sábado, 25 de abril de 2015

Breviario del arquero

La realidad del aforismo en los momentos actuales parece evidente que es un género literario que cuenta cada vez más con ávidos lectores que exigen o piden escritores que se acojan a esta fórmula literaria en alza. Entre éstos, destacan los poetas, para mí, los mejores orfebres de la composición minimalista y, entre la legión de lectores, son muchos los tuiteros que curiosean de forma creciente por las antologías que van proliferando en los catálogos de las diferentes editoriales de nuestro país. Ahora, el sello La isla de Siltolá se une a la fiesta con los primeros números de su nueva colección sobre este género tan singular y atractivo.

Mapa de ningún sitio, del cubano León Molina (San José de las Lajas, Habana-Cuba, 1959) corresponde al volumen número dos de dicha colección y es el primer libro de aforismos publicado por su autor. Este escritor caribeño, poeta, haijin y aforista, tiene aspecto de hombre lobo, pero sólo en apariencia, enamorado de la naturaleza y de los pájaros del bosque albaceteño que, con su cabeza adusta y nívea, evoca a las de los viejos pensadores griegos. El pasado otoño publicó El taller del arquero (La Garúa, 2014), un hermoso y deslumbrante poemario que tuvo su reseña en esta bitácora.

A Molina le gusta escribir poesía con arco y flecha. Tampoco se desarma cuando se ocupa del discurso conciso de la brevedad y no duda en cargar su escritura con el arsenal de la ironía y la paradoja. En este compendio aforístico, donde tampoco faltan sentencias intimistas y conjeturas moralistas, examina con puntería los quehaceres de la vida, el sentido poético de la naturaleza y, sobre todo, la realidad del hombre y sus consecuencias. Un amplio temario reflexivo, escrito con destreza, y pulido de polvo y paja, que fluye por las coordenadas universales del pensamiento e invita a la reflexión, al asombro y a la duda.

León Molina, como buen amante de la paradoja, en su nueva faceta de aforista, se empeña en escabullirse entre la sinceridad fingida y el sincero sentimiento. En estas píldoras de pensamiento condensado, el poeta cubano nos revela, no sólo su filosofía de vida, sino también sus debilidades personales, sin ataduras de ninguna clase. Lo más significativo para el lector de este breviario, con sus más de cuatrocientos registros, es la verdad que late en cada una de sus frases, muchas de ellas son verdades ancestrales y otras de rabiosa actualidad, como estas once perlas:

Cada día es toda una vida en miniatura.
El saber que no ocupa lugar desaparece.
La seducción es mucho más entretenida que el amor. Dónde va a parar.
Lo importante no es lo que haces sino lo que hagas con lo que haces.
No pasa nada por no leer. Pero si lees pasa de todo.
Filosofía y poesía. Tan distintas. Nadie diría que son hermanas.
El ser humano es ante todo un ser propenso.
La verdad no tiene nada de particular.
La soledad no cura las heridas, pero las desinfecta.
Para afiliarse a un partido primero hay que desafiliarse de uno mismo.
Leer poesía es como amasar pan.

La sensación percibida después de leer y releer este breviario es la de que León Molina no es un advenedizo en la materia, sino alguien que sabe cómo se cocinan estas minucias literarias y el lector reconoce que entre las cualidades que debe reunir el aforismo, más que la brevedad, están su inmensidad (valga el oxímoron) y su acierto.


En suma, una buena oportunidad de aproximarnos al territorio exigente del aforismo. Mapas de ningún sitio sorprende por su tino y sutileza, algo propio de un arquero bien entrenado en el haiku y armado de prosa mínima y de poesía.

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