Hace
unos días eché un paseo por mi librería favorita, como acostumbro
cada semana, para cazar alguna sorpresa en la jungla de los libros
publicados, o, tal vez, descubrir algún ejemplar interesante en
peligro de extinción entre sus anaqueles. Se me fueron los ojos a la
mesa de novedades y me fijé en la portada de un libro de
título sugerente, que se anunciaba como un bestseller en
Alemania, y que la editorial Salamandra ofrecía al público
lector como primicia. Lo estuve examinando durante unos minutos.
Inevitablemente, lo deposité en mi cesta de compra junto a otros
libros ya seleccionados.
1913 un año hace
cien años,
escrito por el historiador de Arte y director de reconocidos
suplementos culturales alemanes, Florian
Illies
(Schlitz, 1971), es un collage,
un rompecabezas donde los acontecimientos y personajes
que lo configuran no tienen porqué encajar en ese gran puzzle del
pensamiento y la cultura de la Europa de 1913. Un reportaje novelado,
centrado en un grupo de personajes que desfilan por los pasillos de la
fama, a la luz de todos, como Picasso, Matisse,
Kafka
y Felice,
Kokoschka
y Alma Mahler, Thomas Mann,
Freud,
Rilke, o de manera soterrada, como Hitler y Stalin... Illies los retrata, y sigue sus movimientos para mostrarnos sus genialidades,
fobias y excentricidades, a través de pequeñas noticias y
anecdotario. 1913 es el año del nacimiento de Albert
Camus,
del descubrimiento del busto de Nefertiti,
año del bombazo literario de Proust
que publica el primer tomo de En busca del tiempo
perdido,
Hitler
sobrevive vendiendo acuarelas en Viena y busca fortuna en Munich. Un
año rompedor, culturalmente, en el que Marcel
Duchamp
abandona la pintura y se inicia en nuevas actividades artísticas.
Stravinski
estrena La consagración de la primavera,
que apasiona a su amante Coco
Chanel.
Un año donde debuta por primera vez en público Louis
Armstrong,
un muchacho de Nueva Orleans, apresado por ser el autor de unos
disparos con un revólver robado.
1913
es el último año de paz, antes de que se fuera la luz en Europa en
1914. Illies
ofrece los ingredientes anecdóticos del elenco de personajes que
desfilan por los meses de aquel bullicioso año. El periodista alemán
despliega entre sus páginas escritas todo el cartel de modernidad
que representan las cuatro ciudades punteras del momento: París,
Berlín, Múnich y Viena. Son las capitales culturales reconocidas por el imperio
alemán y la monarquía de los Habsburgo, dos potencias aliadas hasta
esas fechas, pero donde germinaría el foco de una contienda sin
precedentes para Occidente.
Entre
los aspectos más destacables del libro figuran los devaneos y las
crisis amorosas entre el pintor Oskar
Kokoschka,
excéntrico y obsesivo, y Alma
Mahler,
la bellísima viuda de Gustav
Mahler.
Aparece también, de forma reiterada, la relación epistolar de un
inestable Kafka
con su malogrado amor Felice
Bauer.
En otros pasajes de 1913 un año hace cien años,
surgen disputas apasionadas que el autor acierta a sintetizar con sutileza, tales como las habidas entre Freud
y Jung
o entre Thomas
Mann
y su hermano. Lo más periodístico del libro viene a ser el
seguimiento del robo de la Mona
Lisa,
finalmente recuperado en Italia. En estos flashes es donde Illies
pone más humor e ironía.
1913 un año hace
cien años
es un corte transversal, contado en la Europa que configura el eje
Praga, Berlín y Viena al inicio de la segunda década del siglo XX,
que no se resistía al cambio que se veía venir. La nuevas ideas y
tendencias en la música, la política, las artes y la literatura se
extendían de forma inexorable. Todo se pone en entredicho y no
parará hasta el estallido del la Gran Guerra al año siguiente.
Un
texto de divulgación ameno, focalizado más en las influencias
centroeuropeas, donde Illies
resalta las historias culturales y políticas acaecidas
principalmente en Alemania y Austria, con algunos guiños a París y
Nueva York, encadenados entre anécdotas que reflejan las tendencias
culturales, movimientos, ambientes y presagios en torno a una época
transcendental, en permanente ebullición, que hay que leerlo como un
experimento literario que nos lleva a la reflexión sobre aquel periodo convulso.
Florian
Illies
despliega en su libro una formación cultural e histórica envidiable
y, además, es un escritor elegante en sus formas, que muestra un abundante
mosaico de pequeñas y grandes historias a los ojos del lector para
su deleite y curiosidad. Proporciona un sentido de la historia
cultural de Europa en un formato entre ecos de sociedad y crónica cultural.
No
hay que esperar mucho más de este libro, un tanto superficial, pero, en cualquier caso, su lectura no decepciona ya que es entretenido
y lleno de efervescencia.
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