jueves, 17 de octubre de 2013

Relatos luminosos


Eloy Tizón (Madrid, 1964) vuelve pletórico y luminoso al escenario literario después de un paréntesis largo de siete años de silencio. Regresa al género breve de nuevo con Técnicas de iluminación, editado por Páginas de Espuma, un formato que tantos parabienes le depararon con Velocidad de los jardines (1992) y Parpadeos (2006), y que tanto deslumbraron a sus lectores. Los libros de relatos de Tizón tienen delimitados un territorio propio e inconfundible, gracias a esa mirada lírica e intensa, que le aúpan casi a un mito de la literatura contemporánea en español. Al menos esta vez no tuvo que esperar catorce años en publicar cuentos, solo la mitad. El presente libro es la constatación del esmero y paciencia que el autor madrileño profesa a su escritura.

Técnicas de iluminación reúne diez historias protagonizadas por personajes sombríos y a la deriva en diferentes contextos vitales. En algunos de ellos predomina el dramatismo, en otros la ironía y el sentido del humor. En todos estos relatos sobresale la mirada poética de Tizón  para hablar del mundo y de las relaciones humanas que, pese a la adversidad, sus protagonistas mostrarán voluntad de sobreponerse y salir adelante. En el libro hay un eje conductor, un universo metafórico de búsqueda de luz, concebido como una colección conceptual de relatos, con una intención de inquietar y dejar inerme al lector. Uno se asombra con el sentimiento de culpa que algunos personajes manifiestan, quizás por la desubicación de los mismos ante lo sucedido. De manera que los personajes no cejan de interrogarse en esa desorientación hasta trasladar al lector sus dudas: en Fotosíntesis recrea los trastornos oníricos de Robert Walser para trasladarnos que “vivir es vibrar” a pesar de que “todos somos viudos de nuestra propia sombra”; en La calidad del aire el narrador plantea la dificultad de perderse y esquivar las caras de los amigos y familiares; en Los horarios cambiados sabremos qué significa la escritura para el personaje: “escribir no es ese espacio apropiado para instalarse en él durante largas temporadas, sino solo para hacer visitas breves, entrar y salir...” ; en cambio, en Volver de Oz entramos en un escenario crepuscular, en un contracuento infantil con un final nada feliz.

Cada una de estas historias narra un hecho insólito en el acontecer de sus protagonistas a pesar de que las acciones aparezcan a menudo inacabadas o con interrogantes que quedan en el tejado del lector para su resolución. Sin embargo, estas vidas grises tienen la aspiración de la redención. Crear historias complejas con pocos elementos, narrar en lo breve esa síntesis para que el lector se sumerja en el cuento y encuentre el sentido de lo escrito, ese es el desafío de Tizón. El resultado es este libro inmenso, en el que el escritor madrileño demuestra su oficio y madurez literaria.



En Técnicas de iluminación Eloy Tizón despliega todos sus mecanismos propios: escribir cada historia con el lenguaje al servicio de la voz narrativa, despojado de adornos, portátil, manejable, y con los elementos mínimos que precisa un escritor de su calidad: meticuloso de la palabra y el detalle, que sabe mirar lo diminuto para elevarlo a lo máximo.

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