos de agosto es una extraordinaria caracterización de algunos episodios de la Revolución Mexicana, escrita con trazos simples y directos, pero geniales, donde la caricatura se eleva hasta convertirse en auténtico humor. Una obra biográfica que narra la autobiografía apócrifa del falso general José Guadalupe Arroyo, narrador y personaje que participó en la malograda revolución de 1929, repleta de caudillos revolucionarios y oportunistas, donde los viejos militares con galones desplegaron sus ambiciones y cinismo; una carnavalización de la realidad de una época, del poder efímero por medio del abuso, el engaño y la inquina. El protagonista, el ficticio general Arroyo, revisa la historia de su vida por medio de flashbacks. Utiliza para el caso una narración en primera persona y decide escribir unas memorias para clarificar y desmentir algunas impresiones creadas sobre su persona a partir de los testimonios de muchos de sus contemporáneos, a quienes tacha de calumniadores y desagradecidos, e intenta obtener la complicidad del lector con su punto de vista. La parodia y el simulacro se esparcen por estas memorias que relatan las aventuras de su participación en la Revolución Mexicana. Además, José Guadalupe Arroyo no se detiene en asuntos de estilo ni en otras florituras creativas. A él solo le preocupa contar y explicar cómo un grupo de viles colegas de uniformes arrebató el poder a otro, igual de villano, en donde él formaba parte. Los relámpagos de agosto conduce al lector hasta uno de los momentos más turbulentos de la historia contemporánea de México. La revolución de 1929 es el eje fundamental del relato que nos presenta los diversos levantamientos militares que caracterizaron aquella época. La historia evoluciona de manera lineal, sin fracturas y, las que existen, están justificadas por la explicación de algún episodio del pasado o para crear la tensión necesaria ante algún suceso. Finalmente, la narración concluye con un epílogo sobre los hechos posteriores a la guerra.

Los relámpagos de agosto fue la primera novela de Ibargüengoitia y sorprende por su enfoque humorístico y paródico, repleto de situaciones ridículas, cuando no absurdas. Bajo el velo traslúcido de la risa, el escritor mexicano revela la triste farsa en que ha desembocado la Revolución. Historia, farsa y sátira se dan cita en este texto de forma original. Una parodia en toda regla de las biografías escritas por los generales mexicanos que plasmaron sus memorias para demostrar que tenían la razón. Jorge Ibargüengoitia caracteriza a los generales, encarnados en el protagonista de la novela, como militares incompetentes, cegados por la ambición del poder. Desmitifica con ironía el significado de la conspiración revolucionaria en México, tanto en su alzamiento, como en su fracaso posterior. La risa provocada en el texto es una reflexión triste sobre los pretenciosos padres de la revolución. Ibargüengoitia revisita la historia de su país y elige el humor para contarnos las aventuras y desventuras del general Arroyo que engloba el desastroso y nefasto movimiento de toda la nación.


Algunos destacados escritores, paisanos del autor de Dos crímenes, comentan y opinan sobre esta obra: [...]”Con el paso del tiempo Los relámpagos de agosto ha crecido en esplendor. Los personajes aparecen como un puñado de papanatas, pícaros, perdedores, pésimos en el manejo de las armas... y aún peores en el de la intriga. Así pues, la obra de Ibargüengoitia es la parodia de unos años especialmente atroces, complejos, el fin de la revolución, su gente y su entorno” (Sergio Pitol).
[…] “Jorge Ibargüengoitia fue el cronista rebelde de una nación avergonzada de su intimidad e incapaz de ver en su Historia otra cosa que próceres de bronce” (Juan Villoro).

Los relámpagos de agosto es una novela breve, en veinte capítulos, de apenas 115 páginas, tan sencilla como maravillosa, que nos sitúa ante un contexto donde la sátira social, la ironía, las luchas por el poder, la violencia y la corrupción se conjugan disfrazados de una laxo patriotismo. Una historia que atrapa por su genialidad e intriga, escrita por uno de los grandes dominadores de la sátira como género literario. Una farsa hilarante sin reticencias, divertida y jocosa, magistral, de lectura fluida, que se lee de una sentada.

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