Mi
vinculación lectora con Ricardo Piglia (Adrogué, Buenos
Aires, 1940) surgió por azar, allá por septiembre de 2005, cuando
deambulaba por la mesa de novedades de la librería Fuentetaja,
en Madrid, y se me vino a los ojos un título tan sugerente y
significativo como El último lector. A los lectores, a veces, nos pasa que vivimos en un mundo paralelo y solemos imaginarnos
que ese mundo, el de los libros, entra en nuestra realidad. Esa
sensación la percibí al leer entre líneas el texto del argentino
y no puse reparos a ese viaje apasionante que brindaba el libro sobre
algunos modos de leer. A partir de esa experiencia, Piglia me
atrapó y la lectura de sus libros se sucedieron de forma continuada.
Fue un desembarco en toda regla; el botín literario merecía el
abordaje. Su última novela, Blanco nocturno, una
gozosa inventiva de pasiones y traiciones, me dejó tan entusiasmado
que logró calmar mi reclamo de la vuelta deseada de su personaje
Renzi, el otro Piglia.
De
nuevo Piglia, o Renzi,
regresa con El camino de Ida (editorial Anagrama),
y nos conduce hasta un campus universitario. El camino de Ida
es la autobiografía de Renzi cuando se va a Estados Unidos y
allí vive unos episodios que lo marcan profundamente. Entonces,
escribe esta novela que es el rastreo de aquella experiencia, que en
algún punto se refiere a la propia vida de Ricardo Piglia.
Cuenta en primera persona su llegada a la Universidad de Nueva
Jersey, invitado por la bella profesora Ida Brown, para
impartir un seminario sobre el escritor W.H. Hudson. Renzi
llega a América recién divorciado y se verá cautivado por la
atractiva y seductora Ida. La pasión lo arrastra, e inicia un
romance clandestino con la controvertida profesora, hasta que sucede
su trágica muerte, en un extraño accidente que parece conectado con
los atentados ocurridos a otros colegas del mundo académico. Renzi,
entonces, decide indagar si la brillante profesora Brown fue
víctima de un atentado terrorista o si su relación con los sucesos
fue de otra índole. Los dos primeros tercios de la novela relatan la
laboriosa estancia de Renzi en la universidad; el resto es la
historia del asesino, cuyo misterio se encarga Renzi de
resolver. Munk, el asesino,
es un personaje bien logrado por Piglia, inspirado en Theodore
Kaczynski (1942), Unabomber (University Airline Bomber,
sobrenombre que usaba el FBI para identificarlo), filósofo y doctor
en matemáticas, que entre la década de los ochenta y noventa,
comenzó a enviar cartas bombas a diferentes casas de estudios y
compañías aéreas para alertar a la sociedad de los peligros
inminentes de los avances de la tecnología. El FBI lo buscó durante
20 años y solo lo encontraron porque su hermano lo delató.
Theodore Kaczynski |
Piglia
consigue en esta novela una escritura hipnótica donde se van
sucediendo diferentes peripecias, e incluso la intriga se hace
patente en una trama que se vierte al género negro, con policías,
agentes del FBI, un detective contratado por Emilio Renzi
en Nueva York que le ayudará y le dará pistas sobre el significado
de la violencia norteamericana... El camino de Ida es
su quinta novela y toca asuntos tan controvertidos como espinosos de
la sociedad actual: la problemática del lenguaje y la violencia, la
crítica social al capitalismo, la austeridad como resistencia, la
insurrección contra el mundo de la ciencia y la industria... Dice
Piglia que le gusta
empezar una novela a partir de algo que él mismo quiere averiguar.
Por eso está convencido de que el género que mejor retrata el mundo de
la corrupción del sistema capitalista es el policial, un género que
mira a la sociedad desde el crimen. Otra de las cosas importantes que
sostiene el profesor argentino en esta novela es ese halo de clandestinidad tanto sexual como política: la doble vida. Y
afirma que: “la sexualidad siempre tiene algo de doble vida
porque siempre te escondes un poco.”
Ricardo
Piglia constata una vez más lo que tanto ha referido sobre lo
que solía decir su padre: “Narrar es como jugar al póquer: el
secreto consiste en parecer mentiroso cuando se está diciendo la
verdad.” Esta es una de las claves de la dimensión literaria
del autor de Plata quemada, una inventiva que
debe medirse a partir de la extensa red de lecturas que generan sus
libros y del estilo elegante de su escritura que nunca olvida
entretener. En este sentido, no cabe duda de que Piglia regresa
triunfante con El camino de Ida, un relato reflexivo y apasionado, para lograr nuevamente la complicidad de sus lectores.
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