La
semana pasada mi mujer me encargó unas compras en el Hiper y me
entretuve en el stand de libros hojeando la novela Estaba en el
aire, de Sergio
Vila-Sanjuán. Tenía
tiempo ya que el encargo consistía en reponer un par de desavíos
domésticos, así que me demoré leyendo las primeras páginas del
texto. Lo cierto es que me interesó tanto el libro que lo eché, con
determinación, en el carrito de la compra.
Estaba en el aire
es
una historia de la Barcelona de los 60, anclada en el despegue
económico de la era franquista, donde se cuenta la implicación de
varios personajes alrededor de un programa radiofónico, Rinomicina
le busca, Barcelona llama a España,
que fue un éxito real en nuestro país. Un programa donde se daba
cuenta de búsquedas y reencuentros de personas que desconocían el
paradero de sus seres queridos. (Este programa fue un antecedente de
Quién sabe dónde,
de TVE, presentado por Paco Lobatón entre 1992 y 1998).
Dice
Vila-Sanjuán,
en una de las entrevistas que tuvo recién obtenido el Premio
Nadal
2013
que: “Estaba en el aire
da título a una
doble alusión, porque, por una parte, la novela va de un programa de
radio, y, por otro lado, lo que estaba en el aire es la idea de que
la sociedad española de ese momento se estaba transformando, estaba
haciendo la gran revolución de la prosperidad y de la clase media”.
La
novela no solo explica la vida de sus personajes: Juan Ignacio,
Elena y Tona, sino que también pone voz a todos aquellos que durante
la guerra civil tuvieron que emprender viaje al extranjero para
salvarse de la represión franquista dejando a sus seres queridos. El
programa de innovación publicitaria Rinomicina
le busca serviría para que esa gente, que tuvo que huir, se reencontrara.
La
obra está llena de intrigas urdidas por las voces que están en el
extrarradio de la emisora: empresarios, ejecutivos, clase alta
barcelonesa y también las de los propios protagonistas de Rinomicina
le busca. Es
destacable la verosimilitud de la historia que narra Vila-Sanjuán,
y lo logra gracias a su prosa sin fisuras y con un tono directo y
sincero. Y esta naturalidad permite al lector presenciar con gran
interés cómo evoluciona la vida de los personajes. La dramatización
de los protagonistas de la novela está muy conseguida, como en una
comedia ligera, de forma amena y entretenida, para pasar un buen rato
con su lectura.
Estaba en el aire
es una novela fresca y recomendable, donde el escritor catalán
describe detalladamente los vértices de aquel tiempo con una prosa
efectista. Quizás deja ganas de más páginas, de más
historias, pero el autor lo zanja con el epílogo con el que el
narrador omnisciente cierra la novela y las principales historias
contadas, ciertamente, con poderosa eficacia.
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