Hace
un mes, me encontré, en la cartelería de mi muro de Facebook, un
post del escritor Pedro Ugarte que subrayaba el siguiente
párrafo de la novela Todo está perdonado: “Nunca
te libras de la esperanza, tiene el caparazón demasiado resistente,
se alimenta de cualquier cosa, se adapta a todos los medios, sabe
defenderse de la agresión de la realidad o, al menos, ponerse a
cubierto hasta que escampe...”
Inmediatamente, pulsé “me gusta”, porque la metáfora remarcada
por mi amigo Ugarte
era tan oportuna, como certera. Había leído de Rafael
Reig (Cangas de Onís,
1963) su última publicación, Lo que no está escrito,
una trama alrededor de las relaciones de parejas, muy bien armada,
que me gustó mucho. De manera que ambas circunstancias me impulsaron
a la aventura de sumergirme en las páginas de la obra del asturiano
que, además, venía con la vitola de ganadora del Premio Tusquets de
Novela del 2010.
Todo
está perdonado es una
novela sorprendente, entre lo policíaco y la crónica negra. Rafael
Reig reconstruye la
historia reciente de España, a través de la trayectoria de la
familia Gamazo, una de las estirpes privilegiadas del poder económico
que ganaron la guerra y, treinta y cinco años después, continuan en
la pomada de los triunfadores de la paz en la incipiente democracia.
La historia arranca con el asesinato de Laura, hija y única heredera
del rico empresario Perico Gamazo. La investigación del crimen sirve
para que el narrador omnisciente que campea por el libro,
reconstruya la historia de esta próspera familia que desarrolló su
fortuna en la dictadura, y acude ahora, sin remilgos, a montar a sus
hijos al carro de “La inmaculada Transición”,
como la califica Reig,
para no perder comba en las nuevas oportunidades que les brindará la
democracia recien nacida. Con este inicio y un escenario, donde el
fútbol, junto a la religión, vertebran el hilo narrativo y la
estructura del libro, Rafael
Reig teje una trama para
mostrarnos la decadencia del antiguo sistema y la corrupción
reinante, con clara intención crítica y de denuncia. La historia
transita por un Madrid inundado: Atocha es un puerto, la Castellana,
un canal y por el Prado se extiende un malecón. En el epicentro de
estos acontecimientos, no falta la exaltación del deporte rey, como
seña de identidad nacional, con diferentes episodios de la
competición de la Eurocopa de futbol, que en ese año del 2008 se
disputa en Austria. La iglesia vende las hostias consagradas en los
supermercados de los barrios, y Gamazo ostenta la concesión de los
envases de esta nueva mercancía que ha sido utilizada por el asesino
para actuar y envenenar a su víctima.
Reig
se vale del género policial para discutir lo que la sociedad
discute, a través de la verdad y la ley. Sus investigadores, el
exagente de inteligencia Antonio Menéndez Vigil y Carlos Clot,
detective privado, están ahí para interpretar lo sucedido, y lo
pueden realizar porque están fuera de cualquier institución, aunque
extrañamente implicados. Toda una reflexión muy lúcida y atinada,
un repaso desolador sobre la canalla imperante alrededor del capital:
da igual los regímenes, quien manda es el dinero. En resumen: un
retrato social e irónico de nuestra historia más reciente, cargada
de sátira y sarcasmo.
Todo
está perdonado es una
novela original, brillantemente ideada y muy entretenida, en la que
destaca una prosa aguda, sabrosa por su desparpajo, tan propia del
escritor asturiano, que logra conectar con las voces de sus
personajes.
Rafael
Reig ha puesto todo su
oficio en esta novela ambiciosa, rica en elipsis y en diálogos
vivísimos, donde reina el humor, sin ocultar su visión caústica y
un poco desesperanzada de la sociedad, en la que los que ganan la
guerra, son los mismos que ganan en la paz.
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