La poesía no es un mundo aparte, sino una parte del mundo, un campo de experimentación revelador de lo que ya sabemos y olvidamos, como diría Manuel Altolaguirre. La poesía es lenguaje, ya que el poeta que se precie siempre está buscando la palabra esencial, sus metáforas y los recursos del idioma que creen más realidad de lo cotidiano. Luego, el tiempo irá asimilando esa tentativa para incorporar sus logros al lenguaje común de una comunidad de hablantes en la que lo poético aparece como otro saber y se intercala, a su manera, entre el sentido de las cosas y la conciencia.
Para el poeta José Luis Morante (El Bohodón, Ávila, 1956), consciente de lo atractivo de esta tentación por definir lo que también tiene de indefinible la poesía, señala en su aproximación que la poesía, además, “da fe de los sentidos”, y que “un buen poema refleja el rostro del lector”. Entiende que “el quehacer poético nunca fue una vía de dirección única, sino una yuxtaposición de pasos que contribuye a renovar la tradición”. Son citas propias que nos acercan a esa idea suya sobre la poesía, el poema y la tarea poética.
Ahora que es tarde (La Garúa, 2020) aúna toda la trayectoria poética de Morante en la que refleja su pensamiento en el tiempo, la incandescencia que alumbró sus primeros poemas y aquellos otros que trascendieron en el mapa de su vida. En la antesala del volumen nos encontramos con un prólogo impecable del poeta Antonio Jiménez Millán en el que traza los ejes fundamentales de la obra de Morante y que siguen vigentes en su poética: el sujeto y la otredad, la tradición literaria y la importancia de la metáfora del viaje.
Cuando nos enfrentamos a una antología de un poeta con bastante obra escrita tenemos la oportunidad de ir calibrando su evolución. En el caso de Morante, nos encontramos con ocho libros ya publicados y con la inclusión de once poemas de su libro inédito Nadar en seco. Del poema con el mismo nombre comienza: "El tiempo que no tuve nada en seco. / En él, cada brazada recolecta / el secreto de la profundidad". Para terminar diciendo: "Sacudo el agua ausente. / En los brazos maltrechos / hay jirones de mí". Como se ve nos está hablando de su evolución, de su obra a lo largo del tiempo y de la asunción de todo aquello que fue dejando atrás, pero que va estando presente en todo cuanto escribe.
Son pues treinta años dedicados a la poesía con varios premios en su haber. Ha publicado varios libros de prosa, aforismos, haikus, entrevistas y colaboraciones en diversas publicaciones literarias, ha preparado ediciones críticas de varios poetas de renombre y una antología de Aforismos e ideas líricas de Juan Ramón Jiménez. Después de haber tenido una larga dedicación docente, como profesor de Ciencias Sociales, sigue desarrollando una intensa labor crítica sobre autores contemporáneos, así como una presencia literaria constante a través de su blog Puentes de papel desde donde comparte poemas, reflexiones, lecturas y reseñas, una andadura fecunda que alcanza ya toda una década ininterrumpida.
Hay poetas que se olvidan de la métrica para componer sus versos, otros suelen ser fieles a un determinado tipo de verso que lo utilizan de forma regular o lo combinan con otros, pero siguiendo siempre una norma. José Luis Morante construye la mayoría de sus poemas combinando heptasílabos con endecasílabos y alejandrinos. De este modo se puede considerar un poeta clásico y sujeto a unas reglas métricas que dan a sus poemas una estructura fónica muy marcada, de pulso firme, un proceder en concordancia al tono y ritmo por donde quiere el poeta que transcurra el pálpito de sus poemas.
En su poema Huellas podemos ver aquello del poeta como alquimista del lenguaje, como traductor del mundo a pensamiento, con esa idea de que el verbo se deje transformar e interpelar: "En el aire, mis dedos / exploran cavidades y palabras /.../ la sequedad estéril del silencio /.../ cuando estiro la mano, / toco fondo / y me quedo a vivir en el poema. En Contra viento y marea el poema "perdió en la fuga varias metonimias, / una excelsa metáfora, fragmentos de una elipsis / y dos comparaciones…", y a pesar de ello, confía en la perspicacia del lector para determinar que "el poema respira".
Como ya dijera Pessoa, el poeta es un fingidor, algo que Morante resalta en el poema El otro en tan solo un verso: "siempre está al otro lado del espejo", pero que mejor lo concreta en su poema Heterónomos cuando nos habla del "yo que pienso y otro, el que parezco", el íntimo y el público que todos vemos, el de la melancolía, que trata de poner en pie sus poemas en un folio y el que comparte su vida con los demás, el poeta verdadero que tropieza con el que escapa de su intimidad "a ver sin más el mundo por mis ojos". También se esconde tras una máscara en el poema del mismo título que reposa a la espera en un sillón que "Por su silencio asciende / la falsedad creíble."
Poeta urbano con poemas destacados como Postal nocturna, una estampa en la que se presentan todos los elementos de una ciudad: estanco, farmacia, sirenas y semáforos, anuncios de neón y la vida sórdida de una prostituta que contempla al mundo subida a sus tacones. Nos cuenta algo sobre su formación en Pabellón de usos múltiples con "estudio, biblioteca, / un gimnasio, capilla y varias aulas", un laboratorio que hablaba del mundo de lo exacto y era una puerta al futuro. La literaria con Vocacionales, en el que nos habla de sus profesores sabios y eficientes "que inyectaban con saña / gota a gota, el amor a los libros". Hasta que llegó ella, en el poema Vita nuova, "de una belleza altiva, inapelable, / y nos dio una razón definitiva / para abrazar la causa de los libros / con la ferocidad de una cruzada."
La cultura y sus ecos están también presentes en muchas de sus creaciones. En el poema Homenajes, refiere recuerdos de personajes tales como Penélope, Aldonza Lorenzo, Marta de Nevares, Borges. En Ante una biografía habla de Leonardo, que guarda a la Gioconda y cita un verso de John Keats, o en Vita nuova, poema aludido anteriormente, pone el nombre de la Beatrice de Dante a su profesora, y en Tú serás de mayor hasta se aventura con personajes de los cómics del mundo de su infancia como El Jabato y su amigo Goliath.
Digamos que el título de esta antología expone la travesía en el tiempo de una vida en verso. Ahora que es tarde recoge en una edición formidable todo el ámbito creativo por donde José Luis Morante ha ido cristalizando su obra poética, un balance que bien refleja una biografía llena de indicios efervescentes y verdades decantadas, que al cabo de los años, como confiesa en el poema que cierra su antología con aire crepuscular: "Crece el silencio en mí / la nada vuelve". Pero ya se sabe que el poeta finge y Morante mantiene el pulso del instante, la vitalidad necesaria para no atemperar sus perplejidades y acallar su voz.
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