miércoles, 20 de septiembre de 2023

La poesía está en la vida


No nos equivocamos al afirmar que no hay poesía sin poema y que no hay poema sin poeta. La poesía no puede dejar de definir y redefinir sus fronteras. Decía Paul Celan que todo el que ha participado en conversaciones sobre la poesía, lo poético, ha tenido la sensación de que tales conversaciones normalmente no tienen fin. Tal vez esa pretensión de infinitud, abriga siempre una revelación de lo que ya sabemos y olvidamos, como advertencia del lenguaje para rescatar el tiempo y sentirnos comunicativos de lo que se vive en el mundo, un empeño que nace de la vida y la rebasa.

Para Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950), la poesía nace con la naturaleza y la conciencia de lo humano, asomada a la realidad del discurrir del tiempo, en la sensación de estar inevitablemente interconectada con la muerte: “Somos hijos de la muerte y del poema... Es el instante en que nace la muerte y la primera respuesta frente a ese hecho absolutamente inconmensurable, incomprensible, aterrorizante, es el poema. En ese momento comienza lo humano. El lenguaje es antes que nada el conjuro que levantan los hombres frente a la muerte”. Pero también para él, la poesía es una trinchera en todas las dimensiones. En la poesía está todo, apunta: “Todo lo que sucede, todo lo que va a venir”.

Todo este veredicto, significado y pensamiento en torno a la poesía viene desarrollado con sumo intercambio de vestigios e infinitas miradas en este volumen de Ensayos reunidos (Random House, 2023) recientemente publicado. Cada ensayo articulado refleja una tentativa en vislumbrar que la poesía no es un mundo aparte, sino una parte del mundo. Todos ellos, como bien apunta Carlos Peña en el estupendo prólogo del libro, examinan la relación que media entre la poesía y el mundo, entre el poema y la vida: “la sospecha de que la poesía muestra la condición humana, la promesa que la ilumina y el momento que la defrauda”. En esa idea que compagina la experiencia humana y el propio lenguaje, Zurita vuelve una y otra vez a exaltar la disposición de la poesía: tomar la voz y ocupar un cuerpo, un tono y unas palabras.

En estas páginas reunidas hay todo un semillero de voces, de autores y libros que transitan desde Homero, Sófocles, el Evangelio, Dante, el Inca Garcilaso, Vallejo, Huidobro o Neruda, entre otros muchos, para hacer valer que en todos ellos hay un origen de hacer literatura para conjurar el desencanto de la existencia, un asidero que constata darse cuenta de que en el fondo somos una multitud de ausentes que nos antecedieron y tomaron la voz, y de que “todo lo que leemos es una dimensión de nuestro porvenir” puesto en sus palabras. Leer viene a ser para él hacer presente el futuro, igual que para la poesía el futuro puede tener relación con el curso de la historia, con lo sucedido antaño.

Aquí dentro se encuentra el alma de Zurita, nos percatamos de sus obsesiones y, también, de la relación entre su obra y su vida, lo mismo que sus lazos con otros autores y con la pintura. Sostiene que todo arte se funde con las demás artes, lo mismo que considera que toda obra de arte sobrepasa sus fronteras. Por eso le interesa tanto al poeta aquella obra que sea el correlato de una vida. El arte, viene a decirnos, te da esa posibilidad. Deja ver que le obsesiona la imposibilidad de tener una voz propia. Considera que en la escritura hay montones de personas que toman la voz, y que ninguna, en su caso, es Zurita. Por eso cree que la voz propia no es más que la ocasión para reunir todas esas voces sin saber cómo.


No cabe duda de que estos Ensayos reunidos, escritos entre 1996 y 2023, dejan ver la esencia poética y literaria de Raúl Zurita, y forman un libro de lectura gozosa, que revela la mirada de un poeta curtido frente al mundo, examinando cómo vivir necesita su liturgia y alimento, algo que la poesía dispensa para entender el mundo y, de paso, para desmadejar en palabras lo indecible de la vida y de la muerte, e intuir, al mismo tiempo, la posibilidad de entretejerlo y conformarlo en un poema.

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